miércoles, 11 de junio de 2025

ISRAEL GALVÁN ABRIÓ LA BIENAL CON UNA VERSIÓN EN 360º DE "ARENA"

En otro video, lo vi en una plaza de toros, su cuerpo delgado enfrentando a una presencia que no se veía. La multitud lo rodeaba, pero él parecía no percibirla. ¿Era él el toro? ¿Y la gente, el torero? Los primeros poemas de Amarilis nacieron como un homenaje a este bailaor gitano. Los escribí mientras escuchaba su taconeo sobre el piso de madera, ese golpe seco que hacía brotar el polvo por debajo, como si los toros estuvieran allí, agazapados, esperando. Como si ese polvo fuera polen de flores arrasadas por bombas atómicas y guerras, junto con las vidas humanas. «Toda obra renueva una pérdida más fuerte que lo que ella aporta al mundo», escribe Pascal Quignard en El origen de la danza. Escribí así, con esa intensidad. Como si al verlo danzar, viera algo de mí que el espejo no me muestra. Como si pudiera verme nacer. Quise trasladar esa epifanía a los poemas, porque el deseo, aunque haya vivido muchas veces en nosotros, cuando regresa, siempre lo hace como si fuera la primera vez. Con esa fuerza me propuse escribir: como Galván frente al toro de la vida.

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