ARTE
Comisario viral
Proyectos como 'Inéditos', en La Casa Encendida, aceleran el pulso creativo de una nueva generación de 'curadores' que busca renovar formatos
Clase de 'zumba-padel' impartida por Perla en 'La Pista'. SARA NAVARRO
Hubo un momento, a principios de los años noventa, en que todo el mundo quería ser comisario. La cosa se hizo viral. Veníamos de una década gloriosa después de que el comisariado como profesión naciera en los albores de los años setenta, bajo la estela de un tipo como Harald Szeemann, paradigma del intelectual libre, apasionado y con grandes dosis de seducción, que siempre vio en la sala de los museos un espacio de trabajo y la exposición como un laboratorio. Prueba de ello fue When Attitudes Become Form (1969), una muestra de apenas un mes en la Kunsthalle de Berna que cambió el rumbo de la historia del arte contemporáneo. Tanto es así que las nuevas generaciones siguen mirando ese faro buscando nuevas rutas creativas, como revela la exposición Harald Szeemann. Grandfather: A Pionner Like Us, que estos días se puede ver en el Swiss Institute de Nueva York.
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