jueves, 29 de abril de 2021

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 4© [2] By Víctor Norberto Cerasale Morteo®

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 4© [2] By Víctor Norberto Cerasale Morteo® La vida es bella… la vida suele ser sencilla… cuando no tienes nada, solo te ocupa el comer, al menos eso recitan algunos ilustrados… cuando no tienes nada, te ocupa el alimento y la vestimenta, al menos eso suelen decir algunos ilustrados… cuando comienzas a tener cosas, comienza la preocupación por mantenerlas, y de ser posible, acrecentarlas, entonces, ya nada vuelve a ser sencillo, porque ya no sólo debes ocuparte del alimento, de la vestimenta, sino que tienes que ocuparte de otras cosas, entre ellas, mantenerte en equilibrio a pesar de los avatares… a medida que las cosas se acumulan, mayor es la inestabilidad, por lo tanto la sensación de vértigo crece de manera proporcional a la necesidad de sostener el equilibrio… luego, haciendo girar los platos sobre una vara, es necesario correr de extremo a extremo para asegurar que los platos sigan girando, que no se desplacen, que se mantengan en su eje… más tarde, alguno (plato) se cae, y a partir de allí, se instala la zozobra… a veces, la zozobra demora en llegar, pero cuando se produce es como si el orden en el universo se quebrase… a veces se entiende… la mayoría de las veces, se buscan culpables… muchas veces los culpables son los más cercanos… otras tantas veces, los culpables aparecen subrepticiamente y puede ser cualquiera que se cruce… sin embargo, a pesar de todo, la vida sigue siendo bella… así como la vida continúa siendo sencilla… cuando andas con lo puesto solo debes preocuparte por ti mismo… dormir es, quizás, el menor de los problemas… pero cada quien lo asume según lo siente, así es que las realidades toman formas que van desde un cubilete (con o sin dados), hasta una tragedia monstruosa que arrasa el alma a modo de tsunami… así es que, algunas vidas, a pesar de ser intrínsecamente bellas, suelen convertirse en cataclismos donde nada conforma, donde todo se ve negro, donde la frustración es moneda corriente, donde no se encuentra la salida, donde la decepción no se remonta, donde las circunstancias hieren, lastiman, atropellan… ¿te ha pasado?, ¿no?, mejor… si te ha pasado, sabes de qué hablo… y lo hago suave para no agrandar las cosas innecesariamente… el lastre ya es suficiente peso, no es necesario agregarle más… Hay algo que el ser humano no aprende… aquel que insulta al otro, en verdad se insulta a sí mismo… su impotencia no tiene control, entonces insulta al tercero, pero dado que dicha conducta es un espejo, se insulta a sí mismo, se denigra a sí mismo… asimismo, aquel que desprecia al otro, en verdad se desprecia a sí mismo… el desprecio que expresa hacia los demás, es el desprecio que él siente de sí mismo, no se soporta ni soporta su vida, por lo tanto se desprecia… insultar y despreciar son conductas que se reflejan en el propio espíritu, por lo tanto, son espejos de lo que contiene el alma de quien las ejerce… no termina allí, lo mismo sucede con el odio… aquel que odia al otro, en verdad se está odiando a sí mismo, no se tolera, no se quiere ni ver, no se aguanta, por lo tanto se odia, y el odio es un estado aberrante del espíritu… y como no puede ser de otra manera, el que maldice al prójimo, se maldice a sí mismo, ya que la maldición es curva y siempre regresa a aquel que la dice, actuando al modo de un boomerang, una vez arrojado, regresa a aquel que lo lanzó… sucede lo propio con quien critica al otro, ya que en realidad se critica a sí mismo, demostrando su complejo de inferioridad para asumir sus propias circunstancias, o bien, su impotencia para encarar sus propias realidades… la crítica es fácil desde cualquier llano o desde cualquier pedestal, pero cae inmediatamente a que te toque usar los zapatos del criticado… tanto es así que, quien miente, lo hace a sí mismo, ya que la mentira en el prójimo tiene escasa duración, pero en el emisor dura para siempre, porque a la segunda