Cuadro de Las Trece Casas, hacia 1820, con banderas de Dinamarca, España, Estados Unidos, Suecia, Gran Bretaña y Holanda.
Las Trece Casas Comerciales de Cantón
En 1757 Guangzhou (Cantón) se convirtió en la única ciudad portuaria de toda China con autorización oficial para el comercio exterior, con lo que sus Trece Casas Comerciales fueron asignadas para llevar a cabo dichas gestiones. A partir de allí, Guangzhou comenzó su nueva era gloriosa, que duró un total de 85 años. Una época consistente en monopolizar el mercado de la importación y la exportación, y que a su vez logró un aumento inmediato del prestigio internacional y un alto nivel de prosperidad, convirtiéndose en una de las ciudades más grandes y habitadas del mundo.
Al norte del Parque Cultural de Guangzhou hay una calle que se llama Shísānháng Lù (de las Trece Casas Comerciales o 十三行路) que formaba, junto con otros barrios de los alrededores, una concentración de numerosos locales chinos y extranjeros dedicados al comercio exterior durante la dinastía Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). Con el transcurso del tiempo, el nombre de Shísānháng se fue asentando paulatinamente.
Al ser una ciudad histórica y cultural, Guangzhou cuenta con una dilatada tradición en las relaciones con el mundo exterior y su apertura como puerto emisor de la Ruta Marítima de la Seda se remonta a las dinastías Qin (221-207 a.C.), Han (206 a.C.-220 d.C.), Jin Occidental (265-316) y Jin Oriental (317-420), constituyendo el primer puerto chino importante destinado al comercio exterior que no cesó de tener actividad a lo largo de su historia. Algunos productos originales chinos como la seda, la cerámica y el té se exportaban al resto del mundo desde Guangzhou a cambio de mercancías exóticas como joyas, especias, marfil, cuernos de rinoceronte, etc. La instalación de la Agencia Administrativa de Productos Extranjeros durante la dinastía Tang (618-907) en Guangzhou fue la primera entidad oficial dedicada específicamente al comercio exterior. Durante las dinastías Song (960-1279) y Yuan (1271-1368), Guangzhou mantenía una relación activa con más de 140 países y regiones en el sector de los negocios, aun a pesar de que figuraba en segunda posición en cuanto a la capacidad de su puerto, después de la ciudad de Quanzhou (provincia de Fujian). En un viaje que realizó el sacerdote franciscano italiano Odorico de Pordenone (1265-1331) a Guangzhou procedente de la India, descubrió que esta ciudad china era en aquel entonces tres veces más grande que la famosa Venecia.
Sin embargo, en las dinastías Ming y Qing, el gobierno implantó durante mucho tiempo la política de paralizar cualquier maniobra comercial a través de la navegación marítima, conservando exclusivamente dos vías de comunicación con el mundo exterior: una ruta terrestre que entraba en Pekín pasando por el Asia Central y otra marítima que finalizaba en Guangzhou, propiciando la aparición en esta ciudad septentrional de los agentes intermediarios conocidos como las “Trece Casas Comerciales”, quienes ofrecían todo tipo de servicios a los comerciantes extranjeros durante el reinado del emperador Wangli (1563-1620) de la dinastía Qing. El monarca dudó entre la idea de recaudar fondos mediante el comercio con el extranjero y el miedo a la influencia foránea que producía tal actividad y que podría poner en peligro la estabilidad política del país. De hecho, al final resultó que en 1757 -año 22 del reinado del emperador Qianlong (1711-1799)-, Guangzhou se convirtió en la única ciudad portuaria de toda China con autorización oficial para el comercio exterior, con lo que las Trece Casas Comerciales fueron asignadas para llevar a cabo dichas gestiones. A partir de allí, Guangzhou –más conocida como Cantón entre los comerciantes europeos-, comenzó su nueva era gloriosa, que duró un total de 85 años. Una época consistente en monopolizar el mercado de la importación y la exportación, y que a su vez logró un aumento inmediato del prestigio internacional y un alto nivel de prosperidad, convirtiéndose en una de las ciudades más grandes y habitadas del mundo.
