domingo, 6 de noviembre de 2016

CULTURAS || Foro de Burgos: la cultura, no; las culturas | Cultura | EL PAÍS

Foro de Burgos: la cultura, no; las culturas | Cultura | EL PAÍS

Foro de Burgos: la cultura, no; las culturas

'Identidades, en la frontera' trata los movimientos ciudadanos, las humanidades y el papel de los medios

Caddy Adzuba, en una imagen de 2014.

Caddy Adzuba, en una imagen de 2014. 



Como ya ocurrió hace dos años, el Foro de la Cultura ha convertido la ciudad de Burgos por espacio de tres días (viernes, sábado y domingo) en un semillero de reflexiones, dudas y sugerencias en torno al estado de la sociedad actual –de las sociedades habría que decir- y el vivir y devenir del ser humano en ella. Se habla mucho, se abusa, del concepto cultura y si para algo sirve este foro (articulado esta vez en torno al lema Identidades, en la frontera) es para replantear su sentido y desembocar en una evidencia: mejor culturas que cultura a secas.
¿Conclusiones de estas jornadas? Ninguna en absoluto, y ese es precisamente el valor de esta cita en la que participan filósofos, educadores, científicos, artistas, escritores, cineastas, políticos y gestores culturales. El Foro de la Cultura es tan heterodoxo en sus temas y tan asimétrico en la procedencia y sensibilidad de sus protagonistas que su único valor, y con eso basta, es el del cruce y mezcla de argumentos.
Escuchar en una misma mesa redonda a gente tan variopinta como el artista español Jaume Plensa, la periodista, abogada y activista congoleña Caddy Adzuba –Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2014- y el escritor y cineasta iraquí Hassan Blasim da una perfecta medida de ese cruce de caminos entre realidades situadas a años luz.
Tiene razón Jaume Plensa cuando dice que “la cultura no es lo mismo si vives en un lugar o en otro… nos gusta mucho hablar de ella como algo que une y que no tiene fronteras pero el caso es que al final en este mundo siempre acaba apareciendo una bandera, un pasaporte o una aduana ”. Y se le entiende cuando, una vez finalizado el debate, y ya a punto de ir a cenar, admite haber sentido cierta vergüenza hablando de cultura cuando a su lado se sentaba alguien como Caddy Adzuba.

UNA CITA ÚNICA EN ESPAÑA

BORJA HERMOSO
El Foro de Burgos es una cita única en su género en España. No sirve para resolver cosas, pero sí para echar cimientos en forma de argumentos para ayudar a tratar de resolverlas. Cuenta con la colaboración de importantes instituciones privadas como Caja Burgos o la Obra Social La Caixa y de organismos públicos como el Ayuntamiento de Burgos, la Junta de Castilla y León, la Diputación de Burgos y el Ministerio de Cultura. No estaría mal que entre todos se pusieran de acuerdo para asegurar la continuidad de un volcán de ideas, críticas y replanteamientos de este calibre.
Ella llegó a Burgos, tras un agotador viaje desde el Congo, acompañada de sus guardaespaldas, ya que su activismo contra el asesinato y violación de mujeres y niños en su país la convirtió hace tiempo en blanco de los señores de la guerra. En la conferencia inaugural del Foro, Adzuba relató sin tapujos las atrocidades que los militares y los rebeldes de su país cometieron y cometen contra las mujeres. Luego, en la mesa de debate, apostó por manifestaciones culturales como el cine, la música, la danza y las artes plásticas como verdadero instrumento de acercamiento y superación de conflictos.
“En África”, explicó, “la cultura está por encima de la política, es lo que nos permite ser lo que somos y lo que nos ayuda a trascender nuestros miedos —la guerra, la violencia sexual cotidiana…— y acabar con nuestros estereotipos, mientras los políticos no hacen nada. Cuando bailamos, hacemos teatro y tocamos instrumentos musicales no hay diferencias entre nosotros”. Caddy Adzuba asegura que ese intercambio creativo ha permitido, por ejemplo, normalizar en gran medida las complicadísimas relaciones entre los congoleños y sus vecinos de Ruanda.
Aún más claro fue Hassan Blasim, que se crió bajo el ruido de las bombas de la guerra Irán-Irak y acabó saliendo de su país para instalarse en Finlandia, desde donde denuncia activamente la política de la Unión Europea sobre los refugiados. Blasim denunció, de hecho, cierto ensimismamiento europeo a nivel intelectual: “Europa solo se lee a sí misma. Yo voy a muchos festivales literarios donde nunca invitan a escritores de Afganistán, de Bangladesh o de Burkina Faso, a pesar de que los hay y muy buenos. Leer a autores de esos países o de Irak, o de Turquía, ayudaría por ejemplo a entender mejor fenómenos como el del Estado Islámico, que no es algo que haya surgido como una seta de la noche a la mañana. Pero somos indolentes y vagos y preferimos conformarnos con lo que nos cuentan los políticos y los periodistas”.
El Foro de la Cultura de Burgos ha prestado especial atención a cuestiones como la defensa de las humanidades en el sistema educativo, el papel de los medios de comunicación, la convivencia entre globalización e identidad y las nuevas formas de gobernanza y ciudadanía (con una intensa mesa redonda entre los filósofos Daniel Innerarity, Manuel Cruz y César Rendueles que será tratada más adelante en este diario). Y como ya ocurrió en su primera edición de 2014, el foro ha abierto sus puertas a colectivos y asociaciones locales que, desde fuera del circuito oficial, mantienen una actividad incansable en un intento de hacer culturade forma activa, ciudadana y colectiva. El ciclo Activacciones ha centrado su atención en las iniciativas ciudadanas no profesionales, los dispositivos educativos informales, las nuevas formas de relato escrito o audiovisual y los usos innovadores del espacio público.

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