martes, 11 de mayo de 2021

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 4© [13] By Víctor Norberto Cerasale Morteo®

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 4© [13] By Víctor Norberto Cerasale Morteo® Hay cosas que hacen ruido… a veces hay cosas que hacen poco ruido, pero otras veces hay cosas que hacen mucho ruido… el ruido de alguna forma, perturba, molesta, altera, inquieta… hay algunas personas que producen ruido… de diversas maneras su sola presencia produce ruido, así es que perturba el contorno, molesta a los otros, altera el medio ambiente y sus alrededores, inquieta a los prójimos que observan atónitos como la agitación crece generando un desorden inexplicable que trasciende la fuente… todo lo que hace ruido convoca la atención de aquellos que están cerca… una atención curiosa… una atención que una vez que identifica de dónde sale el ruido, comienza a molestarse… de menor a mayor… ya no es la simple atención, es un sonido inconveniente que distrae y provoca una disrupción de los sentidos… a medida que la presencia de la persona que hace ruido, se sostiene en el tiempo, muchos toman distancia, huyen, evitando alteraciones en el concierto magnético del entorno… esos ruidos dañan el alma… esos ruidos dañan el espíritu… esos ruidos dañan los estados de consciencia… pero curiosamente, esos mismos ruidos afectan al aura… las personas que generan ruidos son mucho más perturbadoras que las cosas que hacen ruido… las cosas que hacen ruido lo producen durante lapsos limitados… las personas que hacen ruido lo generan en el lugar donde su presencia se hace notoria… de tan notoria, insoportable… sin embargo, a veces esas personas generan un magnetismo que atrae, y los que llegan hasta ellas, quedan extasiados por el ruido, algo así como hipnotizados… la mayoría permanece… pero algunos que despiertan a tiempo, salen disparados en cuanto toman consciencia del ruido atroz que estas fuentes emiten… no solo distraen, sino que alteran… el ruido no sólo son palabras, hay un ruido que producen los espíritus en confusión… no se puede explicar con palabras… simplemente sucede… ocurre… tiene lugar… el ruido desplaza el aire y genera torbellinos que operan al modo de huracanes minúsculos… todo lo que tocan lo arrasan… no construyen, su sola presencia destruye… luego que se van del lugar, solo quedan escombros… su solo pasaje, arruina los paisajes, ahogando las armonías… después de ellos, todo debe ser reconstruido… desde cero… Más allá de ello, hay cosas que se derrumban en el más absoluto de los silencios… sin que exista indicio alguno de allí, alguna vez, hubo algo con entidad propia… uno podría suponer que los imperios, al caer, no generan estampidas, y podría no equivocarse… incluso, ciertos puentes caen sin hacer ruido, simplemente se desmoronan y lo que unían, queda separado… ocurre con los sentimientos… ocurre con las miradas… ocurre con los vínculos… sucede con los castillos de naipes y sucede con las mareas del poder… a veces, lo que está aquí, simplemente deja de estar… a veces lo que había aquí, deja de ocupar el espacio, dejando un hueco que el tiempo vuelve a llenar con otra cosa… así es como el silencio puede convertirse en un tsunami que avanza sigilosamente sin ser notado… va ganando lugar y devora todo lo que toca… y a medida que lo hace, cambia el todo para el siguiente lapso… un siguiente lapso que puede ser durar un segundo… un minuto… una hora… un año… una generación… o más de una generación… hasta que otro silencio gana el espacio, y modifica el concierto pre existente, hasta una próxima anunciación… nunca se sabe, por eso, es necesario estar siempre atentos… a los ruidos tanto como a los silencios… ya que el silencio puede ser la antesala del peor de los ruidos… o bien los ruidos, pueden serlo del peor de los silencios… detrás de los ruidos, y detrás de los silencios, puede sobrevenir la devastación… la desolación… la frustración… y hasta la decepción… Mientras que el silencio exterior se traduce en la ausencia de ruido… el silencio interior