mentira, ya no recuerda cual fue la anterior, lo que lo llevará a tener que mentir nuevamente para sortear la circunstancia, donde la sucesión de mentiras lleva a la catástrofe personal de no recordar a quién le dijo que cosa, quedando atrapado en una maraña de inconsistencias que, al repetirse, terminan humillando al mentiroso… hecho que se repite en aquel que acusa, ya que al hacerlo, está dejando en evidencia que se acusa a sí mismo, quizás por las mismas deficiencias que ve en el prójimo… tanto es así, que quien maltrata al otro, se maltrata a sí mismo, porque lo que daña al otro, indefectiblemente vuelve a su fuente… dicho de otra forma, lo que sale del “sí mismo”, regresa al “sí mismo”, sea por la misma vía, o por otra distinta… ¿sabes?, la envidia es curva… y siempre vuelve… ¿sabes?, la soberbia es curva, y regresa como ignorancia… cuando todo se pone en evidencia, el que lo padece es aquel que lo profirió… El universo funciona como una espiral, pero también lo hace como un círculo, y a veces como una circunferencia, sin perder de vista que la vida misma es una rueda, esto es que todo vuelve a su fuente, más temprano que tarde, de hecho, la vida que es bella, además de serlo, como te dije, es una rueda, gira… una vez proferido un engaño, el engaño regresa a su fuente… no pertenece a la víctima… no pertenece a la vida de los otros… no pertenece al exterior… pertenece a la fuente emisora, por lo tanto vuelve a ella, igual o magnificado… dicho de otra manera, lo que se aprecia fuera del sí mismo, se vincula a lo que hay dentro del sí mismo… lo que juzgas, es lo que te juzga… lo que valoras, es lo que te valora… cuando no prestas atención a un paisaje relevante, es porque dicho paisaje no cabe en tu interior… no se encuentra en tu escala de valores… no está en la esencia de lo que contienes, ni tampoco de aquello que te contiene… entonces, es necesario entender que la rueda de la vida no se rompe, nunca… todo aquello que sale de tu persona, regresa a tu persona… en los otros podrá quedar una huella, una herida, un dolor, un recuerdo, una imagen, una memoria, una estampa, algo, pero aquello que emanó de tu espíritu, indefectiblemente regresará a su fuente, entonces la huella se marcará, la herida se profundizará, el dolor se acrecentará, el recuerdo te acosará, la imagen no se te despegará, la memoria será recurrente, y otros algos volverán por ti, dejándote en claro, que aquello que emitiste, quedó registrado en la eternidad… y en la eternidad, nada se borra, todo permanece… lo que llama tu atención, es justamente aquello en lo que se refleja tu espíritu… lo que merece tu atención, es justamente aquello en lo que se refleja tu alma… lo que te demanda desde fuera, es aquello que refleja tu estado de consciencia… al poner la atención en lo que te rodea, lo que te rodea es un reflejo de lo que eres en esencia… dicho de otra forma, tu afuera, es tu adentro… dicho de otra manera, tu esencia es un espejo de lo que ves por fuera… la realidad que te envuelve, es a tu medida… la circunstancia que te alcanza, es a tu medida… para modificar lo que te rodea, lo que te alcanza, es necesario pulir la esencia, a partir de cambiar la calidad y la condición del pensamiento… hacerlo, demanda abordar el sí mismo… hacerlo, demanda abordar el uno mismo… hacerlo, demanda conocerse… hacerlo, requiere de reconocer la fuente que contiene tu esencia… observar el ego para desprenderse de él, no es una tarea fácil… estudiar los apegos para dimensionarlos, no es una tarea fácil… entender la carga del polo negativo que reside en el uno mismo extraviado, no es una tarea fácil… desentrañar la oscuridad en la que se navega la vida, no es una tarea fácil… pero si dicha tarea no se encara desde su momento cero, todo se repite secuencialmente… y el sufrimiento vuelve con entidad aumentada, a efectos que no olvides su importancia en tu esencia… por ello, entender la distorsión de nuestros pensamientos, no es una tarea fácil… cada distorsión es una paradoja, cada paradoja es una regresión, algo que impide