El origen de la escritura china
El origen de la escritura china se pierde en el tiempo. La disputa en torno a su fecha exacta sigue todavía viva entre los estudiosos y los datos que existen en la actualidad no sirven más que para crear controversia.
Un artículo de Miriam Fernández Ávila y César Rancés
Es notable el interés que despierta en la actualidad el aprendizaje del idioma chino en todo el planeta. Así, cada vez hay más personas que deciden ir a distintas universidades de China a aprender ese idioma milenario. Como sucede con muchos otros elementos de esta antiquísima civilización, también el nacimiento de los caracteres chinos se pierde en el tiempo. La disputa en torno a su fecha exacta sigue todavía viva entre los estudiosos y los datos que existen en la actualidad no sirven más que para crear controversia.
El 2 de enero de 1992 fue descubierto en el poblado de Dinggong (provincia de Shandong) un fragmento de barro cocido con la inscripción de lo que parecen once grafías que podrían ser una forma de protoescritura. Esta aldea se encuentra justamente en la zona en la que se desarrolló la civilización de Longshan de hace más de 4300 años, lo que ha permitido retrasar la fecha del nacimiento de la escritura china en 900 años.
Hasta ese momento, se creía que el primer testimonio histórico estaba constituido exclusivamente por las inscripciones realizadas en las conchas de tortugas y en huesos de animales datados durante la dinastía Shang (1600-1046 a.C.) utilizados con finalidades adivinatorias. Estas inscripciones se consideran la forma más arcaica de la escritura china y ya contaban con cerca de cinco mil caracteres, de los cuales se han descifrado unos mil setecientos y un centenar de ellos es usado todavía hoy en día. Los tres elementos básicos de la escritura china: pictogramas, ideogramas y fonogramas, están presentes ya en la escritura de esa época, mientras que antes no se contemplan como tales.
Las inscripciones más antiguas muestran que la escritura china tuvo un origen pictográfico, es decir, las primeras grafías intentaban ser una representación figurativa de los objetos que designaban, aunque este método era lento y muy limitado, y no servía para expresar todo lo que se pretendía.
A pesar de todo, la invención de la escritura china, casi como la conocemos hoy en día, se atribuye al funcionario Cang Jie, quien se dice que inspirado en las huellas de los pájaros desarrolló un sistema completo de caracteres a petición del legendario emperador Huangdi (2695-2598 a.C.). La escritura china cuenta desde entonces con un antiquísimo sistema de representaciones que, aunque parezca increíble, apenas ha variado tras siglos de existencia.
Los primeros caracteres se escribieron sobre tablillas de madera o bambú, y más adelante sobre seda, más ligera y absorbente, aunque muy costosa. No fue hasta la invención del papel, por parte de Cai Lun, en el año 150 a.C., que se popularizara la escritura en forma de libros y documentos, desarrollándose paralelamente el arte de la caligrafía. El sentido que sigue la escritura del chino clásico es vertical de arriba abajo y de derecha a izquierda. En cambio, el chino moderno se escribe en el mismo sentido que las lenguas occidentales, es decir, de izquierda a derecha horizontalmente.
Evolución y clasificación de los caracteres
1. Jiǎgŭwén (甲骨文) o huesos-oráculo. Está considerada la forma más antigua de escritura china y fue usada entre los siglos XV y X a.C. durante los rituales adivinatorios (respondían a preguntas que planteaban los emperadores sobre cacerías, batallas militares, meteorología, viajes, sacrificios rituales, tributos, el culto a los antepasados o las divinidades). La técnica consistía en escribir en el hueso de un animal –generalmente de buey- o en los caparazones de las tortugas, a la que se le hacía un orificio, que se calentaba hasta concluir en grietas que después de interpretaban. Se han identificado unos dos mil caracteres de este período, que, realmente, representan un corpus mucho más amplio, pues son polivalentes, llegando hasta casi los cinco mil. Sin embargo, esta práctica, a pesar de ser muy popular, desapareció rápidamente.
2. Dàzhuàn (大篆) o sello mayor. Esta escritura aparece en sellos y utensilios de bronce del siglo XVII al VIII a.C. Con la invención de la técnica de la fusión del bronce a partir del cobre con el estaño, los caracteres comienzan a aparecer sobre objetos rituales elaborados con esta aleación y que eran posesión de la familia real o la aristocracia. En una primera fase inicial, a finales de la dinastía Shang y principios de la Zhou (1050-256 a.C.), las inscripciones (se les conocía como jīnwén o 金文) presentaban un estilo muy similar a las realizadas sobre los caparazones de tortuga y los huesos. Después, evolucionaron y se extendieron alcanzando textos de hasta quinientos caracteres y englobando temáticas administrativas, políticas, militares, de rituales o comerciales.
