La nave Voyager 1 está llegando al borde del espacio interestelar
Los datos sobre su peculiar entorno cósmico reunidos por la sonda espacial Voyager 1 de la NASA indican que el veterano explorador cósmico ha llegado a una región del espacio donde la intensidad de las partículas cargadas procedentes de fuera de nuestro sistema solar ha aumentado notablemente. Los científicos de la misión Voyager que han estado observando este rápido aumento creen que todo apunta a que la nave está a punto de penetrar en el medio interestelar, donde ningún objeto de fabricación humana ha llegado todavía.
Cuándo exactamente Voyager 1 comenzará a navegar por el escenario de las estrellas, es algo que no se sabe y que resulta difícil de pronosticar, tal como explica Ed Stone, científico del proyecto Voyager en el Instituto Tecnológico de California en Pasadena.
Los datos enviados por la Voyager 1 a la Tierra detallan el número de partículas cargadas medidas por los dos telescopios de altas energías instalados a bordo de la vieja nave, que partió de la Tierra en 1977.
Desde enero de 2009 hasta enero de 2012, ha habido un aumento gradual de alrededor del 25 por ciento en la cantidad de rayos cósmicos galácticos que inciden sobre la Voyager. Más recientemente, Stone y sus colegas han visto un muy rápido incremento en esa parte del espectro de energía. A partir del 7 de mayo, los impactos de rayos cósmicos aumentaron un 5 por ciento en una semana, y un 9 por ciento en un mes.
Desde enero de 2009 hasta enero de 2012, ha habido un aumento gradual de alrededor del 25 por ciento en la cantidad de rayos cósmicos galácticos que inciden sobre la Voyager. Más recientemente, Stone y sus colegas han visto un muy rápido incremento en esa parte del espectro de energía. A partir del 7 de mayo, los impactos de rayos cósmicos aumentaron un 5 por ciento en una semana, y un 9 por ciento en un mes.
La segunda medición importante hecha por los dos telescopios de la nave es la intensidad de las partículas energéticas generadas dentro de la heliosfera, la burbuja de partículas cargadas que el Sol infla alrededor de sí mismo. Aunque ha habido un lento declive en los valores medidos de estas partículas energéticas, no han caído precipitadamente, algo que sí cabe esperar que suceda cuando la Voyager 1 ingrese definitivamente en el espacio interestelar.
Tanto la Voyager 1 como la 2, también lanzada en 1977, todavía gozan de buena salud.
La Voyager 1 es actualmente el objeto de fabricación humana más alejado de la Tierra, hallándose ya a unos 18.000 millones de kilómetros de nuestro mundo. De hecho, está ya mucho más lejos del Sol que cualquier planeta de nuestro sistema solar.
Por su parte, la Voyager 2 está a casi 15.000 millones de kilómetros de la Tierra.
Ambas naves trabajan ahora en la misión interestelar Voyager, una misión agregada a la original tras completarse ésta con éxito, y que ahora puede permitir a la humanidad explorar el medio interestelar cercano a nuestro sistema solar.
Las Voyager fueron construidas por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California, que continúa al frente de sus operaciones de vuelo. El JPL es también una división del Instituto Tecnológico de California (Caltech).
Las dos Voyager fueron preparadas para su hipotético encuentro con una civilización alienígena. Actuando como embajadoras cósmicas de la humanidad, llevan información sobre la especie humana y nuestro mundo, a modo de mensaje de paz. La información fue preparada lo mejor posible para que pueda ser descifrada por hipotéticas formas de vida inteligentes con las que las sondas se encuentren en su largo viaje a través de la galaxia. Ese encuentro, si llegase a ocurrir, sería en un futuro muy distante, puesto que estas dos naves tardarán por lo menos unos 40.000 años en pasar relativamente cerca de otra estrella.
Fuente: noticiasdelaciencia.com
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