miércoles, 24 de agosto de 2016

CAMINO DE REGRESO 7


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el dispensador dice: sí, vaya a saber por qué causalidad casual... o vaya a saber por qué casualidad causal, el día que inicié este camino de regreso, en el horizonte hacia el este, frente a mí, había un hermoso arco iris, al que se agregó un segundo esbozado... permaneciendo allí como despidiéndome... donde los supe honrar a modo de señales... y donde me supieron indicar a modo de señales... conservo esa extraña sensación que me anuncia los quiebres y me abre las sendas que conducen a nuevos rumbos... un don que es gracia y una gracia que entiendo y asumo como don... llamale sensibilidad... llamale mística... como sea que se llame lo percibo como mi unión con el cosmos... algo de lo que jamás he podido separarme, y que me ha permitido desentrañar las auras y sus indicadores... que me ha habilitado a ver las entrañas de las almas... y que me ha capacitado para descifrar las segundas intenciones de los espíritus, debiendo reconocer que no siempre he llegado a tiempo para entender lo que se me decía... ya que las deficiencias son muchas y las inocencias mucho mayores aún, siendo que la magia a veces funciona y a veces no, aunque no he logrado saber por qué a veces sí, y por qué a veces no... como sea, fui descubriendo que no todos los arcos iris eran iguales, ni siquiera semejantes ni equivalentes... y que sus intensidades eran signo de portal o de umbrales...

claro está, mis caminos no han sido fáciles, pero no reniego de ello ya que he entendido que en su gran mayoría, los destinos presentan pocas mesetas en relación a muchos relieves, alguno de ellos insuperables, otros inexpugnables, y alguno de ellos relativos a raros fenómenos físicos que podrían calificarse como espejismos... esto es que parecen monumentales y al llegar, ni siquiera existen... quedando en cada quien la incertidumbre de "qué fue aquello?"... pero como no hay que detenerse (eso me enseñaron)... simplemente me he dedicado a seguir andando... ya que los arcos iris nunca se ubican en los costados (laterales) sino que siempre van por delante... siguiendo el mañana necesario... o si quieres el futuro inesperado... porque de hecho, eso sucede con los prismas... son señal de luz... pero como soy un adicto al destino y sus inocencias, siempre sigo los paralelismos del silencio y la paz, porque ambos convergen hacia lo sencillo, que de tanto serlo proveen de claridad para discernir lo simple de todo aquello que el ser humano transforma en un bodoque bochornoso que no resiste análisis alguno... no porque no se pueda abordarlo... sino porque no vale la pena hacerlo, ya que la conclusión no salvará las circunstancias consecuentes...

tanto es así que cuando ví semejante cantidad de arcos iris conectándose con el cosmos, me dije a mi mismo que era un bendecido del momento (luz+tiempo), una ecuación que te habilita a estar justo cuando debías, no antes, no después... viste que hay gente que vive prometiendo y prometiéndose lo que nunca hará o en lo que nunca se involucrará, a veces por miedos, a veces por temor a perder lo conseguido, otras veces por dudas acuciantes... como sea, siempre fui un aventurero de lo desconocido, y nunca tomé consciencia de los peligros de dar el paso al frente que al ser primero, exige un segundo y luego un tercero, y cuando ya los diste, ¿para qué detenerse?... entonces aprendí a seguir andando al precio que sea... ¿total?... el pasado ya está escrito y no puede ser borrado, aún cuando los demonios de los humanos pretendan hacerlo todo el tiempo... el presente está en circulación y amerita el camino del medio que habilita al paso siguiente... y el futuro incierto, no se compra ni se vende... porque a pesar de estar escrito y delineado, es invisible a la soberbia humana... traducido, voy... luego se verá... dudar no tiene caso... temer no tiene caso... elucubrar los vaivenes de lo que aún no sucede, ocupa el tiempo envolviendo el espíritu en atolladeros indescifrables que no merecen siquiera ser razonados...

vi la tromba y vi emerger el arco iris... algún significado tendrá, pensé para mis adentros... ambos se conectan con el espacio en sentidos divergentes pero potencialmente para una misma finalidad... y el rayo me pasó justo por delante sin tocarme, como respetándome... le agradecí... no sé por qué pero le agradecí semejante deferencia... y una vez más me sentí bendecido en mi gracia... pensando que por algo me seguían dejando aquí... ya que si no hubiese motivo... entonces el rayo me hubiese tocado y sería vapor de alma chamuscada, sin atenuantes... dado que nunca me detuve a razonar lo innecesario, tampoco lo hice en esta ocasión, ya que recordé que hay gentes que todo lo cuestionan, y de tanto cuestionar, la vida termina quitándoles todo lo que les concedió... sin darles siquiera una segunda oportunidad... ya que volverían a cuestionarla, tanto a la oportunidad como a quien sea las concedió... allí recordé que había visto gentes con lanzas siempre dispuestas a matar a aquel que los contradiga en sus cinismos... y también recordé que había gentes que hacía de esos cinismos sus propias lanzas a modo de brochette humana que va juntando a cualquiera que se les cruce negándoles sus demandas... y se me vino a la mente la edad de piedra donde el garrote no era sinónimo de conseguir comida sino de obtener lo envidiado, así es que miré de soslayo el umbral de espacio-tiempo por donde iban y venían humanos primitivos vendiéndose como civilizados, y huí por el atajo más largo, en el convencimiento de que nadie va por allí porque ninguno lo asume como "atajo", justamente, por el ser el más extenso de los caminos... y no me equivoqué... ya que los civilizados encararon todos por el atajo que conduce al abismo de sus propios infiernos, y mientras los oía caer, escuchaba sus gritos desgarradores donde insultaban y vociferaban sin cesar, echando culpas a los que caían junto con ellos y por semejantes razones... es raro el humano, me decía a mi mismo mientras seguía caminando hacia el mañana necesario...

