John Verdon: “Ni Obama terminó con el racismo, ni Trump lo ha creado”
El escritor de novela negra vuelve con 'Arderás en la tormenta', un 'thriller' que recorre los bajos fondos del poder y la arraigada segregación que se vive en Estados Unidos
Madrid
El escritor John Verdon, en un hotel de Madrid. SAMUEL SÁNCHEZ
Con un semblante serio, sereno, con una voz pausada y tan grave que recuerda al mismísimo Johnny Cash, el escritor John Verdon (Nueva York, 1942) se presenta con un estilo informal, alejándose así de los 33 años en los que, ataviado en un traje de chaqueta, vivió como publicista en la vorágine de Manhattan. Ahora, en las montañas de Catskill, el día a día de este bestseller es bien diferente. "Me levanto, saco a las gallinas del corral, corto el césped y cuido de mi huerto", confiesa y aclara que no tiene muy presente si es o no popular. "Solo cuando me llega el cheque de mi editor", comenta entre risas. Verdon vuelve con Arderás en la tormenta (Roca Editorial), un thriller que recorre los bajos fondos del poder y el arraigado racismo que se vive en Estados Unidos.
Cuando el escritor abandonó su anterior ocupación quiso dedicarse a construir muebles y, entretanto, se aficionó a la novela negra. Devoraba las páginas de los libros de Raymond Chandler, Ross McDonald o Reginald Hill, sentía fascinación por la estructura literaria, por el desarrollo trepidante de los hechos, porque la violencia se desarrollara fuera de la pantalla y porque el crimen se viera solo a través de los ojos del detective. Una noche, mientras cenaba con su esposa, se enfrascó en una extensa explicación sobre la estructura de este tipo de novelas hasta que ella le lanzó el reto: "¿Y por qué no escribes una si sabes tan bien cómo funcionan?". Al día siguiente se puso manos a la obra. Tardó dos años en crear al detective Dave Gurney, su personaje principal, y la trama de su primera novela, Sé lo que estás pensando. Ahora, con una saga que ya suma seis títulos, Verdon se posiciona como uno de los autores norteamericanos más vendidos.
En su última novela, el autor se adentra en el racismo intrínseco en la sociedad estadounidense "desde hace más de 300 años". Los hechos parten de unos disturbios en White River por el primer aniversario de la muerte de un motorista negro por el disparo de un policía local. Se han pronunciado discursos incendiarios, han empezado manifestaciones airadas y ha habido casos aislados de incendios y saqueos. En medio de toda esta agitación, un francotirador mata a un agente de policía y la situación se descontrola. Tanto es así, que el fiscal de distrito acude a Gurney para que lleve a cabo una investigación paralela.
"El conflicto racial es un problema actual, pero no nuevo", apunta Verdon y añade que es posible que el ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca haya hecho más evidente esta problemática. "Quizás esto traiga algo bueno, porque ahora todo el mundo se dará cuenta de que el racismo aún no se ha superado. También hay una falsa creencia de que con Barack Obama se terminó. Ni él acabó con el problema, ni Trump lo ha creado", sentencia. Y señala dos alicientes en este sentido: internet y los medios de comunicación. El primero, porque esta plataforma pone en contacto a pequeños grupos que propagan ideas que solo ellos comparten y que no son la verdad. "Engordan sus creencias y fomentan el odio". Los medios, en cambio, lo que hacen es promover las fake news, según señala el autor. "Saben que lo que vende es la violencia, el conflicto y eso es lo que ofrecen. La gente solo consume noticias que reafirman sus prejuicios y los medios se dejan llevar por esto".
Verdon dice sentirse bastante identificado con el personaje protagonista. "Pensamos de manera similar, vemos el mundo de la misma forma, somos más pensadores que sentidores y, sobre todo, nos relacionamos con nuestras esposas de la misma manera", señala con pesar, ya que ambas les reclaman más cercanía, más empatía y más sentimientos. Sin embargo, no comparten el mismo coraje porque, mientras Gurney es un policía retirado que se enfrenta a los crímenes sin titubear, Verdon se describe como una persona angustiada que siempre tiene presente el "y si..." y se imagina lo peor en cada situación. "Al menos esto me sirve para crear las truculentas tramas", bromea.
El autor cuenta que tiene un hijo policía, al que recurre para saber la terminología técnica de oficio y al que dice admirar profundamente porque no se imagina trabajando en la calle ante los peligros a los que se enfrenta diariamente. Sobre todo porque Verdon tiene claro que "la maldad está dentro de la condición humana", como asegura antes de añadir que "la sociedad puede magnificarlo, potenciarlo.. pero solo si estás predispuesto a ello".
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