miércoles, 22 de abril de 2020

LA CORRESPONDENCIA…(®) CARTAS de un VIAJERO UNIVERSAL(®) by Cerasale Morteo, Víctor Norberto


Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
LA SÉPTIMA CARTA

Querido amigo:

Llegué a este planeta, como siempre, a efectos de dar testimonio de los hechos… no sé en qué lugar del universo nos encontramos… no sé dónde queda esta galaxia que ofrece un cielo maravilloso… tampoco sé hacia dónde se debe mirar para buscar la Tierra, pero estimo que ésta se pierde entre una miríada de estrellas de distintas magnitudes diseminadas por doquier, algo que te hace ir aprendiendo sobre la finitud del ser, y sobre todo, la importancia del “no ser”… cuando el espíritu se conjuga con el alma, y esta con la consciencia, asumiendo una entidad gaseosa cuya forma depende de los contenidos y de la esencia misma… en este lugar importan las esencias, y todo lo demás se percibe superfluo…

Traigo muchos recuerdos de la Tierra, sentimientos encontrados de gentes que en el ínfimo lapso de una vida, batallan por ser “ellos mismos”, prescindiendo del prójimo, sin darse cuenta que sin el otro, ellos (el cada uno) no son nada… una batalla deformada por la falsa concepción de raros triunfos que no son tales, y por raras derrotas que tampoco lo son… un juego donde el ego conduce al error y donde la razón lleva hacia el callejón sin salida, evitando las capacidades del instinto, para inmediatamente hacer extensos discursos sobre la importancia de la razón… algo que el humano, por milenios, no ha logrado resolver, internándose cada vez más en la tragedia de un error que lo aleja del “sí mismo”, restándole valor al otro, sin comprender que el “sí mismo” sólo se eleva a partir del reconocimiento y el respeto por el prójimo… y desde el propio prójimo hacia el “sí mismo”…

En la Tierra he visto mucha miseria humana, siempre innecesaria… así como he visto mucha mezquindad, también innecesaria… donde ambas conducen a la estupidez humana y ésta a la tragedia de jamás encontrarse con el “uno mismo”… entonces, las personas llegan a la vida portando al menos un don y un talento, que son sacrificados a cambio de nada, ya que el “sí mismo” se diluye en escaramuzas y guerras que nunca conducen a buen puerto, pero que se convierten en una extraña recurrencia a darse contra la pared y repetir el error una y otra vez, amparados por un egoísmo atroz que se convierte en un laberinto del que, en general, ningún humano puede huir… y así se les va la vida… sin palabra… sin códigos… sin rostro… sin abrazos… sin afectos… plenos de segundas intenciones… repletos de mentiras… es decir, la vida se escurre entre vacíos que conducen a huecos y estos a perder el sentido de las cosas, tergiversando el verdadero valor intrínseco de la vida… tal vez pueda interpretarse que los humanos se van de la vida sin entender para qué nacieron y para qué han respirado…

A pesar de haberse extinguido los dinosaurios, siempre hambrientos… la humanidad los reemplazó siguiendo la misma conducta depredadora… comer al otro para evitar ser devorado… siendo que al final, perdían el sentido de sus vidas, sin tomar consciencia que comer al prójimo no resuelve el hambre… tampoco resuelve las demandas espirituales… mucho menos las del alma… donde la consciencia se va consumiendo en una hoguera de apuros y urgencias que la ahogan hasta transformar al ser en un ente informe, donde la vida misma carece de sentido y donde todo se transforma en un infierno que impide ver los frutos y sus calidades, donde el árbol no deja ver el bosque y donde el bosque enturbia la presencia del árbol… he visto, entonces, a la humanidad comiéndose a sí misma, hasta que no habiendo otros, devoran la propia vida, sin llevarse nada de todo lo recolectado… y encima, quedándose con la necesidad de ir siempre por más…

En verdad, nunca logré entender por qué el ser humano se empecina en quitar al otro de su rol, para saquearle el espíritu y luego despreciarlo, sin darse cuenta que ese mismo hecho, lo llena de contrariedades y contradicciones que le van licuando el entendimiento así como el destino mismo, pero en fin, ésa es la tierra de la competencia, donde importa ser más que el prójimo sólo por una moneda que en sí misma no vale absolutamente nada… donde la cooperación es una utopía y donde la mano del prójimo sólo se usa para escapar del propio ser, al precio que sea… creo sin embargo que eso mucho tiene que ver con la falacia de la economía que envuelve un planeta donde los poderosos son pocos y los miserables muchos, de hecho todos los demás… donde el poder lo ostentan un puñado de oportunistas y donde los despojados y los perseguidos son todos los demás desamparados que se van cayendo de un sistema perverso que sólo descarta según las condiciones impuestas por el poder… algo que no logro entender de tanta miseria humana, es el para qué… para qué desplazar a uno para luego despreciar su lugar… para qué tomar lo que no se ha alcanzado con el propio esfuerzo y para qué apoderarse de la voluntad ajena, a cambio de una supuesta gloria que dura una estampida, hasta que se repite la historia y el victimario pasa a ser víctima, no sólo del otro, sino del sí mismo depreciado…

