Shanxi: Una provincia llena de tesoros
La provincia de Shanxi es una de las cunas de la civilización china. Poco conocida en occidente, contiene joyas como la ciudad amurallada de Pingyao, el Templo Colgante de Datong o las Grutas de Yungang.
La provincia de Shanxi (山西, Shānxī) es una de las cunas de la civilización china por el enclave privilegiado en el que se encuentra: el curso medio del Huanghe (黄河, Río Amarillo). Es el “río madre” el que separa esta provincia de su vecina Shaanxi (陕西, Shǎnxī). Ambas provincias son a menudo confundidas por la similitud en la pronunciación de sus nombres.
La provincia se encuentra al oeste de la cadena montañosa Taihang (太行山) y por ello recibe el nombre de Shanxi que significa literalmente “al oeste de las montañas”. Esta región aporta al Río Amarillo uno de los afluentes más largos, el Río Fen (汾河), que nace en las montañas Guancen (管涔山) en el noroeste de Shanxi, y tras recorrer 700 km desemboca en el Río Amarillo, en la frontera con Shaanxi.
La economía de la provincia, con más de 36 millones de habitantes (según las estadísticas de 2012), se sustenta principalmente en la agricultura y la industria. Recibe el sobrenombre de “la tierra del carbón” por su abundancia en este mineral, ya que reúne un tercio de las reservas de carbón de toda China.
Aunque no es muy conocida en Occidente, recientemente Shanxi ha ido haciéndose un hueco en las rutas de los turistas internacionales que llegan hasta esta provincia con el fin de viajar en el tiempo y perderse en las calles de la antigua ciudad amurallada de Pingyao, ser testigos de la magia del Monasterio Colgante o impregnarse de historia recorriendo las Grutas de Yungang. No en vano es una de las provincias con mayor número de monumentos históricos de China.
Historia de la provincia
Vestigios de la cultura Xihoudu (西侯度文化) descubiertos en la provincia apuntan a Shanxi como uno de los principales asentamientos de China durante el Paleolítico.
La ubicación estratégica de la región, hizo que durante la dinastía Zhou del Oeste, el reino de Jin (晋; término utilizado para referirse a la provincia de Shanxi) se estableciera en el área del Río Fen. Durante el período de Primaveras y Otoños (春秋, 770–476 a.C.) el estado vasallo de la dinastía Zhou aumentó su poder, sin embargo las rencillas entre las diferentes familias causaron que, al comienzo del período de los Reinos Combatientes (战国, 475–221 a.C.), el reino se dividiera en tres feudos, conocidos como los “Tres Jin”: Han, Zhao y Wei. Sin embargo, en el año 221 a.C. el potente reino de Qin conquistó al resto y estableció la dinastía Qin (秦, 221–207 a.C.) y unificó China.
Durante el período de los Reinos Combatientes surgieron los comerciantes Jin (晋商), considerados los primeros mercantes de China. Esta actividad económica alcanzó su máximo apogeo durante las dinastías Ming (明, 1368–1644) y Qing (清, 1616–1911) cuando los comerciantes locales se hicieron famosos en toda China por su habilidad en los negocios. Lo que comenzó con el intercambio de sal y grano con las fronteras del norte, derivó en la creación de los primeros bancos de China en la ciudad de Pingyao.
Antes de adoptar el nombre y las fronteras actuales que datan de la dinastía Ming, la zona fue conocida como Bingzhou (并洲) durante la dinastía Han (汉, 206 a.C. – 220 d.C.) y como Hedong (河东, al este del río) durante la dinastía Tang (唐, 618-907).
Taiyuan, la “gran llanura”
La ciudad de Taiyuan (太原), con más de 2.500 años de historia y 3.6 millones de habitantes (según las estadísticas de 2014), es la capital de la provincia de Shanxi, así como una de las mayores ciudades industriales de China. En la antigüedad se conocía como Jinyang (晋阳). Su nombre actual, literalmente “gran llanura”, recuerda al enclave en el que se encuentra la ciudad, en una llanura en el centro de la provincia.
Taiyuan suele verse eclipsada por la antigua ciudad amurallada de Pingyao, puesto que la mayoría de turistas solo pasan por la capital de camino a esta última. Sin embargo, la capital de Shanxi esconde numerosos tesoros arquitectónicos como el templo Yongzuo (永祚寺), erigido durante la dinastía Ming por encargo del emperador Wanli (万历), y que es popularmente conocido como las “pagodas gemelas” por sus dos pagodas octagonales, de ladrillo y piedra, que se levantan a ambos lados del templo. Por los alrededores se encuentra el Jardín de las Peonías que, con ejemplares de hace más de 400 años, invita a relajarse y a disfrutar de la paz y harmonía que rezuma el lugar. Al sureste de la ciudad se encuentra el imponente Gran Buda de piedra de Mengshan (蒙山大佛), de 63 metros de altura, tallado sobre la roca de la montaña. La estatua fue ordenada construir durante la dinastía Qi del Norte (北齐, 550–577), y ello la convierte en el buda de estas características más antiguo de China.
