me quedé solo contemplando su estirpe...
erguida, observadora, atenta al viento, a los olores...
sabía que estaba allí, me sabía tan ausente como él,
las soledades silenciosas se funden en el viento.
podíamos comunicarnos en el pensamiento,
de vez en cuando cruzábamos las miradas...
me preguntaba qué estarías esperando,
qué avisorabas que yo no veía...
mis ojos no alcanzaban para dimensionar tanta naturaleza,
colores fundidos en tizas de tonos mate.
el cielo profundo derramaba azules sobre nuestros espíritus,
entiendo que le gusta vagar por los laberintos,
entiende que no hay nada como andar descalzo por el polvo,
me sugirió que lo siguiera...
le expresé en mis silencios que los humanos suelen despreciar al guía,
olvidar la mano, obviar el sentimiento...
asintió en el pensamiento...
me respondió: "hay seres con forma humana, pero son almas de brisa...
sus ojos están limpios, sus pies polvorientos, sus manos libres,
esencias sanas que prescinden del tiempo...
aman la vida, no andas a tientas, se dejan llevar apenas por el sentimiento"...
sonreí sin respuestas... cómo decirle que me siento extranjero...
cómo decirle que no pertenezco al hombre...
giró entonces su mirada,
me respondió con un profundo silencio,
no se vio sonido, pero vibró la esperanza,
de acompañarnos en aquellas otras praderas donde no pasa el viento...
donde la luz cobija, donde libras las alas para convertirte en recuerdo.
el dispensador: redención. Noviembre 07, 2009.-
DEDICADO A: las ventanas de Talampaya...
imagen La Gaceta, Tucumán.
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