LOTO.
El loto es un símbolo muy importante para las religiones de origen índico. Representa la completa purificación del cuerpo, la palabra y la mente, y la eclosión de las acciones positivas en la liberación.
El loto remite a varios aspectos del camino, ya que crece en el lodo (samsara), a través del agua barrosa, pero aparece inmaculado sobre la superficie (purificación), y finalmente produce una hermosa flor (la iluminación).
La flor abierta significa la iluminación completa, y la flor cerrada significa el potencial para la iluminación. El color de la flor de loto también tiene connotaciones simbólicas.
El emblema del Buda de la Medicina es el fruto del arura (Terminalia chebula). En Mipham el emblema de Manjusri (Bodhisattva del conocimiento) es la flor de utpala (Meconopsis quintuplinervia);2 el de Avalokiteshvara, el loto blanco, y el de Maitreya el árbol de los Nagas (tib. klu shing).
El loto (padma o kamala) es uno de los ocho símbolos auspiciosos que se cuelgan en paredes en forma de thangka y se dibujan en el camino por el que van a pasar los visitantes importantes, abades o rinpoche.
Para el Budismo tibetano la ofrenda de ésta y otras flores representa la práctica de la generosidad y la apertura del corazón.
Los diez beneficios que emanan de ofrecer flores son: una larga vida, buena salud, fortaleza, belleza, sabiduría, facilidad para progresar en el camino del Dharma, renacimiento en un ambiente placentero, renacimiento como una persona atractiva, con buen cabello y cutis, un cuerpo con olor agradable y relaciones placenteras con los demás.
La descripción de los paraísos o tierras puras de los diferentes Budas incluye la enumeración de las flores y árboles que se encuentran en ellos. Por ejemplo, en Abharati, de Akshobya, el Buda del Este, crecen palmeras y jazmines.
Los textos budistas también hablan de flores y árboles de los reinos no-humanos, como el Kalpadruma, el árbol de los deseos de los dioses, cuyas raíces se hunden en el nivel de los Asura y su tronco se eleva hasta los reinos celestiales para que los dioses puedan disfrutar sus frutos.
Diversas plantas figuran como tópicos o poderosas metáforas en las enseñanzas budistas. Como ejemplos: la semilla del árbol de Nyagrodha, más pequeña que un grano de mostaza, pero capaz de engendrar un árbol bajo el que se guarece un pueblo entero, o el banano:
"Pensando que el tronco acuoso del banano, tiene un núcleo sólido, uno puede derribarlo. Pero allí no hay nada sólido, ni por fuera ni por dentro. Sabed que todos los fenómenos son iguales." Shabkar.
El loto es un símbolo muy importante para las religiones de origen índico. Representa la completa purificación del cuerpo, la palabra y la mente, y la eclosión de las acciones positivas en la liberación.
El loto remite a varios aspectos del camino, ya que crece en el lodo (samsara), a través del agua barrosa, pero aparece inmaculado sobre la superficie (purificación), y finalmente produce una hermosa flor (la iluminación).
La flor abierta significa la iluminación completa, y la flor cerrada significa el potencial para la iluminación. El color de la flor de loto también tiene connotaciones simbólicas.
El emblema del Buda de la Medicina es el fruto del arura (Terminalia chebula). En Mipham el emblema de Manjusri (Bodhisattva del conocimiento) es la flor de utpala (Meconopsis quintuplinervia);2 el de Avalokiteshvara, el loto blanco, y el de Maitreya el árbol de los Nagas (tib. klu shing).
El loto (padma o kamala) es uno de los ocho símbolos auspiciosos que se cuelgan en paredes en forma de thangka y se dibujan en el camino por el que van a pasar los visitantes importantes, abades o rinpoche.
Para el Budismo tibetano la ofrenda de ésta y otras flores representa la práctica de la generosidad y la apertura del corazón.
Los diez beneficios que emanan de ofrecer flores son: una larga vida, buena salud, fortaleza, belleza, sabiduría, facilidad para progresar en el camino del Dharma, renacimiento en un ambiente placentero, renacimiento como una persona atractiva, con buen cabello y cutis, un cuerpo con olor agradable y relaciones placenteras con los demás.
La descripción de los paraísos o tierras puras de los diferentes Budas incluye la enumeración de las flores y árboles que se encuentran en ellos. Por ejemplo, en Abharati, de Akshobya, el Buda del Este, crecen palmeras y jazmines.
Los textos budistas también hablan de flores y árboles de los reinos no-humanos, como el Kalpadruma, el árbol de los deseos de los dioses, cuyas raíces se hunden en el nivel de los Asura y su tronco se eleva hasta los reinos celestiales para que los dioses puedan disfrutar sus frutos.
Diversas plantas figuran como tópicos o poderosas metáforas en las enseñanzas budistas. Como ejemplos: la semilla del árbol de Nyagrodha, más pequeña que un grano de mostaza, pero capaz de engendrar un árbol bajo el que se guarece un pueblo entero, o el banano:
"Pensando que el tronco acuoso del banano, tiene un núcleo sólido, uno puede derribarlo. Pero allí no hay nada sólido, ni por fuera ni por dentro. Sabed que todos los fenómenos son iguales." Shabkar.
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