Volverse loco
'Antes de huracán', de Kiko Amat, es una de las más potentes novelas de los últimos años gracias a la empatía cervantina que todo respira
He tenido la tentación de empezar evocando el último fotograma de una estupenda serie británica, Happy Valley. En él solo se ve a un niño correteando observado por la protagonista, madura, baqueteada, superviviente nata. De golpe se entiende todo sin que pase nada: las historias de crímenes y negocios sucios ha sido una mera tapadera para contar la desolación de un niño nacido en el lugar equivocado y víctima esencial de una conjura de adultos estúpidos (como todos).
Algo semejante cabría decir de esta extraordinaria novela de Kiko Amat. Pero antes de que nadie sospeche que encarrilo la reseña hacia su conquista de la madurez (frente a las presuntas frivolidades jocosas y decibélicas del autor de Cosas que hacen Bum o Rompepistas), subrayo que no está ahí el secreto de su calidad. Para mí el secreto está en elevar la ambición literaria sin traicionar su mundo, y dotar así a esta novela de un nivel de penetración, de emoción y de inteligencia que no estaba en ninguna de las anteriores. Kiko Amat ha escrito una de las más potentes novelas que yo haya leído en los últimos años gracias a la empatía cervantina que todo respira, gracias a la perspicacia con la que se sitúa en una encrucijada pura: volverse loco es lo que hacemos todos en la vida de cada día aunque parezca que el delirio, la estupidez, la irracionalidad quede reservada solo a los ingresados en manicomios.
El control sobre las voces de la novela, la conmoción de muchas de las escenas, la invalidez y el desvalimiento de ese muchacho de 12 años (llamado tan cerca del autor, Curro Abad) conducen al corazón de la desolación y a la resistencia a la desolación. Es más triste que cualquiera de sus otras novelas pero es también más inteligente que todas ellas juntas. Si hubiese de imaginar los ingredientes que la hacen única apelaría a una pluralidad de maestros, sin saber si los ha tenido presentes Kiko Amat. Está el candor conmovido de Marsé y el humor escatológico del loco de Mendoza, está la obstinación meticulosa de John Kennedy Toole, está el humor acre y dulce típicamente cervantino porque crea la risa y exprime la ternura por lo raro, lo desencajado y difícil: lo entiende sin jalearlo, lo censura sin condenarlo. Pertenece esta novela al tronco de la alta literatura, mientras baila entre “varias emociones contradictorias a la vez”.
Antes del huracán. Kiko Amat. Anagrama, 2018 420 páginas. 19,90 euros
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