cuando el cielo está totalmente despejado, te iluminas...
cuando el cielo se cubre de nubes densas, te apagas...
cuando el cielo descarga su bendición suave, observas...
cuando el cielo descarga su furia, te proteges...
cuando el cielo te envuelve con su brisa, caminas...
cuando el cielo te empuja con sus vientos, te aislas...
cuando el cielo te ofrece su calma, te olvidas...
cuando el cielo amanece, te abres a tu tiempo...
cuando el cielo se desvanece, te entregas al sueño...
¿dónde comienza tu sueño y dónde finaliza tu afán?,
ya que el cielo que te cobija es el mismo, siempre...
dependiendo apenas de tu atención.
cada segundo de nuestras vidas es una bendición.
nunca olvides, que el cielo que te vio nacer,
estará allí aún cuando ya hayas partido...
los huecos que dejamos se llenan con energías renovadas
de tiempos aún no cumplidos.
por eso, para que todo esté en equilibrio,
hacen falta tantos espacios como densidades...
reverencia la dinastía de tu sangre,
pero reverencia más aún la dinastía que legó tu tiempo
inscribiéndolo en el árbol de la vida
de las vidas de las almas pasantes.
no manches las páginas de tu historia en el libro de la vida...
ya que todo se ilumina por el mismo cielo.
aquella flor que admiraste a tu paso...
que mereció tu respeto y tu admiración,
guardó el recuerdo de tu mirada apasionada,
lo lanzó al viento para convertirlo en tiempo,
bajo el mismo cielo, ese que no miraste.
el dispensador: sin tiempos. Noviembre 22, 2009.-
DEDICADO A: Santina Cheade, que vino a visitarme...
No hay comentarios:
Publicar un comentario