La historia de la Tierra es una mentira donde se revela el juego de poderes… donde los ejércitos que se asumen vencedores terminan siendo derrotados por la propia esencia del poder… donde los ejércitos que se sienten derrotados, luego son supuestos vencedores gracias a la operación de las circunstancias… donde el poder se queda con todo y luego sucumbe ante su propia muerte, sin poder acarrear nada de lo obtenido como botín ya que se muere en soledad, con las manos vacías, con el espíritu hueco, con el alma extraviada y con la consciencia confundida… recién allí, se dan cuenta del error, pero ya es tarde y se ven imposibilitados de volver… porque la vida se ha convertido en una suma de errores donde ego atropelló al sentimiento… donde el ego se devoró al sentido genuino de las cosas… cuando caen en la cuenta de la magnitud de tragedia incurrida, ya no hay regreso… no hay cuerpo, sólo vacío…

La tierra me ha agotado… asistir como observador a la valoración del desprecio, me ha apabullado… ver cómo se consumen destinos por nada, sin hacer nada por nadie, intentando quitar al otro sus propios logros, me ha dejado en un estado de shock ya que no he logrado comprender por qué tanta desidia, saqueando la vida ajena para apoderarse de algo que inmediatamente se volverá en carga, en mochila que inmoviliza primero, y paraliza después… haciendo creer que se vive, cuando en verdad apenas si se respira… semejando una lucha donde los piratas se roban entre ellos para luego verse obligados a ceder lo capturado ante reyes infames y ante poderosos tan mortales como los despreciados…  a decirte verdad, la Tierra cansa… cansa no poder comprender que lo que haces mal durante el tiempo que se respira, te será facturado por el “sí mismo” despojado de contenido… cansa no poder entender que el ancestro que pasó por la vida, está allá observando la reiteración del error, incapacitado para intervenir o participar en cómo resolver una ecuación que de simple, se vuelve compleja por lo “complejo” de la trama humana… una trama que impide ver la esencia… y donde los que la encuentran, se ven obligados a huir despavoridos de el interés y la conveniencia de los otros… generando un aislamiento que deriva en soledad… una isla de la que no hay regreso…

La vida sacrificada entra en un remolino que la devora, comiéndose al karma mismo… donde el humano con un karma oxidado, regresa una y otra vez a chocar contra la misma pared… sin encontrar suelo… sin encontrar cielo… sin consciencia de estar respirando… sin hallar la fuente… y en definitiva, sin encontrar su propio “sí mismo”… viéndose obligado a regresar con cargas imposibles de soportar… generando un estado de paradoja cósmico que no encuentra solución, jamás…

Cuando te cansas de comprar, no queda nada… cuando te cansas de vender, sigues igual de vacío… cuando te cansas del placer, sólo hay un espejo sin rostro… cuando te cansas de tener, te has quedado sin horizonte y sin mañana… cuando te cansas de usar, los demás terminan despreciando lo que pudieron haberte saqueado… cuando te cansas de ocupar el rol de ser, sencillamente no eres, pero caes en la cuenta que jamás fuiste, que nunca has sido… y que el error siempre se repitió al enfrentar la bifurcación del camino, optando siempre por la senda errada… algo está mal en la ecuación humana… y ello los conduce a un choque de egos y éste a la destrucción de las partes en conflicto…

En verdad este lugar que se ve como un desierto me ha llevado a la reflexión, una y otra vez… el planeta está habitado por personas que no son visibles dentro del espectro que perciben los humanos, así es que vibran en una dimensión que los humanos verían vacía… asumiendo que sólo hay piedras, y eso sí, muchos minerales que han sido depredados en la Tierra… sin embargo, esta civilización ocupa espacio y desarrolla una vida en libertad ocupando todas y cada una de las extensiones de su suelo… su tecnología es superadora, pero ellos no se engañan, y saben que sin el prójimo no hay ciencia que valga, así es que apelan permanentemente al vínculo, cultivándolo a partir del afecto… ¿sabes?, tengo la idea de que en algún momento de la historia humana, el sentido de afecto se quebró… se rompió el jarrón y se derramó su contenido… el que se perdió para siempre, registrándose luego un olvido progresivo que hizo que el humano perdiera dimensión, no sólo del “sí mismo”, sino del otro y sus valores… entonces todo se convirtió en un juego de daños… el daño por el daño mismo… el despojo por el despojo mismo y entonces, el desamparo por el desamparo mismo…

Aquí sobra la paz… estos seres transitan una armonía que se sustenta en que no hay nada que comprar ni nada que vender… no hay con qué pagar porque no hay con qué deber… entonces todos tienen la iniciativa de hacer antes que lo haga el otro, evitando no sólo la superposición de roles, sino la interferencia de intenciones… cuando nadie arroja el papel, no hay necesidad de recogerlo… y esta pequeñez define lo que son… cuidar al otro implica cuidarse a sí mismo y eso es suficiente para que el mañana adquiera sentido… como podrás apreciar, tengo para entretenerme, ya que dar testimonio de la coincidencia es más difícil que hacerlo de la disidencia…

Me despido con un afectuoso saludo, hasta la próxima carta…

Onñop
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes

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