avanzar, o peor aún, que impide moverse, lo que se representa en una involución, donde a mayor cantidad de paradojas, mayor cantidad de regresiones… ves el todo, pero no puedes hacer nada para modificarlo… ves el todo, pero eres incapaz de discernirlo… ves el todo, pero dicho todo está reflejando el caos que hay dentro de tu espíritu… un espíritu atrapado en su caos, sólo se ahoga en el sí mismo extraviado… El espíritu es un templo dentro del sí mismo… si no acudes a él con frecuencia, no lo reconoces como tal… si no vas a él con frecuencia, lo desconoces y entonces, entiendes que el templo está fuera de ti, que es de piedra o de concreto, que tiene una cúpula u ojivas, que tiene naves y columnas, y sobre todo, entiendes que debe haber un altar ante el que arrodillarte… cuando eso sucede, te desconoces a ti mismo creyendo o asumiendo que la creación es algo ajeno a tu persona, que tal vez les tocó a los otros, pero no a ti… entonces, el mismo Dios, sea de quien se trate, es algo ajeno, no mora en tu alma, sino que anda por fuera, juzgándote… lo cual describe una realidad improcedente, ya que el templo de tu persona eres tu mismo… ya que el emisario del don concedido en tu gracia, se representa en una pizca de Dios en tu propio sí mismo… pero, al ser ajenos, son distantes… la creación es algo lejano… Dios es algo lejano… lo cual no refleja el concierto de las evidencias… perteneces a la creación de la cual procede tu ser… perteneces a Dios porque de él deviene tu gracia de ser y de ocupar un espacio… da lo mismo si no crees en la creación, y da lo mismo si no crees en Dios, ya que ellos ocupan sus respectivos lugares en la eternidad a pesar de tus creencias, de tus pensamientos, de tus dudas, de tus suposiciones, de tus ideas, y de tus motivos… si no los admites en tu ser, indefectiblemente, son ajenos a tu persona… luego, buscarás templos por fuera de tu alma… luego, buscarás modelos por fuera de tu ser, porque sabes que no eres modelo de ti mismo, entonces no te aceptas, y al no hacerlo, te pierdes… El “ser” crece en la medida de su compasión por el prójimo, lo hace en la medida de su misericordia, lo hace en la medida de su solidaridad, lo hace en la medida de su alegría, y lo hace en la medida de la paz que haya en su espíritu, la paz para entender y aceptar las circunstancias, la paz para encarar la vida y el paso que sigue, la paz para asumir la realidad que se te propone, luego, el saber perdonar es el saber despegarse, despojarse del dolor, de la ofensa, del odio ajenos, para continuar con tu camino… asimismo, cultivar el amor, los afectos, a sabiendas que todo es perecedero, que se concede por un lapso, y que terminado dicho tiempo, solo queda enfrentar aquello que la vida propone… quedando, la luz del recuerdo… quedando impregnado en la luz de la memoria, aquello que se brindó y que agregó valor a un momento, a un instante, para luego regresar a su cauce y seguir con el rumbo determinado… como sea lo veas… como sea lo quieras ver… en tu interior, en tu esencia, está el rumbo que llevas… porque todo se encuentra en tu interior… y depende de lo que hagas por ti mismo y por los demás… eso que haces, regresa a ti… eso que haces, es lo que te suma… eso que haces, es lo que te puede restar… entonces, todo aquello que ates, atado quedará… entonces, todo aquello que desates, desatado quedará… entonces, todo lo que atas, te ata… entonces, todo lo que desatas, te desata y te libera, así de sencillo, así de simple… Cuando tropiezas con una piedra, esa piedra revela quien eres… si la arrojas, revela lo que hay en ti… si la pateas, revela lo que hay en ti… si la escupes, revela lo que hay en ti… si la ignoras, también revela lo que hay en ti… tanto es así que, si la llevas contigo, revela lo que eres en esencia… Hay personas que consumen tus energías… te arrasan… Hay personas que renuevan tus energías… las nutren… La diferencia reside en el aura… aprender a distinguir el aura, es sólo el comienzo del camino hacia la luz del sí mismo…

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