CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 3© [16]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
En esta circunstancia elijo estar en paz conmigo mismo… en esta circunstancia mi decisión es estar en paz conmigo mismo… en esta circunstancia quiero estar en paz conmigo mismo… la circunstancia es una conjunción de sucesos externos a mi persona… la circunstancia es ajena a mi persona, hasta que me toca, hasta que me alcanza… a veces viaja en soledad y me corresponde sólo a mí participar en ella, de ella… a veces viene acompañada y los participantes de ella, son varios, diversos, distintos, con diferentes visiones de la vida, con diferentes sentimientos, con distintas maneras de sentir y con diferentes iniciativas para abordar un problema, cada persona es un mundo, pero la circunstancia tiene el poder de cambiar el rumbo de los “mundos” de quien sea, a veces sí, a veces no… ante la circunstancia, es necesario verse fuera de ella, es necesario apreciarla desde fuera de ella, es necesario verla desde la distancia, es necesario medir su magnitud, y el tamaño de su impacto en nuestra vida… no es fácil ni simple asumir cada circunstancia, en especial cuando esta nos afecta de alguna forma, de muchas formas, o hasta de refilón… pero la circunstancia que se presenta guarda un motivo y su sola presencia ante nosotros, justifica la participación, ya que aun esquivándola, ya que aun evitándola, ya que aun negándola, regresará por nosotros hasta que entendamos que está destinada a nuestra vida, diseñada para nuestro “destino”, y la ecuación que porta debe ser despejada, al menos analizada, al menos reflexionada, al menos atendida, no necesariamente resuelta, ya que las propuestas traen muchas bifurcaciones, y cada una de ellas representa algo de nosotros mismos, algo que debemos ver, algo que se nos ofrece para aprender “otro algo” para el siguiente paso… la circunstancia golpea la puerta del alma para que descubras qué contiene… qué ofrece… qué aporta… del sí mismo sorprendido y de los otros… qué significan los otros en ella, la circunstancia… qué significamos cada uno de nosotros para los otros incluidos en ella… en definitiva, qué hacemos dentro de ella… todo está escrito, desde la entrada hasta las posibles salidas… la circunstancia puede mostrarse lineal, pero siempre es un laberinto… así es que las salidas siempre dejan una conclusión que deberá madurarse con el tiempo, esto es que, lo que veas a la salida de ella, no será lo que sientas con el tiempo, seguramente irás meditando las instancias, y estas madurarán dentro tuyo, dejándote señales o mensajes… propios de tu persona… también de los otros que hayan participado… siempre es necesario el factor tiempo… porque este modifica el tenor de los sentimientos… y aquello que pareció complejo puede volverse simple, o bien, aquello que pareció simple, puede conducir a pensamientos complejos que den lugar a nuevas circunstancias… como siempre, debe entenderse que se agrega valor, aun en desvalor… lo que te toca siempre conserva un motivo que está por fuera de nuestras personas… parece inherente a nuestra personas, pero no lo es en esencia, simplemente nos atraviesa y se espera ver la reacción, primero, y luego la comprensión de la dimensión, después… la circunstancia viaja por el cosmos y te llega, te alcanza, te toca, te envuelve, te pone a prueba… y del mismo modo pone a prueba a los otros, y de ella sale una conclusión que será distinta según de quien se trate… el entender de uno no tiene nada que ver con el entender del otro, por lo tanto los frutos serán apreciados según el alma de cada quien…
Estar en paz con uno mismo es una forma de vivir, es un forma, un mecanismo, un modo, para enfrentar las circunstancias que impone la vida… estar en paz con uno mismo ayuda a resolver cualquier cosa que pueda suceder, incluyendo en ello, lo peor que pueda considerarse… estar ahí significa algo… estar ahí, en paz, significa algo distinto… sientes que duele, pero sabes que no puedes hacer nada para cambiarlo, mucho menos para evitarlo… sientes que es una enseñanza que te atraviesa queriendo mostrarte algo que está más allá de tu persona, te incluye, sí, pero está por fuera del “sí mismo”, te involucra, sí, pero sucede por fuera de ti mismo… hay un algo superior que te está mostrando algo que, quizás, no puedes entender en una primera instancia, pero que más tarde, madurarás, y más tarde que temprano., digerirás… la circunstancia siempre es una ecuación, tiene muchos más componentes de lo que parecen, tiene muchos más factores de los que se ven, así es que demanda ir de uno en uno, descubriendo qué porta cada cosa… y cada cosa responde a una idea que está por fuera de ti… y cada cosa responde a un motivo que está por fuera de ti… pero aun así, te incluye y debes responder… lo que hagas, revelará quien eres… y esa revelación se impregnará e la esencia… y dicha esencia se impregnará en la eternidad de la cual procedes… así es que no puedes escapar de ella… y aun haciéndolo, la circunstancia regresará a ti hasta ser resuelta… implacablemente… indefectiblemente…