En realidad, las supuestas Trece Casas Comerciales, que se refieren a los establecimientos mercantiles autorizados por el gobierno para hacer negocios con los comerciantes occidentales en Guangzhou, no coinciden exactamente en número con las entidades existentes, sino que la cantidad de ellas podía variar con el paso del tiempo en mayor o menor medida.
En aquellos años los comerciantes que se congregaban en Guangzhou provenían principalmente del Reino Unido, Francia, Dinamarca, Suecia, Holanda, Brasil, Rusia, Portugal, España y diversos países del Sudoeste Asiático. Teniendo en cuenta que el gobierno prohibía cualquier tipo de contacto entre los comerciantes extranjeros, los funcionarios y el pueblo común, a los forasteros solamente se le permitía residir alrededor de la zona de las Trece Casas Comerciales, y cualquier transacción económica o asunto diplomático se tenía que realizar mediante los agentes intermediarios chinos. De esta manera, lo primero que tenían que hacer los comerciantes occidentales nada más llegar los barcos extranjeros era ponerse en contacto con una agencia que hablara su idioma para que les ayudara en la traducción, les introdujera en el mercado local, comprara la mercancía y ofreciera servicios de almacenaje, carga y descarga, alojamiento y asesoramiento legal. Al mismo tiempo, los comerciantes extranjeros verificaban los artículos que les vendía la agencia china, como el té, la seda, la porcelana, etc. Con el paso del tiempo, en la orilla del río de la Perla (situada al oeste de la ciudad) se empezaron a construir edificios dedicados específicamente a albergar a extranjeros y a proporcionarles locales para que pudieran realizar sus negocios. Las fincas, normalmente de tres pisos de altura y con un estilo arquitectónico occidental, se conocían como shāngguǎn (agencias comerciales) entre los extranjeros, mientras que para los habitantes chinos de la dinastía Qing se llamaban yíguǎn (casa de los extranjeros).
Según lo que apuntaba en el año 1832 el misionero evangelista anglo-escocés y traductor de chino de la Compañía Británica de Las Indias Orientales, Robert Morrison (1782-1834), estas agencias estaba distribuidas de este a oeste por este orden: Agencia de Justicia y Paz (Ewohong), Agencia Holandesa, Agencia Inglesa, Agencia Chow Chow (Fungtaehong), Agencia Inglesa Antigua (Bungshanhong), Agencia Sueca (Suyhong), Agencia Imperial (Mayinghong), Agencia Paonshun, Agencia Americana (Kwangyuenhong), Agencia Zhongwo, Agencia Francesa, Agencia Española y Agencia Danesa.
Los cantoneses, inteligentes y trabajadores, aprovecharon esta oportunidad única y excelente que les concedía el emperador para enriquecerse aún más si cabía, justo en un momento en el que el intercambio entre la cultura occidental y la china se intensificaba y se difundía con rapidez. Una descripción pictórica de la situación de esos momentos sería algo así: los barcos extranjeros se esforzaban por salir cargados con mercancías y en la zona de las Trece Casas Comerciales abundaba la riqueza. Los 85 años de historia del monopolio en el sector del comercio exterior supuso para Guangzhou un alto nivel de prosperidad y le situó en el cuarto lugar en el ranking mundial de potencias económicas del año 1850 y en el séptimo en 1875. De entre todas las casas comerciales que se encontraban en este barrio, destacaban las agencias Tongmen, Kwanglei, Ewo e Yisen, establecidas por Pan Zhengcheng, Lu Guangheng, Wu Binjian y Ye Shanglin respectivamente. En un reportaje publicado por el periódico estadounidense The Wall Street Journal se decía que Wu Binjian, no solo era el hombre más rico de China en aquella época, si no que además se situaba en los primeros puestos de los multimillonarios del mundo. Su fortuna alcanzó la impresionante cifra de 26 millones de unidades de plata, que equivalía casi al ingreso recaudado por el Gobierno de la dinastía Qing a lo largo de todo un año. La prosperidad de esta ciudad comercial se podría resumir en el dicho: “Montañas de oro y perlas preciosas que cubrían el mar, almacén del tesoro imperial”. Por último, cabe destacar los pingues beneficios obtenidos a través de los aranceles portuarios y que iban a parar a la Corte en forma de impuestos, los cuales sirvieron también para pagar la indemnización tras las derrotas en las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860).
