LA VENGANZA DEL INTELECTO CONTRA EL ARTE
Mala lectura
Carlos Rehermann
D. H. Lawrence reclamaba a los
críticos una capacidad para conmoverse con el arte que contrastaba con una actitud de análisis racional que consideraba inadecuado para la literatura: “Todas las estupideces de la crítica sobre el estilo y la forma, toda esa clasificación y análisis pseudocientíficos de los libros, imitando a la botánica, es pura insolencia y sobre todo, aburrido argot profesional.”
críticos una capacidad para conmoverse con el arte que contrastaba con una actitud de análisis racional que consideraba inadecuado para la literatura: “Todas las estupideces de la crítica sobre el estilo y la forma, toda esa clasificación y análisis pseudocientíficos de los libros, imitando a la botánica, es pura insolencia y sobre todo, aburrido argot profesional.”
Más o menos en la misma época,Virginia Woolf decía que “Tenemos muchos hombres que escriben reseñas, pero no críticos literarios; un millón de competentes e incorruptibles policías, pero ningún juez”.
El ensayo de Woolf “Una habitación propia” introdujo un asunto político en el mundo de la literatura, con una penetración y puntería que no exhibieron muchos denunciantes posteriores apenas atentos a la distribución de gónadas. Algo parecido ocurrió con Raymond Williams, que suele ser presentado como uno de los fundadores de los “Estudios culturales”, quizá porque es más común de lo que se cree que los catedráticos lean sólo títulos de libros y resúmenes de tesis. En realidad, la lectura de Williams es peligrosa para la disciplina que se supone que fundó, uno de los motivos por los cuales no es un autor demasiado frecuentado en las universidades de moda.
Williams público su primer libro en 1950. Se titula Lectura y crítica y es, según declara el autor, un manual para la lectura. Pero su modesta ambición no se corresponde con la profundidad y potencia de sus análisis. Dibuja un panorama de las virtudes y los vicios de la crítica, y suministra ejemplos claros de análisis de textos buenos y malos, incluso de textos periodísticos y publicitarios, en lo que fue un precursor (uno sospecha que la ola estructuralista francesa e italiana que vino a continuación, tan cuidadosa en omitir a Williams en sus bibliografías, sin embargo lo leyó con mucha atención).
El libro termina con una propuesta para un curso de literatura, aplicable tanto a escolares como a universitarios, y si bien podría decirse que peca de nacionalista (se concentra en libros en inglés) eso puede justificarse tanto por la abundancia de buenos libros en esa lengua como por la ambición local de ese primer trabajo. Williams había entendido la naturaleza del problema que había ocupado a sus colegas británicos Lawrence y Woolf, y veía que los grandes críticos que lo antecedieron no disponían de algunas herramientas imprescindibles.
Pero ¿cuál era el problema? Williams lo resume en una expresión clara, de enormes connotaciones: “mala lectura”.
Otros profesores y críticos, siempre dentro de la lengua inglesa, también venían reclamando “mejorar la lectura”. No pocos escritores y académicos publicaron manuales de lectura desde los años posteriores a la segunda guerra mundial. En países con muchas universidades independientes, eran necesarios libros que pudieran servir a los profesores de literatura, un campo universitario en expansión desde principios del siglo XX, y por eso muy demandante de textos técnicos y manuales.
Williams plantea que la alfabetización masiva y el abaratamiento de los libros, la creación de grandes colecciones accesibles de clásicos, y el consiguiente crecimiento del negocio editorial, produjo un desarrollo acelerado del mundo del libro que comenzó a necesitar un número de lectores mucho más amplio del que había, si se mantenía la acepción del verbo leer dentro de los límites tradicionales. La velocidad de la producción de libros y el abaratamiento de todo el proceso de producción y distribución imponían que los extremos del proceso (la escritura y la lectura) dejaran de ser fenómenos de élite. El escritor debía convertirse en un trabajador asalariado como el resto de los explotados, y el lector debía convertirse en un consumidor acrítico como cualquier comprador de productos industriales.
