sábado, 15 de febrero de 2025

Las pirañas Miguel Sánchez-Ostiz

https://letrascorsarias.com/tienda/narrativa/las-piranas/ Ya sabes tú que cuando aquí nos referimos a un libro piraña nos referimos a esos pequeñitos que muerden y dejan huella. Pero, ¿qué hacer ante un libro que se titula Las pirañas? ¿Una novela que no es piraña sino que es un banco de pirañas, porque pequeñito no es, el río entero lleno de pirañas, sardinas bravas que las llama su autor, un Orinoco desbordado, fuera de sí, una maraña de manglares, de manguanes y de mangurrianes? Pues leerlo, qué vamos a hacer. Las pirañas lo escribió Miguel Sánchez-Ostiz allá por 1992 –aquel año tan mágico– y ahora lo reedita Malas Tierras, una editorial que parece empeñada en rescatar del olvido algunas obras ocultas y de culto de la literatura española. Y este tenía bastante olvido encima. “Buscando, rebuscando un apaño imposible, lo mismo que nuestro hombre, el no encontrarse solo en una ciudad nocturna, solitaria y helada en cuanto levante la niebla, que tal y como va la noche acabará levantando en un pispás, la neblina, la vida incierta, la vida perdida”, dice Perico de Alejandría, leguleyo narrador, sobre nuestro hombre, un ser caído en desgracia, un abogado sin clientes ni ganas de tenerlos, alguien que en algún momento pudo pero no quiso o quiso y no pudo, no se sabe, que pudo codearse y le metieron de codazos, que no supo estar y a medida que lo vamos conociendo es posible que ni siquiera sepa ser. Nuestro hombre deambula de bar en bar, hace la andada. Es como aquellos detectives solitarios de las novelas americanas, con su gabardina y todo, que caminan baqueteados por los dolores físicos y los aparejados al descreimiento pero no cejan en su empeño por encontrar algún culpable de algo. Nuestro hombre alterna, alterna mucho, por encima de sus posibilidades, agrandando el pufo que es su bolsillo y su vida. Sólo parece encontrar al culpable cuando se pone delante del espejo, si es que se pone, que miedo le da verse así, a los cuarenta y pico y hecho unos zorros. La ciudad –indisimuladamente Pamplona– se nos muestra como la emanación física de una historia de violencias: los patriotas de una y otra patria, los carlistones, las aves carroñeras de los suburbios, los listos. Una amalgama de ecosistemas regida por la ley de los depredadores y la cadena trófica de toda la vida. Y desde esa bajísima atalaya que es el mal vivir, nuestro hombre y su narrador siguiéndole los pasos, viajando hacia el celiniana fin de la noche, mirándolo todo con verdadero ascopena porque a algún sitio habrá que mirar menos para adentro. Hay otras vidas posibles, pero no están en esta. Y ese deambular es la crónica de una muerte anunciada, la de aquel período llamado La Transición, en mayúsculas, y sus postrimerías, el pillaje con vestiduras modernas, con un sayo que oculta un cuerpo social momificado, dirigido por quienes supieron cambiar de chaqueta en el momento oportuno, no como nuestro hombre, desplazado, anhelante de algo que no va a encontrar jamás. Una crónica en forma de subibaja, el mismo ritmo que la droga de la época, la farlopa. Hay más droga aquí que en la tirada entera de Canijo. El vivo al bollo y el vivísimo al pollo. Hemos rescatado algunos calificativos de críticas anteriores: “andanada demencial”, “el barroco español más negro”, “salmodia adictiva y venenosa”, “radicalidad moral y literaria”. Sí, estamos de acuerdo. Un monólogo grotesco que tiene de Céline, sí, y también de Valle, Bernhard, Cela o Solana. Meterse ahí es chapotear en un pantano lleno de chafarrinones y de descaro literario y del otro. Quizá sea esa sea una de nuestras aficiones favoritas. Lo que pasa en Corsarias Esta tarde, sin ir más lejos, pasa que