Sucede que hay personas que no tienen paz, y al no hacerlo (no tener paz) enfrentan las circunstancias con temor, don dudas, intentando modificar el sentido de los vientos, pretendiendo ocultar el Sol con las manos, incapaces de reaccionar, incapaces de adaptarse, resistiendo lo que se impone, intentando huir de la circunstancia, a veces apelando a recursos reñidos con la misma realidad, lo cual produce un singular fenómeno, haciendo que la circunstancia imponga su peso sobre el destino… subiendo la apuesta… complicando los paisajes… agregando factores a la ecuación en curso… restando visión al actor principal… restando entendimiento al involucrado… lo cual hace que todo se torne confuso, y de tanto, imposible de discernir… la resistencia hace que la circunstancia acumule energía, y la convierta en algo inmanejable, tanto que puede tomar una envergadura monstruosa, arrolladora, que atropella y desplaza todo lo que toca… desde luego, esta visión es extrema, pero sirve para tomar consciencia que aquello que intentas detener, más temprano que tarde, se transforma en un tsunami… no tener paz es sinónimo de impedir, intentar hacerlo es sinónimo de turbulencia, la turbulencia acumula energías negativas, y estas envuelven a la persona, sumiéndolas en una especie de huracán cósmico… el resultado es que la persona afectada no entiende y sucumbe a la circunstancia…
La paz con uno mismo, resuelve muchas cosas, y facilita que no se pierda de vista el horizonte… después de todo, quien se resiste, no quiere aprender, no quiere entender, no quiere comprender, no quiere discernir, y no hacerlo, significa alejarse de cualquier posibilidad de resolver la ecuación… dicho así, parece sencillo, pero la vida demuestra que no lo es… sí, te indica que cuanto más te resistes, peor es… o sea que la paz contribuye tanto a la capacidad de análisis, como al despeje de la ecuación en curso… podría decirse que con la paz en el alma, no pierdes la capacidad de divisar el horizonte, ya que sabido es, que es necesario ir siempre hacia adelante, avanzar a pesar de… avanzar no significa despegarse de la circunstancia, sino ir hacia ella… encararla… enfrentarla… desentrañarla… y el sólo hecho de hacerlo, implica de alguna forma, superarla… a veces la ecuación debe ser despejada, pero muchas otras veces, se despeja por sí sola… haciendo de los milagros, algo bien real… ser tocado por el milagro es ser alcanzado por una varita mágica que todo lo despeja…
En cualquier decisión, pesan las creencias, aquello a lo que uno se aferra, el espacio donde uno se siente cómodo… las creencias mucho tienen que ver con lo que se trae, con la formación, con la educación, pero indudablemente, pesan la esencia y el karma, porque eso es lo que uno “es”… y el mundo está repleto de gente que avanza a pesar de las circunstancias o junto con ellas, así como está lleno de gente que se bloquea, se asusta, retrocede, y habilita a que la circunstancia se transforme en una tormenta de mayor envergadura de la que traía, haciendo que todo el paisaje se ponga difícil, haciendo que el entorno empeore, siendo que en realidad, lo que se complica el tenor de la propia circunstancia… siendo que la vida es una sucesión de ellas… si resuelves la presente, pasas a la siguiente, y así en sucesión hasta que se consuma el tiempo concedido… cuando ello ocurre, se revisa el “cuaderno” de lo cursado… entonces, apruebas o no… la historia ya está grabada en la eternidad, así es que nada se puede cuestionar, y no es materia opinable, está a la vista de los que dan testimonio, así como está a la vista de los actores que participaron… la conclusión está en el uno mismo… así como la solución está en el sí mismo… sólo es cuestión de entenderlo… una vez más, nadie te juzga… eres tu mismo el que se juzga, y sabe, en definitiva, cuál es el veredicto…
Fin de la Tercera Parte
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