Al convertirse en un negocio millonario, y con la experiencia de la publicidad en diarios y revistas, los críticos comenzaron a convertirse en redactores publicitarios. Las contratapas y las solapas de los libros se llenaron de palabras como “implacable”, “apasionante”, “atrapante”, “inesperado”, “magistral”, adjetivos comunes en el mundo del folletín, promesas de experiencias fuertes e impresiones conmovedoras, sucedáneos imprescindibles de la vida que necesita el empleado modoso para no correr hacia el suicidio.
La lectura crítica requiere un lector dotado de inteligencia, capaz de evaluar el sentido de un texto. Esta clase de lectura, en realidad, fue siempre la única clase deseable y, durante mucho tiempo, la única que se consideraba posible. Esto se debía a que desde la invención de la imprenta y hasta mediados del siglo XIX, los lectores eran escasos, todos ellos recibían una educación formal rígidamente estructurada, de modo que compartían muchos supuestos culturales y tenían en general una plataforma de saberes similar.
El desarrollo de la ingeniería, hija dilecta de la revolución industrial, tuvo una responsabilidad importante en el desarrollo de la alfabetización entre las masas de trabajadores. Así como se necesitaban más ingenieros para hacer puentes y carreteras, máquinas para la industria, el comercio y el hogar, también se necesitaban más obreros que supieran leer.
Que supieran leer manuales, no manifiestos.
Que supieran usar la lectura como instrucción, como secuencia de órdenes. Era imperioso que la lectura dejara de ser crítica. La mala lectura es imprescindible para continuar con la dominación, al mismo tiempo que permite cumplir con ciertos procesos de producción.
Una de las industrias que se aprovechó de la masificación de una educación pobre, limitada a cierta alfabetización e instrucción ideológica suministrada por las escuelas, fue la editorial. Si bien siempre hubo malos libros, el abaratamiento de los costos y la posibilidad de engatusar a los compradores con mayor facilidad que antes hizo posible una clase de producción masiva de bajo riesgo, que requería necesariamente una mala lectura.
Lo que hizo Williams (entre otros) fue leer malos libros con la finalidad de identificar cómo elaboraba la crítica una buena reseña de un mal libro, de modo de poder desentrañar cómo se construye socialmente la mala lectura. Cuando los gobiernos de hoy se alarman, porque el éxito de la política de enseñar a leer mal fue demasiado grande, no se dan cuenta de que continúan reproduciendo el mismo modelo educativo que enseña a leer manuales de instrucciones. Un modelo que rechaza, naturalmente, la lectura crítica, porque incluso los textos que promueve como cuestionadores —cosas como Las venas abiertas de América Latina, por ejemplo, para citar un título que su propio autor ha defenestrado— exigen una mala lectura para poder ser transitados.
La situación es penosa y no tiene solución. La única salida que se avizora, y que se manifiesta, por ejemplo, en elecciones presidenciales que sorprenden a los expertos en la interpretación de la realidad, es reaccionaria y consiste, en términos generales, en un abandono de la inteligencia en favor del garrotazo y la digestión. La interpretación, esa “venganza del intelecto contra el arte”, como dijo Susan Sontag, es la herramienta perversa para la construcción de la mala lectura: enseña a hacer caso omiso de lo que hay, para hurgar obscenamente en busca de lo que debería haber, cosa de no afectar la integridad del orden reinante.
