domingo, 20 de septiembre de 2020

Thuk Je Che Tibet - Inicio

Para los seres ordinarios, la mente es discursiva. Se mueve hacia objetos y hacia los tres tiempos. Está pensando constantemente sobre una cosa u otra. Y lo hace movida por los cinco venenos: cuando la mente encuentra un objeto que le gusta, genera pensamientos de apego; cuando encuentra un objeto que le disgusta, surgen los pensamientos de aversión y de odio; cuando juzga que algo es incorrecto, se mueve hacia ese objeto con desconcierto; cuando cree que alguien tiene cualidades que no debería tener, se vuelve hacia sí mismo con arrogancia; y cuando la mente ve a cualquier otra persona con cosas que ella no tiene, entonces genera la envidia. De esta forma es como los cinco venenos mueven de forma constante la mente. “Deja que la mente pensante permanezca sin estratagemas”.

Cuando notes que los pensamientos relativos a los cinco venenos están moviendo tu mente, no intentes atrapar nada, no intentes cambiar nada, ni revivas los problemas del pasado esperando que sucedan nuevas cosas, ni anticipes todos los tipos de estados mentales problemáticos que puedes experimentar en el futuro. “No revuelvas el pasado, ni adelantes el futuro”. Sólo deja que la mente se relaje como si todo estuviera bien ‘en este momento’.

No necesitamos prevenir que surjan deseos, ni necesitamos detener los pensamientos de odio o de celos una vez han aparecido. Ni intentamos prevenir nada, ni cambiar nada; simplemente no tomamos ninguno de esos movimientos de la mente como verdaderamente existentes. Esta es la instrucción, pues no podemos impedir que los pensamientos de los cinco venenos surjan por mucho que lo intentemos. Ni podemos hacerlo, ni tenemos que hacerlo. Todo lo que hay que hacer es reconocer que esos pensamientos carecen por completo de ninguna esencia.

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