La creativa ciudad de Changsha late en el corazón meridional de China
Changsha es la capital de Hunan y se encuentra en el este de esta provincia china. Desde ese lugar, domina el centro meridional del país. La ciudad floreció desde antaño como un destacado baluarte defensivo pero, tras una irreversible renovación en la segunda mitad del siglo XX, Changsha se abre paso en el XXI como una ciudad creativa de las Artes Digitales reconocida por la UNESCO. Un aspecto que ha contribuido a la renovación del paisaje urbano y que ha preservado su patrimonio cultural único. En sus calles adornadas con magnolias, y en las aguas del río Xiang, se siente el latido de esta vanguardista metrópolis.
Con tres milenios de historia a sus espaldas, Changsha es una importante ciudad en el curso medio del río Yangtsé y ocupa un área de nivel de prefectura de 11.819 km2 con una población de 7.910.000 habitantes (est. 2017). Juntamente con las vecinas ciudades de Zhuzhou y Xiangtan integra la megalópolis conocida por sus siglas de Chang-Zhu-Tan, que suman aproximadamente unos 15 millones de habitantes en total, una cifra que supera la población de Bolivia. Se encuentra, con estos datos, entre las primeras conurbaciones de China tanto por población como por desarrollo económico generado.
Su posición en el valle del río Xiang, también conocido como Xiaoxiang, y rodeada por las montañas Luoxiao al este, la cordillera Wuling al oeste, el lago Dongting al norte y los montes Hengshan al sur; le han protegido de invasiones y han garantizado su alto nivel de desarrollo. Su clima se encuadra en el del tipo subtropical monzónico húmedo, la temperetura media del año es de 16.8-17.2 °C, con una baja diferencia térmica entre dichas estaciones meteorológicas. En cualquier caso, aquí los veranos son muy cálidos, lluviosos y mayormente nublados mientras que los inviernos fríos y parcialmente nublados.
La estructura geológica de su territorio es bastante compleja y se debe recordar que el mar llegaba hasta aquí hace 600 millones de años y que se retiró de forma paulatina al tiempo que la lixiviación dio paso a la arena que fue aterrando la antigua presencia acuática. Quizás por ello el nombre de la ciudad, que en chino significa “largo banco de arena”, haga referencia a ese inmemorial pasado. La orografía resultante dio como forma una cuenca de depresión de montaña larga, la llamada cuenca de Changping.
Su historia arraiga desde la lejana dinastía Zhou del Oeste (1046-771 a.C.), en la que devino como una importante villa dentro del reino de Chu (1115-223 a.C.). Más adelante en el tiempo, y con la unificación Qin (221-207 a.C.), se fundó el condado de Changsha que, bajo los Han del Oeste (206 a.C.-25 d.C.) logró el estatus de feudo. Durante el potente reino de Chu, y tras años de disputas bélicas, toda la actual provincia de Hunan le fue integrada a su territorio y se convirtió en un destacado bastión militar. Es por ello que el legado cultural de esta época se nutrió de los diversos pueblos que confluyeron en su área de influencia y su mezcla propició una idiosincrasia única: la cultura Chu a la que se considera como una prolongación de la cultura de la Llanura Central por lo que hace al pensamiento, arte, literatura, educación o, incluso, a los vestidos y adornos.
Fue el célebre poeta Qu Yuan (340-278 a.C.), autor de las célebres Elegías de Chu (楚辞), quien sentó las bases del romanticismo en la literatura china. Su obra, que ha dejado una huella indeleble en la historia, abrió una nueva era en la poesía al situar a la belleza de la lengua y la elegancia del estilo en el centro de sus versos. Además, su patriotismo, realismo, nobles ideales e indomable espíritu crítico hicieron de Qu Yuan una figura representante del conocimiento en China. Exiliado en diversas ocasiones por sus opiniones contrarias al poder imperante, se quitó la vida arrojándose al río Miluo que discurre por el norte de Changsha. Sus habitantes, para impedir que los peces comieran su cuerpo, arrojaron bolas de arroz a sus aguas. Ese hecho ha originado la Fiesta de los Botes de Dragón, que se celebra por toda China en los primeros días de mayo del calendario lunar, y en la que se organizan carreras acuáticas con estas barcazas mientras se comen zongzi, unas bolas de arroz glutinoso con diversos rellenos y envueltas en hojas de caña o de indocalamus. Un evento que fue inscrito hace diez años en la lista de la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Ciudad creativa digital
Pero en Changsha late también un corazón vanguardista que ha hecho de este vetusto territorio un centro de innovación que invierte significativamente en su sector cultural y creativo. Forma parte de la prestigiosa Red de Ciudades Creativas, de la citada organización internacional, que integra un total de 180 urbes de los cinco continentes que proceden de 54 países distintos. La iniciativa, que se lanzó hace ahora 15 años, comprende siete áreas: artesanía y artes populares, artes digitales, cine, diseño, gastronomía, literatura y música. Changsha es una de las 12 ciudades creativas de China, la única en el país de la novedosa disciplina de Artes Digitales, y fue elegida por la UNESCO en noviembre del 2017.
