domingo, 14 de agosto de 2016

EL CIELO DE CADA ESPÍRITU ▲ Nayat (1) >> Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS

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Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb



OBRE LOS AUTORES

Sukina Aali-TalebHija del exilio, Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.
Roberto MajánRoberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.
Bahia Mahmud AwahBahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.
Willy VeletaWilly Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.
Liman BoichaLiman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.
Larosi HaidarLarosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.




Nayat (1)

Por:  05 de agosto de 2016

Avion3
Esta entrada ha sido escrita por Bachir Ahmed Aomar, miembro de la Generación de la Amistad Saharaui y director del programa Sahara desde Canarias en la emisora de radio Guiniguada.
- Papá, ¿los cristianos van al cielo?
Ya había viajado en avión, aunque no entendía como  siendo de hierro pudiese volar. Descubrió que el agua del mar era salada y no comprendía que los barcos pudiesen mantenerse a flote siendo tan pesados.
La respuesta no era sencilla. El padre pensó que la abuela le había advertido de los peligros que conlleva viajar a un país de costumbres diferentes. Seguramente, le habría hablado de la diferencia religiosa.
- No.
No quería entrar en contradicción con la abuela, se guardó mucho de expresar una opinión diferente.
- ¿Por qué ?
Había llegado a la ciudad hacía solo unos días y todo le llamaba la atención. Nunca había salido del desierto y era la primera vez que se encontraba en una sociedad diferente a la suya.
- Comen cerdo, beben vino, no rezan y no tienen miedo a pecar.
Era sábado por la tarde. Se habían sentado en una terraza de las mayores avenidas de la ciudad y él la invitó a probar helado. Disfrutaba mirando a la gente mientras saboreaba el contenido de la gran copa que tenía ante si.
- ¿Solo los musulmanes van al cielo?
No dejaba de preguntar. Miraba con interés la cantidad de personas que paseaban en aquel momento a su alrededor.
- Por supuesto.
El padre solo deseaba que terminara el interrogatorio. Se sentía acorralado.
- ¿Por qué?
Algo bullía en su cabeza. Parecía estar muy interesada en el tema. Quería saber más del nuevo mundo al que había entrado. 
- No comen cerdo, ni beben  vino, rezan cinco veces al día, van a la Meca y solo hacen cosas agradables a los ojos de Dios.
Desde que oyó la respuesta pareció quedar convencida. Se concentró en el helado y siguió mirando a la gente que pasaba frente a la mesa en la que estaba sentada.
Pasaban los minutos y su atención parecía estar en saborear lo que quedaba del helado en aquella copa. Después de convencerla, el padre se relajó. Por fin había terminado el turno de preguntas. Había salido victorioso del atolladero en el que lo había metido. Pensó que tendría oportunidad de dar una explicación diferente en futuras ocasiones. Cuando terminara el helado, la invitaría a ver alguna de las películas que se proyectaban en la ciudad.
- Papá, ¿cómo es posible que de las miles de personas que están ahora en esta calle, solo nosotros iremos al cielo?
Nayat tenía ocho años.

el dispensador dice:
hay un cielo en cada espíritu,
a veces se tiene la llave,
a veces el portal no se abre,
a veces aún habilitándose la entrada,
ella misma se ve negada,
porque la paz que no está en el alma,
no se encuentra como palabra...
cada espíritu que encarna en la Tierra,
desciende de alguna parte,
algunos vienen desde sus paraísos,
y otros plantan infiernos para verse vivos,
finalmente todo depende,
del "por qué y el para qué" hayas venido,
mientras algunos portan inocencias,
otros pecan por desprevenidos,
y aunque no son muchos los malparidos,
siempre aparecen donde menos se los espera,
entre soberbios y engreídos,
pretendiendo vender el pasado,
como si éste hubiese existido,
aquí nadie es propietario,
cuando te la crees... en el cementerio ya has sido acogido...
y allí serás olvidado,
según lo que aparece escrito,
una vez que el tiempo se ha esfumado,
los que quedan guardan sus propios ritos,
y aún cuando creas que te escuchan,
desde el infierno no se oyen los gritos,
sin embargo si has conseguido tu cielo,
regresarás para ser soñado... por aquel que haya sido elegido.
AGOSTO 14, 2016.-

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