FOTOGRAFÍA
La vida o el arte de Ed van der Elsken
Documentó la contracultura a lo largo del siglo XX mientras exploraba su propia identidad. Una retrospectiva nos adentra en la obra de este extraordinario fotógrafo y cineasta
Chica en el metro, Tokio, 1984 ED VAN DER ELSKEN / COLECCIÓN STEDELIJK MUSEUM ÁMSTERDAM
Fue hijo de su tiempo. “Sombrío en los cincuenta, rebelde en los sesenta, emancipado en los setenta, reflexivo en los ochenta”, así describe la historiadora de fotografía Hripsimé Vissser al fotógrafo y cineasta Ed van der Elsken (1925-1990), artista cuya obra escapa a cualquier definición. Un espíritu libre, de cuya ansia por vivir brotó una obra tan espontánea como intensa, tan vital como concisa, tan personal como universal; una obra que arrastra consigo las contradicciones del siglo pasado y por la cual se le reconoce como el fotógrafo holandés más importante de dicho periodo.
El museo Steidelijk de Ámsterdam nos ofrece la oportunidad de recorrer su obra a través de Camera in Love, la retrospectiva más extensa del artista celebrada hasta la fecha. “Sus libros desafían al género, sus exposiciones arrojaron por la ventana todas la convenciones curatoriales, y nunca cesa de sorprendernos con la extraordinaria gama de sus películas”, escribe David Campany en el catálogo, publicado por Prestel, que bajo el mismo nombre acompaña a la muestra. “Cuando creemos que ya tenemos la medida del hombre, otro aspecto llama nuestra atención. Es la aparente infinidad de su obra, tan inseparable de la infinidad incontrolable de su personalidad, la que ahora seduce mundialmente”. La exposición se podrá ver en el Jeu de Paume a partir de junio y llegará a Madrid en enero de 2018, donde se expondrá en la Fundación Mapfre.
Se describía como un cazador. No buscaba nada especial, simplemente aquello que en la realidad circundante le recordaba a él mismo; a las propiedades que se atribuía a sí mismo, a las que fundamentalmente identificaba con la autenticidad y el orgullo. La gente que fotografiaba en la calle, o en sus viajes, era diversa. Gente que “realmente existía”. No precisamente la gente guapa y famosa, sino aquella que "vivía o luchaba por vivir", lo que él llamaba “mi tipo de personas”. “Mi ideal hubiese sido tener una pequeña cámara dentro de mi cabeza con una lente que se extendiera fuera y grabase 'artísticamente', veinticuatro horas al día”, escribía el autor en 1986.
Comenzó haciendo fotos en las calles de Ámsterdam. En 1950 se trasladó a París, donde trabajó en el cuarto oscuro de la agencia Magnum, revelando fotos de Robert Capa y Cartier-Bresson. En 1953 Edward Steichen le seleccionó para participar en la exposición Postwar European Photography y más tarde para The Family of Men. Su obra, como la de Robert Frank y William Klein, surgió de una actitud contestataria. Los tres por separado y sin concesiones, quisieron encontrar una voz propia. Una respuesta a las pautas, predecibles y fáciles de consumir, impuestas por los medios de masas destinadas a acabar con el carácter experimental que desde sus comienzos definió al reportaje.
Así, pronto van der Elsken abandonó Magnum para adentrarse de lleno en la vida bohemia de un grupo de jóvenes de Saint-Germain. Los fotografió en la intimidad de sus apartamentos, en la calle y en sus reuniones en los bares. De ahí surgió la idea, por iniciativa de Steichen, del que fue su primer libro, Love on the Left Bank (1956), donde la ficción se mezcla con la realidad. Cuando Nan Goldin lo vio por primera vez encontró a su verdadero predecesor: “Al igual que Ed, me defino como el amante... En la oportunidad de tocar a alguien con una cámara en vez de físicamente. Esa idea de estar obsesionado con alguien y convertirlo en icónico a través de una fotografía, resonaba en mí en su obra”, escribe la fotógrafa en el catálogo.
Pronto comenzaron sus viajes alrededor del mundo, de los cuales surgiría Sweet Life, considerada en la actualidad como una de sus grandes obras. En total fueron más de veinte libros los que publicó a lo largo de su vida. “La exposición no solo se centra en sus fotografías, sino también en sus películas”, señala Manique Heindricks, comisaria asistente de la muestra. “Se exhibe mucho material inédito de su archivo personal, como contactos, esbozos y correspondencia”.
La muestra también intenta señalar su faceta más comprometida. “Decididamente existía en él un compromiso social, y hemos intentado destacar esta faceta”, señala Heindricks.“Por ejemplo, se exhibe la película Margins of life, sobre la pobreza en Ámsterdam en los sesenta. Así como también la película sobre la demolición del distrito judío de la ciudad“. “Gozo de la vida, no soy complicado y disfruto de todo. Amor, coraje y belleza. Y también: ira, sangre sudor y lágrimas”, decía el autor en una de sus filmaciones.
A pesar del carácter informal, tierno e improvisado de su fotografía, cuidaba tanto la técnica como la puesta en página de sus imágenes. “A través del montaje y la maquetación introducía en sus libros una sensación fílmica y lograba unos ritmos muy dinámicos, así como unas combinaciones muy interesante entre las páginas”, destaca Heindricks. Esto queda muy patente en Jazz, el primero de sus libros diseñado por él mismo, en los que intenta simular el carácter improvisado del jazz haciendo uso, por ejemplo, de largos cortes en instrumentos como la trompeta, alternándolos con pequeños cortes verticales, que se asemejan a las teclas de un piano.
Nunca dejó de autorretratarse, tanto en su obra fílmica como en la fotográfica, Lo hizo hasta el final de su vida, cuando, enfermo de cáncer, se filmó a sí mismo recibiendo tratamiento (Bye, 1990). Fue tan voyeur como exhibicionista. “ Aunque se mantuvo activo y productivo durante cuatro décadas”, escribe Campany, “Van der Elsken nunca tuvo lo que nosotros podríamos llamar una carrera, ni tan siquiera una trayectoria artistica: tuvo una vida”.
Camera in Love. Stedelijk Museum. Ámsterdam. Hasta el 21 de mayo.
Camera in Love. Prestel. 287 páginas. 48 Euros.
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