miré a lo lejos y ví a Jericó... hice siete vueltas en contra del sentido de las agujas del reloj preguntándome cómo era esto si en aquella época los relojes eran de SOL y/o arena... luego hice otras siete vueltas a favor del sentido de la agujas del reloj, sosteniendo la misma pregunta acerca de los sistemas epicíclicos que según la historia todavía no habían sido inventados... pero a efectos de no perder de vista el objetivo, hice sonar las trompetas de oro observando que nadie estuviese cerca para robármelas, y los muros cayeron... entonces supe que el mundo no debía levantar muros sino puentes... y fui feliz, porque en mi inconsciencia extraterrestre reconocía que la inocencia, una vez más me había salvado... inmediatamente no quise ir ni a Sodoma ni a Gomorra a sabiendas que caería fuego de los cielos... así es que derivando a campo traviesa tomé el camino más largo hacia el futuro imprevisto, comprobando que cualquier abrazo que no sea de "oso", donde las almas no armonizan en un mismo diapasón... sólo revelan oportunismo y son evidencia de potencial traición... y dado que sé reconocer a los demonios sueltos por sus tridentes... ví que los ángeles de negro andaban siguiendo a humanos que habían vendido sus dignidades al mejor postor... luego de pasar por Hiroshima y Nagasaki... me dije, una vez más, que los humanos están peleados con sus propias vidas, y que ello les hace perder de vista el bosque o el árbol... 

tomé altura y ví que los arcos iris superaban a los límites de la atmósfera... y ví unos ángeles de la luz colocando prismas en la estratosfera... lo cual me tranquilizó, ya antes de eso había visto a otros ángeles creando nubes y distribuyendo lluvias y tormentas... y pensé para mis adentros que todo está conectado... incluyendo en ello a todo lo que se cree que no lo está... porque de eso se trata la ignorancia que es socia de la incredulidad y ambas alimentan a la duda...

me detuve justo en la ladera y me ví incluido en el extremo solar del arco iris... a mi alrededor reinaba el silencio y estaba en la más completa soledad... los colores eran intensos y bien definidos... en derredor escuchaba un murmullo de gentes diciéndose que se amaban... observando con espanto que todos se engañaban a todos... así es que permanecí inmóvil dentro del arco iris, sin ser visto... porque todos estaban ocupados mintiéndose los unos a los otros, sin necesidad, pero complacidos de tomar al prójimo por idiota y viceversa... y desde allí comprobé que nadie le creía al otro, y que el otro no era creíble para nadie, y permanecí absorto preguntándome por qué los humanos hacían de lo simple un mamarracho de complejidades inexplicables... pero la tormenta cesó, y los ángeles pasaron recogiendo nubes y arco iris... y al verme solo en la ladera, temí por mi locura... porque los demonios siempre andan buscando a desprevenidos dispuestos a vender sus corduras a cambio de promesas de poder y bienestares... allí recordé que una persona cercana me había hablado de la importancia del sexo anal y de lo buena persona que era quien le habilitaba semejante placer... y descubriendo de quien se trataba, preferí pasar por tonto y guardar la discrecionalidad del silencio, borrando rápidamente dicho recuerdo a efectos de evitar que me afectara la estupidez que me caracteriza... en un mundo mediocre es peligroso sacar la cabeza por sobre el nivel de las aguas...

otro rayo cayó cerca mío, avisándome que la tormenta daba vueltas pero que no se había ido del todo... y nuevamente ví a los ángeles raspando nubes para crear chispas, y detrás de ello cayó granizo como para tener, vender y regalar... y la temperatura descendió tanto que tuve frío... y del cielo cayó un manto que me dio cobijo... y nuevamente fui feliz, porque me sentí elegido dentro de tanta barbarie inútil de las miserias humanas desplegadas para ningún fin, para ningún resultado, para ninguna solución... y me quedé preguntándome para qué tanta hipocresía, a sabiendas que los extraños a un planeta, solemos estar indefensos ante ciertas conductas que parecen contradictorias cuando en realidad no son más que traducciones de las mezquindades propias de las almas vacías...

ya en la llanura... miré la pradera... y el arco iris estaba justo allí, a metros de mí mismo, pero justo en mi dirección y camino... y otra vez fui feliz... una vez más se me había permitido cruzar el umbral... hacia la eternidad de las esperanzas... y entré, sin dudarlo... AGOSTO 24, 2016.-

dedicado a mi cristal de roca... prisma de eternidades concedidas.

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