Los datos avalan su inclusión en la lista porque hay más de 12.000 empresas creativas establecidas aquí en las que trabajan aproximadamente 610.000 profesionales. Este sector, que representa la mayor parte de la economía local, genera el 13,1% del empleo y suma unos 36.000 millones de dólares de impacto económico, según estimaciones del año 2016. Como una naturaleza transversal e inclusiva, las artes digitales han contribuido enormemente a la renovación del paisaje urbano al tiempo que han servido asimismo para consolidar la preservación de su patrimonio cultural único. Gracias a ese dinamismo creativo, se han desarrollado una gran cantidad de programas y eventos destinados a fortalecer el tejido cultural y permitir a sus ciudadanos redescubrir su rica historia cultural.
Se realizan, bajo este influjo, actividades culturales como la de los grandes fuegos artificiales digitales, que tienen lugar en la isla de las Naranjas en ocasiones especiales y días festivos. Otro ejemplo elocuente del uso de la tecnología para proteger el patrimonio local es un proyecto de recuperación del tiempo pasado, que se sumerge en la propia historia desde la dinastía Han. Esta iniciativa utiliza tecnología de realidad virtual para recrear las vidas de sus habitantes desde que se levantaron los cimientos de la villa y presenta la historia de la pintura y la caligrafía chinas a través de dispositivos digitales. El gobierno municipal pretende, con estas medidas, fomentar un entorno que aliente a los jóvenes a involucrarse en el sector creativo. Por su parte, el Centro de Desarrollo de Artes Digitales, fundado en septiembre de 2015, multiplica las sinergias entre las áreas creativas e integra plenamente a la cultura, como motor estratégico, en la planificación general para el desarrollo económico y social de la ciudad.
Si hay un barrio en Changsha que concita la popularidad y atrae los focos del cine y la televisión, es el de Malanshan. Situado en la ribera oriental del río Liuyang, al sur del lago Yuehu, su latido está estrechamente vinculado a los medios audiovisuales de la provincia de Hunan, desde que la administración oficial de la radiotelevisión estableció su sede hace un cuarto de siglo, así como de otras emisoras, que también abrieron sus puertas aquí. Lo que esas empresas creativas reportaron a Malanshan cambió completamente la trama urbana del barrio. De los carriles de arcilla, estanques y campos se pasó a un sinfín de restaurantes y hoteles. En la actualidad, pasear y dejarse ver por Malanshan, un lugar tan de moda, es una de las actividades favoritas de mucha gente.
La capital de Hunan también organiza festivales culturales internacionales como el Golden Eagle de televisión, el de música de Juzizhou y el internacional de escultura. La industria cultural, como se aprecia, crece y se amplía cada vez más. Changsha es ahora una de las ciudades culturales y digitales más innovadoras. Y, en el futuro, se pretende transformar a Malanshan en un polo de innovación cultural con una influencia internacional. Se convertirá, de ese modo, en una plataforma que ofrecerá muchos recursos para mentes imaginativas y visionarias.
Apacible ambiente verde
Changsha también es una ciudad para vivir y no solo para emprender. Durante los fines de semana las familias acuden a espacios verdes urbanos y la mayoría escoge el animado y central parque Lieshi. Se trata de uno de los lugares de ocio más grandes de Changsha y cuenta con una torre conmemorativa dedicada a los héroes de la nación. También hay muchas distracciones para la población infantil, como un muro de escalada y coches de choque, que hacen las delicias de los reyes de la casa. Otra opción es la de recorrer la isla de las Naranjas, un bello oasis de esparcimiento del que se dice que es el islote más grande del mundo, en el río Xiaoxiang. De acceso libre y lleno de jardines que conforman bellos paisajes, los más pequeños juegan aquí alegremente y sin preocupaciones. Sus cinco kilómetros de extensión se pueden recorrer alquilando una bicicleta o subiendo a bordo de un económico tranvía turístico.