se produce cuando se “silencian” los pensamientos… se acalla la voz que te llama desde dentro… es ahí cuando llega la ensoñación… la relajación… la meditación despojada de tiempos… es ahí cuando el “sí mismo” se encuentra con el “uno mismo” … pero, aunque no lo creas, el silencio interior nunca es absoluto… y del mismo modo, el ruido exterior casi nunca es absoluto… todo depende de las intensidades… en algún momento el ruido se puede soportar, así como en algún momento los silencios son aceptables… sin embargo, hay un punto en el cual todo se vuelve incontrolable, y eso depende de cada alma, de cada espíritu, de cada consciencia… hay estados de consciencia que operan en tres niveles, la atención focalizada en lo que ocurre en el entorno, la red neuronal por defecto que es la que controla los ruidos que impactan en el espíritu y la envergadura de los silencios, la red de alerta que anuncia que una alteración afecta el estatus quo de los ruidos y/o de los silencios… pero hay más… la atención focalizada discrimina los planos contiguos del entorno, separándolo por capas de incidencia… ello contribuye a distribuir los focos de atención… pero hay más… la red neuronal por defecto detecta los ruidos y los clasifica, haciendo lo propio con los silencios… a mayor ruido mayores mecanismos de defensa, por consiguiente, a mayores silencios mayor capacidad para resbalar por el “sí mismo” transitando el “uno mismo”… finalmente, la red de alerta no es una unidad de aviso, sino que despliega capas de alerta según del estímulo que se trate… mucho ruido, demanda mayor atención… mayor silencio demanda mayor concentración… entre medio de ello, hay geometrías inexplicables con profundidades que se extienden desde la superficie hasta lo inexorable… desde luego, la mente es una herramienta del espíritu, así es que en cada ser humano hay variantes que aplican a cada karma así como lo hacen a cada esencia… Las señales auditivas y las visuales compiten entre sí… todo ello sincronizado con la mente… pero una vez más, todo depende de la esencia que se porta y del karma que se arrastra… en algunos prevalecen los ruidos… en otros prevalecen los movimientos… algunas personas oyen los movimientos y otras personas tienen la capacidad de visualizar los ruidos… en dichas personas hay una distinta valoración de la importancia de los ruidos, así como de la importancia de los silencios… La interrupción del ruido provoca una cascada mental… simultáneamente, los silencios producen una cascada mental diferente… ¿en qué lado de la cascada te encuentras?... ¿llaman tu atención los ruidos o lo hacen los silencios?... ¿dónde te sientes más cómodo?... ¿necesitas aturdirte?... ¿necesitas descender al sí mismo despojado?... ¿necesitas ascender al uno mismo ensimismado?... todo hace a las diferencias… las diferencias son las que distinguen a los unos de los otros… el ruido es incompatible con el silencio… los ruidos son incompatibles con los silencios… sin embargo, hay un punto en el cual coinciden… es el momento en el cual decides sumergirte en unos o hacerlo en otros… el cruce es un puente que se desmorona antes o después, en el momento exacto en el que decides estar de un lado o del otro… A mí, humilde mortal, los silencios me dicen mucho más que los ruidos… más aun, no tolero los ruidos… necesito nadar en el mar de mis silencios… ¿qué es lo que te hace nadar?... ¿en qué prefieres sumergirte?... ¿cuál es tu isla para ser náufrago de tu propia historia?... ¿sabes?, no estoy atrapado en mis silencios, simplemente vivo en ellos… mi esencia necesita de ellos para ser quien es… esto es que mi esencia necesita de ellos para seguir siendo quien soy… los silencios son los que me enseñaron a tomar distancia de los ruidos, de la gente que hace ruido, de las cosas que hacen ruido… ¿será por ello, que detecto los movimientos mucho antes que estos se produzcan?... quiero creer que sí… ése soy yo… mucho antes que el castillo de naipes cayese, sabía que eso iba a suceder…

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