La zona de las Trece Casas Comerciales también ha servido como punto de encuentro e intercambio entre la cultura china y las extranjeras. Así, los chinos conocieron la medicina occidental, las artes de la pintura al óleo y las tecnologías arquitectónicas y de fabricación de maquinaria, mientras que los extranjeros exportaban productos como la seda, el té, la porcelana, muebles de maderas preciosas, libros y pinturas, entre otros. Los comerciantes de esta zona, aparte de contar con una gran riqueza, introdujeron varias tecnologías avanzadas y nociones científicas como la aplicación de vacunas, y sobre todo mostraron una mentalidad muy abierta en cuanto a las costumbres sociales. De esta manera, tanto la ciudad de Guangzhou como la provincia de Guangdong, con su capacidad de integrar elementos nuevos y formar su propio criterio en el intercambio multicultural y multidisciplinar, se convirtieron en las pioneras a la hora de facilitar la entrada en China de las sociedades modernas en aspectos tales como las nuevas ideologías, la política y la cultura. Eso supuso que esta zona sureña fuera donde se iniciaron las reformas sociales de la China moderna.
El famoso pintor y jesuita italiano Giuseppe Castiglione (1688-1766) y el astrónomo alemán Ignatius Kögler (1680-1746), entre muchos otros, solían congregarse en la zona de las Trece Casas Comerciales antes de entrar en la corte como si se tratara de una estación obligada de transbordo para los extranjeros. Los ingeniosos artesanos de este barrio integraban los elementos artísticos occidentales, tales como la pintura, los cristales esmerilados, el esmalte o los relojes en la artesanía tradicional local para desarrollar de este modo productos con un estilo combinado entre chino y occidental.
Al mismo tiempo, los agentes intermediarios cantoneses también crearon una variedad lingüística de inglés “con estilo cantonés”, prueba de ello es la publicación del libreto Guǐhuà (Palabras del demonio), que funcionaba como cualquier diccionario bilingüe inglés-chino de hoy en día. En esta publicación después de cada palabra inglesa se coloca su transcripción fonética en chino, ejemplos como today recurre a tǔdì (tierra) y men a màn (despacio). Evidentemente, la zona de las Trece Casas Comerciales también se convirtió en un lugar ideal para estudiar chino.
Los exóticos presentes que ofrecían todos los años estas agencias como tributo a la corte imperial en Beijing eran numerosos y preciosos. Objetos como maderas de sándalo rojo, marfil, esmalte, cajitas de rapé, relojes, maquinaria de diversa índole, cristal, joyas, tejidos de lana y mascotas, entre otros, que marcaron su liderazgo en la tendencia de la moda de aquella época, aún se conservan hoy en día en el Museo de la Ciudad Prohibida.
En 1772, el comerciante Pan Zhengcheng realizó por primera vez en China un pago a los ingleses mediante un giro bancario de Londres, un hecho que resultó inimaginable para el resto de los chinos, acostumbrados a comerciar pagando siempre en efectivo. Durante la Guerra del Opio, a fin de potenciar la fuerza marítima china distribuida en la provincia y equiparla con las mejores armas de la época, los comerciantes chinos pagaron de su propio bolsillo barcos norteamericanos, que más tarde se convertirían en los primeros barcos militares chinos. En 1786 Pan Zhengcheng organizó un banquete que duró tres días, uno de los cuales se sirvió únicamente comida inglesa. Por otro lado, hace más de 200 años que ya se vendía comida occidental en Guangzhou, como pan y mantequilla.
En 1827 se estrenó el primer periódico inglés en Guangzhou, llamado Guangzhou Register, siendo también el primero en todo el territorio chino que inspiró a otras publicaciones comerciales en inglés que aparecieron posteriormente, tales como el Chinese Repository, Canton Press, etc. Mientras tanto, existían otros periódicos publicados en chino a cargo de misioneros extranjeros, entre los que destacó el Eastern Western Monthly Magazine, fundado por Morrison, y el News From All Lands, del que se encargó Medhurst a partir del año 1838. Todas estas publicaciones abrieron una ventana que facilitó que Lin Zexu, Wei Yuan y Xu Jishe conocieran el mundo exterior.
