lunes, 1 de octubre de 2018

Dos Cataluñas (como mínimo) | Babelia | EL PAÍS

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Dos Cataluñas (como mínimo)

Un libro colectivo repasa las claves del procés desde el pujolismo hasta la DUI de hace un año

Dos Cataluñas (como mínimo)

Podría temerse que, por su origen en un curso de verano, las lecciones que componen esta Anatomía del ‘procés’se inclinaran hacia ese ensayismo de urgencia que tanta tradición acumula y tantos estragos produce entre nosotros. Nada más lejos de la realidad. Ya desde lo que puede considerarse primera lección del curso, la mirada de Jordi Amat, con su siempre documentada profundidad de campo, divisa como Fase 0 del procés el corazón del pujolismo: construir Cataluña desde la Generalitat con políticas de nacionalización, proyecto bloqueado cuando se paraliza la evolución del modelo territorial diseñado en 1978. La Fase 1 será el momento en que, abandonada aquella política, se produzca una mutación en el catalanismo, carcomido por un parásito llamado derecho a decidir. Solo entonces, cuando el parásito ha cumplido su obra, se iniciará en septiembre de 2012 la Fase 2, la misma que sirve como punto de arranque a Joaquim Coll para trazar en el primer capítulo una excelente síntesis política de todo el procés.
Y vienen después tantas propuestas y tantas perspectivas desde las que abordar los mismos hechos que el comentarista se siente algo abrumado a la hora de elegir. Es claro que nada habría sido como fue si CiU hubiera alcanzado la mayoría absoluta que su líder daba por descontada en las elecciones de 2012. No solo no la consiguió, sino que retrocedió, con lo que su permanencia al frente del Govern dependió de Esquerra y luego de la CUP, dando así lugar, por un lado, a la progresiva convergencia nacionalpopulista de la que se ocupa Aurora Nacarino-Brabo y, por otra, a la “subasta catalana” analizada por Astrid Barrio, que explica como resultado de la rivalidad y competencia entre partidos la difícil forja de la unidad independentista y su apuesta final por una declaración unilateral de independencia.
Tienen razón, pues no todo fue, en efecto, un fenómeno bottom-up, con multitudes en las calles viviendo esa experiencia de comunidad que provoca un estado de felicidad política, tan inclusiva como exclusiva, apuntado por Arias Maldonado. En el procés, además de masas que viven el nacionalismo como una religión, con sus liturgias, sus símbolos, sus cánticos, desempeñaron un papel fundamental los medios, la propaganda y las redes, que Lluís Bassets, en otro de sus clarividentes trabajos, llama maestros narradores del independentismo, que construyen su hegemonía —mejor, tal vez, dominación— cultural gracias al control de medios de comunicación, de su activismo eficaz en las redes y de una amplia trama de institutos, fundaciones, museos, academias, bien engrasada con dinero público.
Poder, élites, pueblo, fundidos en el común empeño de conducir el procés hasta su destino natural, una concentración de poder político y cultural actuando a pleno rendimiento, inventando cuentos como el del expolio sobre el que vuelve Joan Llorach y sin obstáculos que interfieran en el camino. Dejación de España que aborda Juan Claudio de Ramón, pero dejación también del Gobierno, que considera las sucesivas resoluciones del Parlament como meras declaraciones políticas que no encuentran una respuesta eficaz en el constitucionalismo, como muestran Rafael Arenas y Joaquim ­Coll. Todo eso explica que el procés avanzara como un intento de secesión de hecho, definido jurídicamente por Arana, y del que se ocupa Ignacio Medina en un detallado análisis de su dimensión internacional, desde los factores que contribuyeron a su origen hasta la reacción europea, tan clara como se esperaba y tan tajante como será la de Estados Unidos y otras repúblicas americanas, excepto Venezuela.
La cuestión ahora, tras el fiasco del procés, es que la argamasa de un catalanismo transversal y plural, a la que se refiere Josep Borrell en su epílogo, ha sido dinamitada a conciencia. El catalanismo político que compartieron en el pasado CiU, Esquerra, PSUC y PSC ha sido desplazado por el lenguaje de las dos Cataluñas —de cuya existencia y rasgos da cuenta el análisis sociológico de Pau Marí-Klose— que algunos publicistas ya empiezan a bautizar como la Cataluña catalana y la Cataluña española, un “nosotros” y un “ellos”, cortando todos los lazos hispánicos que Manuel Valls evoca en su prólogo. Dos Cataluñas que reviven la ominosa figura de las dos Españas, un día no tan lejano clausurada por aquella España plural que tanto debió en su origen a políticos e intelectuales catalanes.
Anatomía del procés. Claves de la mayor crisis de la democracia española. Edición a cargo de J. Coll, I. Molina y M. Arias Maldonado. Debate, 2018. 312 páginas. 17,90 euros.

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