IN MEMORIAM OPINIÓN
Javier Muguerza: la fecundidad de la filosofía para la democracia
Su trabajo ha sido decisivo para la transición democrática y para mantener el espíritu de los enemigos impenitentes de totalitarismos
El filósofo Javier Muguerza, en una imagen de archivo. MIGUEL GENER
Conocí a Javier Muguerza a través de su libro La razón sin esperanza, de 1976, un texto que abrió un mundo nuevo para muchos de los que pertenecemos a la Generación de la Democracia, sobre todo para los que habíamos tomado la filosofía por oficio y soñábamos con ejercerla desde las aulas universitarias y en el amplio espacio de la opinión pública. En la estela de José Luis Aranguren, Javier Muguerza elevó al primer rango académico a la filosofía práctica, a la ética, la filosofía política y la social, que eran las parientes pobres de nuestras facultades, en comparación con la metafísica y la teoría del conocimiento. En su entorno fue creciendo lo que el propio Muguerza llamaba una ethische Gemeinschaft, una comunidad ética, extendida por todos los países de habla hispana. Prueba de ello fue la creación de la revista Isegoría y la ambiciosa elaboración de la Enciclopedia Iberoamericana, con la fundada convicción de que Europa para España es problema y solución; Iberoamérica, nuestra patria chica.
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