La tradición de las candelas flotantes del ‘Zhongyuan’
Durante la Fiesta de Zhongyuan en China se acostumbra a depositar sobre el río candelas flotantes de papel que expresan aflicción por los difuntos y que, lentamente, se van alejando por el agua. A esta costumbre se la denomina justamente así, “depositar candelas o velas de loto en el río”. Esta actividad se originó en la India y, desde allí, se difundió al pueblo han y a otras etnias. Hoy en día, esta costumbre está presente en numerosos países del este y sur de Asia.
En China, el decimoquinto día del séptimo mes del calendario lunar se celebra la Fiesta de Zhongyuan o de las Almas. El nombre de la festividad hace alusión a una antigua leyenda según la cual, ese día, se abren las puertas del infierno para que todos los espíritus regresen al mundo de los vivos y se reúnan con sus familiares.
La festividad se celebra de manera diferente según la geografía y las etnias de cada zona de China. Entre ellas, la Fiesta de las Canciones y las Candelas flotantes del distrito de Ziyuan, en la provincia meridional de Guangxi, destaca por su peculiaridad. Conjuga la costumbre de poner velas sobre el agua con las canciones de la etnia zhuang. El festival de Ziyuan posee cada vez una mayor atracción y se incluyó en 2014 en la cuarta lista nacional del patrimonio cultural intangible de China.
El distrito de Ziyuan se encuentra localizado en el área montañosa del nordeste del término municipal de Guilin, limítrofe con la provincia de Hunan. La Fiesta de las Canciones y las Candelas flotantes del distrito de Ziyuan se lleva a cabo con dos o tres días de antelación respecto a la mayoría de lugares de China, normalmente entre el decimosegundo y el decimocuarto día del séptimo mes del calendario lunar.
En tiempos remotos, los antepasados de los actuales pobladores de la etnia miao abandonaron sus primitivos asentamientos huyendo de los conflictos bélicos y se establecieron en el área del río Wupai perteneciente al actual distrito de Ziyuan. Su fecha de llegada a estas tierras coincide aproximadamente con la Fiesta de las Almas, con lo que en este mismo periodo suelen celebrar su propio festival de canciones folklóricas de las montañas, que se prolonga durante tres días y tres noches; es, por tanto, su manera de mostrar a los antepasados su bravura y rendirles tributo perenne, conmemorando los hechos del pasado, pero también con la vista puesta en un futuro ideal. Tal es el origen y la finalidad de este festival del pueblo miao de Ziyuan.
En 1995 el gobierno local del distrito citado decidió fusionar ambos festivales, el tradicional de las velas flotantes y el de las canciones folklóricas, en una única celebración. Así pues, y a mediados del séptimo mes del calendario lunar de ese mismo año, tuvo lugar la primera edición conjunta, que obtuvo una gran aceptación.
Durante los días del festival una decena de agrupaciones de distintos distritos y localidades se congregan allí para participar en la competición de canto. La actividad no tiene lugar en la calle o sobre un escenario; quienes participan tienen que cantar con todas sus fuerzas en la montaña, según las fórmulas tradicionales propias de esta manifestación cultural. El sonido de sus voces se alza por el aire con una fuerza sobrecogedora y, hasta los paseantes más lejanos, se detienen para escuchar atentamente. Llegada la noche se alcanza el clímax de la festividad, con una representación teatral minuciosamente organizada a través de cuyas actuaciones el público puede familiarizarse con las canciones folklóricas, las ofrendas, las leyendas y fábulas, las tradiciones populares y demás aspectos de la cultura y la historia ancestrales. Después se disparan los fuegos artificiales sobre el río, que inflaman el cielo con sus brillantes colores e iluminan los rostros de cada uno de los presentes. Por fin, llega el momento final en el que se depositan las velas en el río. Todos se acercan al puente con sus diferentes tipos de velas y, después de encenderlas, las confían a las aguas.
Miles y miles de candelas fluyen siguiendo el curso del río hacia lugares distantes. Su luz ilumina la superficie de la corriente a lo largo de centenares de metros, y sus aguas cristalinas se llenan de destellos luminosos. Las candelas se hacen cada vez más pequeñas conforme se alejan, en comunión con las luces de neón de las urbes y las estrellas de la noche, el firmamento, el cielo y la tierra se funden en un solo cuerpo, brillante como la Vía Láctea. Las verdes y arboladas montañas, el río que fluye incesante, los cantos que resuenan en el aire y las linternas iluminadas sobre las aguas, dan un brillo sin igual al paisaje estival de Ziyuan.
