Adela Cortina: “La filosofía tiene que mancharse las manos”
La catedrática de Ética de la Universidad de Valencia recibe un homenaje en forma de libro que recoge textos de medio centenar de autores
Madrid
La filósofa Adela Cortina, en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, con un ejemplar del libro con el que ha sido homenajeada. ÁLVARO GARCÍA
La profesora Adela Cortina (Valencia, 1947) es una filósofa que siempre ha defendido que "la ética debe servir para ser justos y felices". Catedrática de esta disciplina en la Universidad de Valencia, esta tarde del martes ha podido comprobar el cariño y reconocimiento de sus colegas en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, de la que es numeraria, con la presentación del libro Ética y filosofía política: Homenaje a Adela Cortina (editorial Tecnos). Este volumen, que empezó a gestarse, sin que ella lo supiera, cuando cumplió 70 años, recoge las contribuciones de medio centenar de autores que han compartido con ella la inquietud por la ética, la filosofía política y la ética aplicada. La obra se abre con una semblanza del profesor Jesús Conill, esposo de Cortina y compañero de obra. Coordinado por Domingo García Marzá, José Félix Lozano Aguilar, Emilio Martínez Navarro y Juan Carlos Siurana Aparisi, los diferentes escritos abordan el concepto de Ética, que Cortina, a lo largo de su trayectoria, ha trasladado a la realidad de los problemas.
Cortina ha celebrado que "de ser las hermanas pobres de la filosofía, hoy, sin embargo, la ética y la filosofía política son el núcleo de la filosofía", gracias a que, "tomando el toro por los cuernos, se han lanzado a conocer otras ciencias, desde la biología a la digitalización". Es lo que, en palabras previas al homenaje, subrayó como la necesidad de que "la filosofía debe mancharse las manos". Autora de obras como Ética mínima (1977), El quehacer ético (1996) o ¿Para qué sirve realmente la ética?, con la que ganó el Premio Nacional de Ensayo en 2014, es directora de la Fundación Étnor (Ética de los negocios y las Organizaciones Empresariales). Cortina es, además, la primera mujer que ingresó en la Academia que la ha homenajeado, fundada en 1857. Una institución en la que solo hay dos mujeres, ella y Araceli Mangas Martín, entre los 41 académicos numerarios.
En un acto presidido por Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, presidente de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, han intervenido Diego Gracia Guillén, Helio Carpintero Capell y Pedro Cerezo Galán. Gracia Guillén dijo que Cortina representa a la generación de la Transición, los que frisaban los 30 años en el comienzo de la democracia y, citándola, señaló que "la masiva aceptación de una moral de medios y fines, la razón instrumental, es un gran mal de España" y que entre "los males crónicos de la sociedad española destacan la falta de tolerancia y la poca capacidad para el diálogo".
Carpintero recordó que Cortina es la creadora del término aporofobia (odio al pobre), reflejado en su libro Aporofobia, el rechazo al pobre (Paidós, 2017), en el que analiza esta actitud en las sociedades europeas y la estadounidense. Mientras Cerezo Galán resaltó que los textos del libro de homenaje "muestran el alto nivel en la investigación de la ética en España".
Cortina, una docente que ha abogado en su trayectoria por que "la educación se base en la razón sentimental" y no en la mera transmisión de conocimientos, destacó, como en otras ocasiones, que "la filosofía tiene que salir de la vida y servir para la vida". La profesora cerró su intervención recordando, en el día en que se cumplían nueve años de su fallecimiento, a Miguel Delibes y su novela La hoja roja, un libro que abunda en el sentimiento del jubilado que es consciente de que está al final de su vida. Cortina ha invitado a no caer en esa melancolía porque, con los desafíos de la actualidad, "desde la tecnología a la situación de la Unión Europea, queda mucho por hacer".
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