vuelve Javier de Isusi con un nuevo cómic, Todas las mañanas. La vida de dos familias de acogida especializada que se abren para incorporar a un niño y una niña heridos psicológicamente por su exposición a la violencia y al abandono. Javier ha partido de esas experiencias para demostrarnos el tremendo poder de las historias bien contadas, con una mezcla de dolor, empatía, humor y delicadeza. Esas historias que quedan siempre fuera del foco mediático porque transcurren en silencio y a cada momento, tejiendo una red de solidaridad. Un guión medido y un dibujo lleno de miradas y matices. Es a las 19:30h y conversa con Seve Acosta. Mañana, sábado, se suspende el encuentro previsto con Lucía Sesma por enfermedad. La programaremos de nuevo en primavera. Del taller infantil del sábado por la mañana no te contamos mucho porque están todas las plazas ocupadas, pero nos encantará recibir a Sara Fernández, que nos invita a mirar el bosque muy de cerca. Hubiera estado bien reunirnos hoy, que al parecer es San Valentín, en torno a Flores y ruina, una antología de relatos sobre el desamor que acaba de publicar la editorial Dos Bigotes. Pero no, lo haremos el martes, día 18, con Luis Bravo, que ha realizado la selección de autores entre los que se encuentran firmas como Layla Martínez, Alba Carballal o Juan Gallego Benot. “Que sus palabras sirvan de consuelo”, dice Luis. Conversa con Alejandro Sánchez Cabrera. El miércoles, más cómic. Marc-Antoine Mathieu acaba de publicar Deep It, el reverso blanco y fulgurante de aquella especie de agujero negro llamada Deep Me, obras que se acercan al thriller metafísico con un lenguaje gráfico como mínimo sorprendente. Pensamiento filosófico y atrevimiento formal, juntos en estas páginas. Le acompaña Domingo Hernández, con Diego Serrano como intérprete. El jueves es Jueves Sociológico, así con mayúsculas, las tardes que pasamos en compañía de la Asociación Profesional de Sociología de Castilla y León (SOCyL). Rubén González es el autor de Piedra contra tijera. Historia del rock español, 1991-2021. Rubén lo define como un bestiario sobre aquellos grupos de rock alternativo que funcionaron desde su nacimiento en los fructíferos noventa hasta la llegada del coronavirus y las músicas urbanas. Historia social y cultural de la que da gusto escuchar. Conversa con Víctor Gago. La semana no acaba ahí. El viernes tendremos a Miguel Bermejo y Miguel Núñez con Raúl Vacas y un libro singular, Todos los colores del negro, y el sábado la esperada presencia de Celia Corral Cañas con su nuevo libro, Cómo suspender literatura. Pero eso, para el próximo viernes. Sucede también que hemos formado parte del jurado del Premio TodosTusLibros, la plataforma que reúne a las librerías independientes españolas. La trilogía La guerra, de Theodor Kallifatides, ha ganado como mejor libro de ficción; El jardín contra el tiempo, de Olivia Laing, el de no-ficción; Ya casi no me acuerdo, de Clara Morales, mejor libro de narrativa breve; El fruto siempre verde, de Manuel Astur, en la categoría de poesía; y Alcaravea, de Irene Reyes-Noguerol, recibe el premio Javier Morote a la obra de un autor o autora revelación. En otros apartado, Calle de la oca, de Ana Garralón y María Pascual de la Torre, gana en libro infantil; No, de Paula Carbonell e Isidro Ferrer, el juvenil; Ava, de Ana Miralles y Emilio Ruiz, ha sido seleccionado como mejor cómic e Impedimenta se lleva el galardón a mejor proyecto editorial del año. Enhorabuena a los premiados. Te dejamos por aquí, como siempre, el creciente apartado de novedades, que se acerca el tiempo de lanzar los lanzamientos, pronto disciplina olímpica. https://letrascorsarias.com/novedades/

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