Oraciones para ser protegidos
Históricamente, las tradiciones de las velas flotantes y los recitales musicales ya se celebraban desde la antigüedad. Para comunicarse con el exterior, los habitantes del área han dependido siempre de las vías fluviales, frecuentadas en ambos sentidos por barcazas comerciales llenas de mercancías. No obstante, y al tratarse de un terreno montañoso y abrupto, las aguas fluyen de manera agitada por cauces estrechos y sinuosos que, a menudo, esconden arrecifes en sus lechos que han causado reiterados accidentes que han costado la vida a numerosas personas. Para conmemorar a los difuntos y ofrecer sacrificios a los espíritus de los fallecidos en el río, sus familiares celebraban cada año en estas fechas ritos espontáneos con el fin de aplacar sus almas. Una vez finalizados, depositaban en el río velas sobre una base de papel como muestra de dolor por sus difuntos y, como modo de expulsar los malos espíritus, evitar las calamidades e implorar por la protección y la paz de los vivos. La ceremonia se fue expandiendo gradualmente hasta convertirse en el tradicional festival celebrado en la actualidad, en el que se depositan al mismo tiempo en el río numerosas luminarias sobre papel. La tipología también ha evolucionado y, además de las clásicas alusivas a las divinidades o con forma de flor de loto o pastel de arroz glutinoso, han ido apareciendo otras referentes a leyendas tradicionales o con formas vegetales o animales, en un constante esfuerzo de innovación tanto de las técnicas de elaboración como de los temas.
Depositar velas sobre papel en el río no es una costumbre que se restrinja solo a la Fiesta de Zhongyuan o para mostrar condolencias por un difunto. En algunos lugares, en las celebraciones de Shangsi y del Doble Siete o Día de los Enamorados, también está presente dicha costumbre. Se realiza como sacrificio al dios del río, como ruego para que se alejen las enfermedades y calamidades o incluso para ayudar a encontrar pareja.
En las regiones costeras de Fujian y Guangdong, desde antiguo la gente se ha sustentado con la pesca. En ocasiones estallaban grandes y peligrosas tormentas, que originaron la tradición de fabricar velas flotantes multicolores que eran empujadas hacia el dios del mar como un ruego de bendición y protección. Su forma se asemeja a la de un pequeño barco, hechas de madera y bambú en su estructura, y con papel de colores para hacer la vela. Las personas creían que posándolas en las aguas seguirían el empuje de la corriente hasta llegar allá donde se encontrase el dios de los mares.
Lamentos por los naufragios
La costumbre de las velas flotantes del distrito de Hequ, en la provincia de Shanxi, mantiene una estrecha relación con los acontecimientos históricos de la famosa “migración en Xikou”. Para que los hombres pudieran traer sustento a casa se veían obligados a irse lejos de sus hogares pero, en la travesía, un sinnúmero de ellos morían al intentar cruzar el río Amarillo. Por ello, se acostumbraba a emplear candelas flotantes bien ensambladas para consagrarlas al trono divino de Dayu. Los monjes recitaban pasajes hasta la caída de la noche rogando por dejar libres sus aguas de vendavales y tormentas en los años venideros. En ese momento, y acompañadas por la música, las luminarias se posaban sobre el curso del río Amarillo.
Similar a esta es la costumbre folklórica de las candelarias flotantes del río Songhua. Su cauce supone un importante canal de transporte para la leña y en él se desempeña un oficio muy especial: el de ganchero. Consiste en transportar troncos de leña por el río: primero se ataba fuertemente la madera entre sí y, a continuación, conforme a los tiempos de crecida del río, estos se conducían flotando sobre su curso. Finalmente, llevados por la fuerza de la corriente, llegaban a otro lugar. El oficio de conducir troncos era sumamente peligroso, ya que mucha gente perdía la vida en las aguas del Songhua. Por ello, sus familiares solían depositar las luces flotantes en las orillas, escribiendo en ellos el nombre y los apellidos de los seres queridos que ya no estaban para expiar sus almas y mostrar así la pena por su ausencia.
También están los casos de Wuzhen de Jiaxing, los Tres Ríos de Guzhen en Hefei, entre muchos otros lugares. Allí, el séptimo día del séptimo mes del calendario lunar, es decir, coincidiendo con la fiesta del Doble Siete, para atraer la presencia de turistas y dar una muestra de cultura tradicional, se llevan a cabo ceremonias con candelas flotantes. A pesar de su reducido tamaño, las luces poseen un gran sentimiento de amistad que, llevadas por el susurro de las aguas, llegan a los más distantes lugares.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 55. Volumen IV. Julio de 2019.Leer este reportaje en la edición impresa
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