La Luna pierde 200 toneladas de agua al año por impactos de meteoritos
Los pequeños meteoritos que bombardean constantemente la superficie lunar “desplazan” unas 200 toneladas de agua al espacio sideral, según descubrieron los autores de un artículo publicado en Nature Geoscience. Además, los resultados indicaron que el agua en pequeñas cantidades está presente a una profundidad subterránea menor de 8 cm, y se ha conservado allí desde la historia temprana de la luna.
En la década de 1960, cuando se exploró la Luna utilizando sondas automáticas y expediciones tripuladas, los científicos estaban convencidos de que el satélite natural era un cuerpo absolutamente seco, y que toda el agua que podía existir en él se había evaporado hacía mucho tiempo atrás, de acuerdo con los resultados del estudio de muestras de suelo traídas por las misiones Apollo y las estaciones soviéticas de la serie Luna.
Sin embargo, en la década de 1990, se obtuvieron datos que sacudieron esta visión. En particular, los datos de la sonda Lunar Prospector indicaron signos de la presencia de grandes cantidades de hielo en áreas sombreadas de los polos. Posteriormente, estas observaciones fueron confirmadas por los dispositivos LRO y LCROSS. Los científicos creen que los depósitos de hielo en “trampas frías” podrían haberse formado como resultado de la caída de meteoritos compuestos con minerales hidratados y núcleos cometarios que consisten principalmente de hielo. Al impactar la superficie lunar, las moléculas de agua se liberaron y se “condensaron” en trampas frías, donde permanecieron durante billones de años.
Aunque los científicos lograron construir modelos del ciclo del agua lunar (incluyendo la formación de agua como resultado de la “implantación” de los protones del viento solar y la liberación de agua como resultado de la caída de meteoritos y su transporte a través de la exosfera lunar), algunas preguntas quedaron sin dilucidarse.
Por ejemplo, no estaba claro si la fuente principal de agua provenía de la superficie o de los meteoroides; si los impactos de éstos últimos podían mantener de manera constante una cierta concentración de agua en la exosfera; y si pueden ser la fuente principal de agua en las trampas frías. Por un lado, los datos del Lunar Prospector indicaron que la capa superior del suelo lunar contenía de 180 a 1350 ppm de H2O, lo que inducía un posible origen solar, pero el aparato indio Chandrayan-1 no detectó agua en esas mismas áreas.
Bombas de agua y roca
Ahora, un grupo de científicos liderado por Mehdi Benna del Centro Espacial Goddard de la NASA decidió responder éste interrogatorio analizando la información recopilada por la sonda orbital lunar LADEE (Lunar Atmosphere and Dust Environment Explorer). Durante la misión de ocho meses, el dispositivo investigó la composición de la exosfera lunar utilizando un espectrómetro NMS; logró recopilar datos sobre la cantidad de sustancias volátiles clave, incluidas metano, helio, neón, argón, entre otros. Además, la sonda produjo 743 mediciones del número de moléculas de agua y grupos hidroxilo OH.
El valor promedio detectado fue de 22.8 moléculas por cm³. Sin embargo, los científicos encontraron 214 casos de un agudo exceso de H2O sobre el “fondo”: más de 10 veces. Además, éstas anomalías sucedieron principalmente entre mediados de Noviembre del 2013 y mediados de Enero del 2014, correspondiente con el período de máxima actividad de las famosas lluvias meteóricas (Leónidas, Géminidas y Cuadrántidas) que bombardean tanto a la Luna como a la Tierra.
De esta manera, los cálculos indicaron que la mayor parte del agua fue “generada” por meteoroides que al golpear la superficie lunar penetraron con suficiencia en su corteza, liberando el agua entrampada. Se estima que a una profundidad inferior a 8 cm, la concentración de agua oscila entre 220 a 520 ppm; y en un año, los meteoritos habrían liberado 300 toneladas métricas de agua, de las cuales 200 fueron a parar al espacio.
Esta nueva investigación apoya estudios anteriores que afirmaron la dispersión de agua generalizada y relativamente inmóvil en el satélite natural de la Tierra. Asimismo, científicos informaron que la Luna habría sido transitoriamente habitable hace 4.000 millones de años, cuando el agua era un componente activo y esencial para permitir la presencia de vida tal como la conocemos.
Fuente: elespectador.com
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