Con la llegada de la primavera, la floración engalana todos sus parques y encandila a vecinos y visitantes. Los primeros tienen predilección por las magnolias y las flores del ciruelo y del melocotonero. Con ello se convierte en una especie de “ciudad jardín” que ya tiene en marcha su segundo plan de “ciudad verde”, a desarrollar en un trienio, para la preservación y mejora del medio ambiente en su prefectura. Diversos festivales florales, además, se encargan de poner el foco y la atención turística en este sector que recibe decenas de miles de visitantes cada año.
En la orilla occidental del río, la montaña Yuelu se eleva 300 m sobre el nivel del mar y 240 m sobre la ciudad. Los múltiples picos y crestas del parque se extienden por varios kilómetros y engloban tanto lugares de interés histórico como de gran belleza escénica: exuberantes arboledas de arce, catalpa, pinos y castaños alimentados por manantiales de agua durante todo el año. En el camino hacia la cima una persona adulta puede tardar menos de una hora en culminarlo pero, en algunos tramos, el recorrido se complica. Se dispone, para quienes buscan comodidades, de un telesilla para el ascenso y de un agradable trineo para las criaturas.
En el extremo sur de la isla se vislumbra un enorme busto de granito, de 84 m de altura, que representa a un hombre joven. Se trata de la efigie del presidente chino Mao Zedong que nació en Shaoshan, un pueblo a 70 km de Changsha, pero que pasó mucho tiempo aquí durante su juventud. Otras instalaciones que se le dedican al que fue hombre clave en la historia del siglo XX en China, es un poema suyo tallado en la roca y diversas estatuas que conmemoran sus acciones.
Las antiguas murallas de la ciudad, que una vez se extendieron durante 9 km alrededor de la antigua urbe, fueron construidas con tierra apisonada en el siglo III a.C. y reforzadas con piedra durante los años iniciales de la dinastía Ming (1368-1644). Fueron finalmente demolidas en 1928, a excepción de una imponente sección de 251 m de largo. Se puede contemplar de forma gratuita lo que queda de muralla. Paseando por ella se puede visitar el atractivo pabellón Tianxin levantado sobre los mismos muros.
Picante en la mesa
Tras tantas subidas y bajadas, así como algunos paseos a pie, se impone una parada en la mesa. En la cuenca del río Xiaoxiang en la que se encuentra Changsha, que es la más representativa de toda la provincia de Hunan, el latido de su cocina es picante. Se elabora con una gran variedad de ingredientes, sabores y maneras de preparar. Es siempre muy aceitosa y colorida con sabores predominantemente ácidos, tiernos y, por supuesto, fuertes. Se suele preparar hervida a fuego lento, estofada, curada, al vapor o salteada. Los platos más famosos comprenden todo tipo de carnes ahumadas y troceadas. Sus preparaciones en la mesa se caracterizan por tener un aspecto fino y delicado y un sabor picante.
La costumbre es comer pimiento y también el famoso condimento Liuyang de langosta, una salsa hecha con pimienta. Se recomienda no abandonar la ciudad sin probar un plato a base de carne de gorrión, paloma y gallina cocida con hierbas medicinales (san ceng tao ji) o un pato frito en aceite de maní acompañado con condimentos picantes y aceite de sésamo (maren xiangsu ya). También son una buena elección la sopa de hongos servida dentro de la cáscara del huevo (huangu wu danhuang) o un plato a base de pollo salteado con pimienta, pimiento, vinagre y vino Shaoxing (mala ziji). Para abrir boca se tienta al paladar con aperitivos como el tofu de textura crujiente y sabor salado, así como unas bolas de arroz rellenas de carne o azúcar.
Finalmente, y si no se dispone de tanto tiempo como para permitirse una parada en cualquiera de los centenares de restaurantes que adornan la ciudad, se puede tomar algo en la calle Huangxing, una de las más populares, y que brinda muchas alternativas de comida caliente rápida mientras se realizan compras. En esta calle se pueden encontrar los más típicos bocados y algunos de los mejores incluyen tofu apestoso, patas de pulpo y panecillos de maní. Quienes entienden de esto afirman que son los más económicos, sabrosos y auténticos de Changsha, una moderna y enérgica urbe que late sin cesar en el corazón meridional de China.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 55. Volumen IV. Julio de 2019.Leer este reportaje en la edición impresa
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