el dispensador dice: la vida te va espantando de a poco... a veces de manera sutil... a veces atropellándote por la espalda... de modo que no te puedes dormir, y aún haciéndolo, debes estar atento en lo que sucede a tu alrededor... entiendo que estamos transitando un medioevo más oscuro que los conocidos... un oscurantismo repleto de cinismos... un medievalismo desbordante de hipocresías, pero antes de eso, una consciencia social llena de segundas intenciones asociadas con las ignorancias propias de la mediocridad, tan incipiente como creciente... un oscurantismo que se devora la realidad instalando verdaderas ficciones insoportables donde la gente se consume al modo de una hoguera universal que les oxida los destinos para luego descartarlos... en todo caso, este oscurantismo del siglo XXI es muchísimo peor que aquel asociado a las miserias humanas de la Europa medieval... mucha pobreza de alma... mucha indigencia de espíritu... donde el hambre es excusa para no hacer... para no participar... para no comprometerse... para no contribuir... para no ayudar... y de paso, disimular haciéndose el boludo (sinónimo de tonto) y aprovechando para mirar hacia el costado, viendo cómo tomar ventaja del desprevenido, o cómo estafar al prójimo concentrado en sus cosas... aprendes que en la vida hay mala yerba... mala semilla... y que los buenos carecen de entidad global ante la maldad de pocos... ¿por qué?, vaya uno a saberlo... allí es donde preguntas, ¿dónde carajo está Dios?... ¿dónde mierda está Dios?... y no encuentras respuesta en ninguna parte, porque en verdad, la única respuesta posible está dentro tuyo y nada más que allí... sucede que en el mundo se ha instalado una guerra de "egos miserables"... gente que se la cree sin ser... sin hacer... depredando todo lo que encuentran a su paso... o lo que es lo mismo, "misereando" a sus semejantes... no sólo ocurre en estas pampas... antes bien es una plaga que se ha instalado en la Tierra, envolviéndola, por eso te digo que estamos transitando una época de "oscuros sin claros", o un oscurantismo pleno... donde la cultura infectada por la política y la ideología miserable, carcome el arte y por ende, también se morfa (come) el genio de las gentes que se van consumiendo entre frustraciones y desesperanzas... y allí gana más aún el lado oscuro y sus demonios tragicómicos, diablos que son impulsados por la mezquindad de espíritus que no encuentran satisfacción en nada y que terminan tomando por asalto la vida de los otros, porque no saben qué hacer con la propia...
el mundo humano está desarrollando pobrezas... marginaciones... indigencias... aislamientos... pero no más que eso... porque la humanidad ha perdido su capacidad de razonamiento crítico y simplemente admite y acepta lo que le imponen las circunstancias de dementes en uso y abuso del poder ausente... parece una contradicción, pero no lo es... el poder ausente es conseconsecuencia de la máquina de impedir propia de estados ausentes que fomentan la caducidad del estado de derecho ciudadano y también, dicho sea de paso, del humano, construyendo un estado que declama leyes de letra muerta, que nadie cumple, que nadie acata, donde el rol terrorista lo ejerce el poder del estado ausente, cada vez más ausente, que compra derechos para luego vender obligaciones, que con el peso van inmovilizando sociedades enteras que sucumben al fracaso permanente que se les alquila desde y por los medios corporativos y sus corporaciones de medios... unos bichos infames que digieren la manipulación del pensamiento, vendiendo problemas a personas que ya no soportan más, y que están atrapadas entre el estrés y la depresión, para luego ser empastilladas de su propio bolsillo... asistiendo a una medicina que jamás te curará y que tampoco te dará el alta, porque necesita de la "caducidad" para hacerte dominado y dominable... allí la cultura se come el arte, y también se come a las gentes, a las personas, a los individuos, que se dejan llevar por el barrabravismo de desprecios y de gente que vive del desprecio y/o por brarrabravismos que imponen la intolerancia contra otros pobres y despojados que se transforman en el pato de la boda para fines cada vez menos santos...
a veces te asusta pensar que el humano anda sembrando malezas, yuyos, malas yerbas a cambio de árboles con los que respira, y como es sabido, a menos oxígeno, a peor calidad del oxígeno, menos capacidad para cerebrar, más incapacidad para metabolizar lo que la realidad impone como desconcierto necesario, menos capacidad para digerir lo que ya te venden digerido, evitando que el pensamiento se expanda buscando una solución a tanta barbarie impuesta desde el poder chiflado... y te preguntas... ¿qué sería de John Lennon ante tanta estupidez humana?... ¿podría sobrevivir a semejante especulación de los agujeros negros?... y la respuesta es no... por eso ya no está de este lado del infierno... su filosofía del triunfo era bien distinta a la del éxito exitista que rige por estas horas, donde los profetas se suceden fabricando tragedias que les permiten vender libros y sapiencias robadas de otros no leídos y ni siquiera seguidos, por ello, nada mejor que las redes sociales para asegurar que todos estén encerrados en una jaula invisible donde bichos intangibles devoran el hígado de los Prometeos sin promesas... ya no quedan Plutarcos ni vidas paralelas... porque este tránsito globalizado se ha convertido en una tragedia Griega donde ni siquiera hay actores, y todos están condenados a ser espectadores de su propia muerte... ¿sirve?, no sirve, pero el ser humano insiste... y el resto de las especies miran desesperadas a un humano que se está fagocitando no sólo a su propio mundo, sino peor, al futuro de ése mismo mundo atrapado en miserias y mezquindades...