La antigua ciudad de Pingyao
A 85 km del suroeste de Taiyuan se encuentra la ciudad amurallada de Pingyao (平遥). Adentrarse en sus pintorescas calles peatonales es como viajar en el tiempo a la antigua China. Fundada hace más de 2.700 años durante la dinastía Zhou del Oeste, la ciudad no alcanzó su máximo esplendor hasta las dinastías Ming y Qing, cuando el comercio prosperó en la zona. La ciudad alzó su muralla durante la dinastía Zhou, aunque la actual es una reconstrucción de la dinastía Ming que data del año 1370. La portentosa muralla, de 3 metros de espesor y 12 de altura, rodea la antigua ciudad a lo largo de 6 kilómetros y en ella se alzan 72 atalayas. Si nos adentramos en la ciudad por la Puerta del Sur, llegamos a la calle más popular y dinámica de la ciudad: Nandajie (南大街), repleta hoy de restaurantes, hoteles y tiendas de recuerdos que combinan modernidad con el encanto de las construcciones de antaño.
El complejo arquitectónico de Pingyao está formado por unos 4.000 edificios, que incluyen 19 de gran interés histórico. Entre ellos encontramos el Templo de Confucio (文庙), que alberga el Pabellón Dacheng (大成殿) –el edificio más antiguo de Pingyao que data de 1163–; la Oficina de Cambio Rishengchang (日升昌), considerado el primer banco de China; o la Torre de la Ciudad (市楼), que con sus 18.5 metros es el edificio más alto de la ciudad. Gran parte del encanto de Pingyao reside en sus centenarias casas de madera con patio central llamadas “siheyuan” (四合院, literalmente patio con cuatro costados). Aquellas situadas en las calles más centrales albergan en su mayoría restaurantes u hoteles. Además, podremos observar cómo muchas familias locales siguen viviendo en las casas de sus ancestros.
La antigua ciudad estuvo al borde de la modernización en los años 80. Sin embargo, los esfuerzos de Ruan Yisan (阮仪三), profesor de arquitectura en la Universidad de Tongji en Shanghái, por proteger los tesoros arquitectónicos de Pingyao surtieron efecto, y en 1986 el gobierno chino declaró Pingyao patrimonio histórico nacional. Once años después, en 1997, la Unesco le otorgó el título de Patrimonio de la Humanidad.
Datong, “la ciudad del carbón”
En el norte de la provincia, y al sur de la Gran Muralla, se asienta Datong (大同) conocida en China como “la ciudad del carbón”. Su origen se remonta al siglo II a.C., cuando la dinastía Han necesitaba defender al imperio de las invasiones procedentes de las tribus nómadas del norte. Más tarde, en el año 398 d.C., la ciudad se convirtió en la capital de la dinastía Wei del Norte (北魏, 386–534), hasta que a finales del siglo V ésta fue trasladada a Luoyang (洛阳, provincia de Henan). Las dinastías Liao (辽, 907–1125) y Jin (金, 1115–1234) establecieron allí su capital del oeste. Durante la dinastía Ming pasó a formar parte de la provincia de Shanxi y se convirtió de nuevo en punto estratégico en la defensa del país.
Las Grutas de Yungang (云岗石窟), uno de los mejores ejemplos de arte budista en China, se encuentran a 16 km al oeste de Datong. El budismo se hizo popular durante la dinastía Wei del Norte y durante la segunda mitad del siglo V se erigió esta obra maestra del budismo. Las Grutas de Yungang se prolongan un kilómetro de este a oeste y constan de 252 cuevas y 51.000 estatuas, la mayor de ellas de 17 metros de altura. Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 2001, las grutas constituyen un monumento de valor incalculable ya que nos ayudan a descifrar las características de la sociedad de la época.
El arte culinario Jin
La cocina de Shanxi o Jin se podría resumir en dos ingredientes principales: harina y vinagre. Los fideos en sus diferentes presentaciones son, sin duda, el plato estrella de la región. Algunas de las formas más populares de preparar la pasta son: daoxiaomian (刀削面), que consiste en rebanar el bloque de pasta con un cuchillo; lamian (拉面), que se preparan estirando la masa hasta convertirla en fideos largos; y la curiosa variedad “oreja de gato” (猫耳朵, māoěrduo), que recibe dicho nombre porque su forma se asemeja a las orejas del animal. Los panecillos son otro elemento muy característico de la cocina Jin.
El vinagre maduro de Shanxi (山西老陈醋, Shānxī lǎochéncù) hecho de sorgo, comenzó a producirse hace más de 3.000 años. Este vinagre, de color oscuro y textura espesa, es un ingrediente indispensable en la cocina Jin, tanto por su sabor como por sus beneficios para la salud.
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Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 30. Volumen III. Mayo de 2015.
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