3. Xiǎozhuàn (小篆) o sello menor. Propia del elegante alfabeto antecesor directo del chino moderno, que aún se usa en caligrafía y pintura. En este estilo los trazados son finos y de un espesor homogéneo, que deriva en una escritura armoniosa y legible, ideal, por ello, para el grabado de sellos e inscripciones lapidarias. Sellos y monedas serán las fuentes esenciales para la unificación de la escritura en toda China, normalizada por Li Si a finales del siglo III a.C. durante la dinastía Qin (221-207 a.C.) por orden del emperador Qin Shihuang. Estas grafías aún muy cercanas a las arcaicas y complicadas de escribir, serán sustituidas con premura por el estilo lìshū de los escribas.
4. Lìshū (隶书), escritura literaria o administrativo. Es básicamente la correspondiente al alfabeto chino actual. Es muy probable que apareciera durante la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.) y, a diferencia de los anteriores tipos, es mucho más fluida, simple y fácilmente adaptable, por tanto, a lápices y pinceles.
5. Cǎoshū (草书), escritura cursiva o de hierba. Se trata de caracteres escritos rápidamente con trazos sueltos y enlazados sin prácticamente levantar el pincel del papel. Tuvo su origen a mitad de la dinastía Han cuando los funcionarios en sus ratos libres comenzaron a escribir caracteres con forma de garabatos como entretenimiento. Este estilo, al igual que el literario o administrativo, ha resistido el paso del tiempo y continúa siendo hoy en día el preferido por los calígrafos, pintores y por los políticos como Mao Zedong, aunque no son reconocibles por el ojo profano.
6. Kǎishū (楷书), escritura regular o de imprenta. A finales de la dinastía Han, no contentos con el estilo administrativo ni con el cursivo –el primero era demasiado rígido y el segundo demasiado difícil de leer-, inventaron el estilo kǎishū, similar al literario pero con unos trazos menos rococó, más enderezados, enmarcados en un mismo tamaño y suaves. Se hizo muy popular y usado en toda China durante las dinastías posteriores. Es el estilo regular en el que se aprende a trazar los caracteres actualmente y en el que se escribe normalmente cuando se intenta hacer bien. Es muy próximo a los caracteres impresos.
7. Xíngshu (行书) o escritura corrida. Nacido de nuevo bajo la dinastía Han presenta una caligrafía rápida (parece que los caracteres corren) y una habitual (corriente). El estilo, simple y directo, nace de una deformación por simplificación del trazo regular. Es por esto que es, hoy en día, la más utilizada para los manuscritos de la vida cotidiana.
8. Jiǎntǐzì (简体字) o caracteres simplificados. Los caracteres permanecieron durante siglos prácticamente invariados y no sufrieron cambios significativos hasta el año 1956, cuando el Gobierno chino decide simplificar la escritura para facilitar la alfabetización de la población china. La reforma se lleva a cabo en dos frentes: por un lado, se eliminaron del diccionario un total de 1027 caracteres “duplicados”; y por el otro, se redujo el número de trazos a 2235 signos gráficos. Al mismo tiempo se introdujo el sistema de lectura latina llamado pīnyīn (拼音) para describir la pronunciación de cada caracter de un modo más internacional.
En Extremo Oriente la caligrafía llegó a convertirse en el arte ideal para la expresión del sentimiento del artista. Tanto en China como en Japón y Corea, la mayoría de los pintores y poetas consumados eran, ante todo, calígrafos expertos en las tres artes de la tinta y el pincel. Hoy en día continúa el interés por la caligrafía china y los maestros en este arte pasan el testigo de esta tradición milenaria a sus discípulos y parientes.
Bibliografía:
- Protocolo para la atención a los turistas chinos, 2006, Junta de Andalucía (Consejería de Turismo, Comercio y Deporte) y Consetur.
- La scrittura cinese, Yuan Huaqing, Antonio Vallardi Editore s.r.l., 1998.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 9. Volumen VI. Noviembre de 2011.Leer este reportaje en la edición impresa
No hay comentarios:
Publicar un comentario