la derecha no es derecha así como la izquierda no es izquierda... el neoliberalismo es una excusa para disponer el exterminio de las personas a partir de sus ideas... y curiosamente, el socialismo es socio en la aventura del genocidio en cuotas que estamos transitando hoy mismo... porque ambos necesitan de la destrucción para sentirse grandes ante los desorientados que ya no saben dónde acudir... traducido: la ideología se ha comido a sí misma y todo lo justifica en pos de una tragedia insinuada y de tanto, anunciada... entonces la Tierra se sacude el polvo y mueve suelos y aguas, aires y fuegos, pero el humano acrecienta su soberbia y su cinismo y eleva la apuesta... y miras y
piensas: esto no puede estar sucediendo... ¿dónde mierda fueron a parar los valores de las personas?... ¿qué fue del sentido de la palabra y de las manos estrechadas?... y entiendes por qué hay tanto contrato que nace muerto, justamente para corroer cualquier acuerdo de paz, ya que la guerra y el conflicto son necesarios al modelo en escala global, ya que unos pocos dementes viven de eso, y es lo único que les importa y que los mueve a vivir... esto es, comerse la humanidad a cambio de nada...
el problema quizás reside en que la gente ha ido perdiendo la capacidad de utilizar la mente (coco) para multiplicar, dividir, sumar, restar y hacer logaritmos... ¿te acordás que antes había libros enteros que listaban logaritmos y equivalencias?... ahora todo lo digiere la computadora, y si no sabes álgebra de propio coco, terminas aprendiendo a aceptar lo que defeca una máquina de hacer puré de humanos... y es evidente que la máquina la pifia fiero... el resultado no habilita a demenuzar la fórmula, y mucho menos inspira para conducirte hacia los factores que la componen, entonces el pensamiento se vuelve quieto y de tanto, inmóvil y de tanto, fósil... y hete allí lo que está cursando... entonces me viene a la memoria que puede estar engendrándose un renacentismo... un iluminismo... pero miro a mis lados y veo que la oscuridad crece en todas direcciones anunciando que el SOL está por padecer un apagón... ¿te imaginas la Tierra a oscuras, sin lámparas, sin bombillos, sin internet y sin telefonía?... ¿qué será de la generación que necesite del mundo árabe para aprender a construir matemáticas en serio?... ¿qué será de la generación que necesite del mundo árabe para volver a pensar en las geometrías del espacio?... la numerología es mucho más que un determinante de la vida humana como raza... cuando la numerología desaparece, se lleva el pensamiento humano, dejando zombies incapaces de pensar por ellos mismos...
indudablemente hay malas lecturas... porque no hay lecturas intermedias, ni verticales ni oblicuas, pero tampoco las hay de derecha a izquierda ni de izquierda a derecha... se ha quebrado la doble hélice del ADN del pensamiento humano, y eso es algo muy peligroso, tanto que el poder te asume como idiota útil a sus fines depravados, y ¿sabes qué?, no estoy dispuesto a entregarme ni a entregar la voluntad que me comprende... por consiguiente no estoy dispuesto a ceder ni un ápice de mi dignidad... porque es lo único que me compete para enseñar que uno es uno y que como persona está aquí... respirando... por eso querido amigo, para asegurarte de que lo antedicho no tome entidad de monstruo apocalíptico, es necesario que vuelvas a tí mismo, construyendo tu ser por dentro del espíritu y por fuera del ego, porque finalmente el ego... se come a los humanos vacíos de valores. NOVIEMBRE 25, 2016.-
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