Debido al contrabando ilegal de opio en el sur del país estalló en el año 1840 la Primera Guerra del Opio entre Gran Bretaña y China. En mayo de 1841, los habitantes de Sanyuanli, un barrio a las afueras de Guangzhou, se juntaron voluntariamente para luchar contra los invasores ingleses. La firma del Tratado de Nankín en agosto de 1842 obligó a la apertura de cinco puertos chinos al comercio internacional y, de esa manera, se anunció el fin de la historia monopolista de Guangzhou en tal sector. De hecho, hasta 1853 (año 3 del emperador Xianfeng), la mayoría de los negocios de los ingleses se trasladaron a Shanghái. Junto a esto, la cesión de Hong Kong al Reino Unido también debilitó la situación de Guangzhou. Frente a estas dos competencias, situadas al norte y al sur respectivamente, Guangzhou se iba alejando poco a poco del núcleo del comercio internacional, y esto hizo que muchos de los cantoneses emigraran con todos sus ahorros y de manera clandestina a Shanghái o a Hong Kong, ciudades a cuya construcción contribuyeron ellos mismos.
A finales de la dinastía Qing (1644-1911) y principios de la República de China (1912-1949), la ciudad de Guangzhou, y más tarde toda la provincia de Guangdong, se convirtió en el lugar donde se inició la Reforma Política de Wuxu y la Revolución de Xinhai, dirigidas respectivamente por los cantoneses Kang Youwei, Liang Qichao y Sun Zhongshan, más conocido como Sun Yat-sen.
La República Popular China, recién establecida en los años 50 del siglo pasado, mantenía contactos con el mundo exterior únicamente mediante dos vías: Moscú-Pekín -que asumía las funciones políticas-, y Guangzhou-Hong Kong/Macao, cuyo objetivo principal consistía en el intercambio comercial. Su privilegio geográfico al estar cerca de estas dos colonias le otorgó a Guangzhou la posibilidad de crecer en lo que es la ensenada del mar de la China Meridional. En aquellos años, los habitantes de Hong Kong y Macao solían acudir a Guangzhou a comprar productos baratos, tales como batatas, medicamentos, porcelanas, etc. Esta costumbre llamó mucho la atención de Yan Yiyun, político chino de la época.
Como director de la Delegación del Ministerio de Comercio Exterior de China en Guangzhou y presidente de la provincia de Guangdong, Yan Yiyun, planteó al Ministerio, después de lograr el consenso de Tao Zhu, la propuesta de organizar una feria exportadora de artículos chinos, idea que fue aprobada enseguida por el primer ministro, Zhou Enlai. Así pues, la primera feria china de artículos para la exportación, conocida más tarde en todo el mundo como la Feria de Cantón, tuvo lugar en Guangzhou el 15 de abril de 1957. En ella estuvieron presentes 1.223 compradores provenientes de 19 países y regiones, alcanzando el importe de las ventas un total de 17,54 millones de dólares. La solicitud, presentada más tarde por el mismo Yan de celebrar dicha feria anualmente fue ratificada en seguida, y a partir de ese momento China desbloqueó los canales de circulación de mercancías entre Hong Kong, Macao, el Sudeste Asiático y el mundo occidental. De hecho, Guangzhou ha dominado el sector del comercio exterior durante varias décadas gracias a la consolidación y a la fama de la Feria de Cantón.
Este certamen, también conocido como la Feria Primaveral y Otoñal debido a sus dos convocatorias anuales –una en abril y la otra en octubre–, ha celebrado más de cien sesiones de forma continuada a pesar de haber atravesado varias crisis económicas. El período comercial de estas Trece Casas Comerciales solía empezar en mayo o junio, que era cuando entraba en el mercado el té fresco y reinaba en el mar el viento del sudoeste, que empujaba los barcos hasta el puerto de Guangzhou, donde permanecían hasta julio o agosto. Cuando predominaba el viento de levante en septiembre u octubre, los barcos extranjeros aprovechaban este momento para regresar a sus países de origen. De esta manera, la celebración de la Feria de Cantón en esas dos estaciones coincide también con las fechas de la navegación de aquella época.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 12. Volumen III. Mayo de 2012.
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