miércoles, 8 de abril de 2020

¿QUÉ TAL SI APRENDEMOS A LEER ENTRE LÍNEAS? | La Voz del Árabe

¿QUÉ TAL SI APRENDEMOS A LEER ENTRE LÍNEAS? | La Voz del Árabe

La Voz del Árabe

¿QUÉ TAL SI APRENDEMOS A LEER ENTRE LÍNEAS?

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En los medios de comunicación no es raro encontrar esta locución adverbial escrita en una sola palabra.
Mauricio Saraya Ley
Entre líneas (E.L.) – Es una expresión que significa ‘de forma no explícita, sino sobrentendida’, y nada tiene que ver con entrelíneas, plural de entrelínea, que es el ‘espacio entre las líneas de escritura’ o la ‘escritura hecha entre líneas’.
Sin embargo, en los medios de comunicación no es raro encontrar esta locución adverbial escrita en una sola palabra: «El técnico dio a entender entrelíneas que no sacrificará el equilibrio y trabajo en equipo» o «Al presidente le sobró elocuencia e intuición política para leer entrelíneas el sentir popular».
Tal y como se recoge en el Diccionario panhispánico de dudas, esta grafía simple es incorrecta, de modo que lo apropiado en los ejemplos anteriores habría sido escribir entre líneas.
“Es hora de poner en encierro los conflictos armados, suspenderlos y centrarnos juntos en la verdadera lucha de nuestras vidas» declaró el 23 de marzo el Secretario General de la ONU, António Guterres.
E.L. – “La hora llega sólo cuando hay que luchar por nuestras vidas, pero cuando la palabra nuestras no aparece, y simplemente se trata de la vida de otros, los conflictos y crímenes de guerra pueden perpetuarse por una eternidad”
Ante el sufrimiento global que está causando la pandemia de coronavirus, el mundo se enfrenta a un enemigo común: el COVID-19. Frente a un adversario de tal envergadura, el Secretario General de la ONU destacó hoy la necesidad de que se produzca una tregua de alcance mundial para todos los conflictos que asolan al planeta y que afectan desproporcionadamente a los más desfavorecidos. El llamado para un alto al fuego mundial que realizó este lunes António Guterres, con la crisis del coronavirus como telón de fondo, fue claro y conciso.
«La agresividad del virus ilustra la locura de la guerra. Por eso, hoy pido un alto al fuego mundial inmediato en todos los rincones del mundo. Es hora de ‘poner en encierro’ los conflictos armados, suspenderlos y centrarnos juntos en la verdadera lucha de nuestras vidas», afirmó.
E.L. – Aquí valga resaltar “la verdadera lucha”, porque la falsa lucha es la única que se ha venido librando por esta Organización de las Naciones Unidas, con muy buena imagen, pero que sin lugar a dudas es corrupta hasta la médula.
Se han posicionado ante los ojos del mundo como si velaran por la justicia internacional, pero sus discursos vacíos, su tibio o nulo proceder ante los victimarios y su falta de democracia son la prueba más evidente de que esta institución es una gran farsa.
En el Consejo de Seguridad de la ONU, los cinco miembros permanentes (Rusia, China, Francia, Reino Unido y los Estados Unidos) tienen derecho a veto. Si alguno de estos países vota contra una propuesta, esta queda rechazada, incluso aunque el resto de miembros haya votado a favor. De esta forma, la colusión anglosajona, particularmente los Estados Unidos, ha evitado en múltiples ocasiones que se tomen medidas en contra de Israel, Nación edificada sobre terrenos robados (curiosamente con el apoyo de Inglaterra y Francia) a base de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidio.
El COVID-19 no margina a nadie. «Este virus no entiende de nacionalidad ni de etnia, facción o fe. Ataca a todos, sin tregua”, declaró el secretario, pero tuvo que venir esta pandemia para poner en evidencia que tanto la ONU como sus países integrantes ¡sí lo hacen!
E.L. – Bastaron 100 días para que se hiciera oficial la pandemia del COVID-19 por la OMS (otra joyita con enorme cola que le pisen) y todos quieran trabajar al unísono por el bien común. De esta forma, es precisamente esta declaración hecha por el Secretario General de la ONU lo que, para mí muy particular punto de vista, demuestra el total egoísmo y falta de solidaridad colectiva ante el sufrimiento cotidiano de tantos pueblos de Oriente Medio y África, como lo son los Palestinos durante más de medio siglo de victimización sistemática continua (cerca de 19,000 días) y los sirios (más de 3,300 días).
Los más vulnerables — las mujeres y los niños, las personas con discapacidad, las personas marginadas y desplazadas — pagan el precio más elevado«.
Una situación que afecta especialmente a los países asolados por conflictos, donde hay un colapso de los sistemas sanitarios, y que especialmente perjudica a los refugiados y a las personas desplazadas quienes son «doblemente vulnerables».
Ante tal discurso, propongo cambiar el nombre de la ONU, Organización de las Naciones Unidas, a COVID-20, porque actúa como un virus que en el 2020 sigue demostrando que tampoco entiende que la especie Humana (tan carente de humanidad) es una sola especie, y debería actuar para proteger a todos, sin importar su nacionalidad, etnia, facción o fe, no como una mera pantomima, sino con hechos que hablen por sí mismos.
Y si la ONU y sus integrantes realmente lo entienden, dejen de hacerse de la vista gorda, de sólo servir a los intereses geopolíticos y económicos de sus principales integrantes y patrocinadores**, pues sus conflictos de interés, su ineficacia y corrupción parecen no tener límites.
E.L. – ¡No van a creer cuántas coincidencias! John D. Rockefeller, el magnate que monopolizó el negocio petrolero en los EE UU y su familia, cuyas relaciones con Israel son tan estrechas que cuentan incluso con la edificación en un barrio de Jerusalén del museo Rockefeller, que está bajo la administración del Museo de Israel, fue quien donó los terrenos sobre los cuales se edificó la Sede de la ONU, la cual, nunca ha sancionado a Israel ante sus múltiples violaciones a los derechos Humanos (más que los cometidos por todos los demás países del mundo JUNTOS)
*MAURICIO SARAYA LEY – Creador de conceptos publicitarios recibió premios: “El Heraldo”, “La Letra Impresa” y “Premio Nacional Rincón Gallardo”. Más de veinte años en área creativa y dirección de arte. Escribió varios ensayos. En 2003 publica novela de suspenso “Efervescencia”. Ha escrito guiones para TV. Se han hecho adaptaciones de sus cuentos para cortometrajes. En “Ruido”, su cuarto libro, novela de denuncias con propuesta filosófica. Ha escrito variados e interesantes artículos de fondo para La Voz del Árabe desde su fundación.
Imagen: LVÁ
La Voz del Árabe (LVÁ) – EDITORIAL – Cd. de México, marzo 00 del 2020

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