- 'La casa de los muertos' (1860), de Fiódor Dostoievski
Por qué resulta atroz. Al leerlo, uno se hace una idea bastante precisa de lo que debía suponer una condena a trabajos forzados en la Siberia de mediados del siglo XIX, durante el reinado del zar Nicolás I. Una experiencia extrema que al propio Dostoievski le tocó sufrir entre 1849 y 1855 y que narra aquí sin omitir ningún detalle escabroso, ningún sufrimiento, ninguna humillación, hasta conseguir que sus lectores compartan su angustia moral y su dolor físico.
Por qué resulta un placer leerlo.Porque hay algo catártico en la descripción del sufrimiento y las emociones extremas. Y porque no deja de ser una historia de salvación y redención espiritual a través del dolor, una epopeya del alma que incluso en sus momentos más terribles permite al lector conservar una cierta fe en la capacidad de supervivencia y la bondad fundamental del ser humano. Y porque Dostoyevski es, como decía, Nabokov, “el mejor de los escritores malos”, el más sensacionalista, desaliñado y desmesurado de los genios de la literatura.
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