martes, 22 de septiembre de 2020

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La Generosidad.

Practicar la generosidad significa abrir el corazón y compartir nuestra felicidad con todos los seres, ya sea traspasando algunos bienes, impartiendo fortaleza, o ayudando a otros a recibir las enseñanzas del Dharma. La generosidad nos permite reforzar la mente para ponernos al alcance de todos.

Demostrar generosidad puede incluír el traspaso de bienes o riquezas, el cultivo de la oración, el hacer ofrendas, y otros métodos más avanzados. Drikung Bhande nos dice: “La práctica de la generosidad sin expectativas es como plantar semillas porque nos permite cumplir intenciones y deseos sin pérdida de caudales.” Practicando la generosidad se purifica la avaricia y el apego y se escapa además del mundo de los fantasmas hambrientos. Diferentes niveles de generosidad pueden incluír desde ofrecer una gota de agua hasta sacrificar el propio cuerpo.

El Buda enseñó muchos métodos diferentes de cultivar la oración, que es una forma espiritual de la generosidad. El mantra “Om Mani Padme Hung” es tan profundo y poderoso, que aunque se recite bajo el agua y el agua termina por alcanzar al río, las bendiciones llegarán a los seres que allí se encuentran. El sólo escucharlo les permitirá renacer en los mundos superiores y escapar del samsara. Las ofrendas son otro método especial para liberar a otros seres. Podemos ofrecer flores, incienso o velas en el nombre de algunos espíritus.

Con oración, bondad y compasión dedicamos estas ofrendas a las deidades y fantasmas hambrientos para que puedan liberarse de la confusión y encaminarse a la iluminación. También existen métodos de generosidad que pueden usar los practicantes para que éstos puedan ayudar a los seres que han renunciado a la vida laica.

Aunque monjes y monjas congregados en los monasterios y esparcidos por cuevas y montañas han aprendido a contentarse con lo poco que poseen, ellos necesitan también la ayuda de laicos para continuar y perfeccionar su práctica.

Un modo muy avanzado de practicar la generosidad es sacrificar el cuerpo. Este acto sólo puede ser ejecutado por Budas y bodisatvas que han alcanzado un alto nivel de espiritualidad y por éso requiere una explicación. En tiempos antiguos vivía un rey llamado Darharata que tenía tres hijos. Un día el rey y su familia salieron a pasear por el campo y mientras los padres preparaban la merienda los hijos salieron a caminar.

Caminando llegaron a una cueva y encontraron a una tigresa y a sus cachorros recién nacidos que se encontraban al borde de la muerte por falta de alimento. El príncipe menor preguntó a sus hermanos: “Qué comen los tigres?,” a lo que ellos respondieron: “Carne, por supuesto,” y siguieron su camino.

El joven príncipe sintió que la compasión por estos animales hambrientos llenaba por completo su mente y corazón y se dijo: “Durante miles de vidas he continuado renaciendo en el samsara sin producir nada bueno para nadie.” Diciendo ésto decidió dar su cuerpo a los animales para poder alimentarlos. Se quitó la ropa y se tendió en el suelo frente a la tigresa y los cachorros.

Con gran bodichita les dijo: “Que esta acción pueda liberar a todos los seres sintientes, no tan sólo a estos animales, de la confusión, la ignorancia y el sufrimiento para que puedan alcanzar la iluminación. Ofrezco mi cuerpo alegremente para su beneficio y cuando alcance la iluminación pueda yo otorgarles la sabiduría necesaria para escapar del samsara.” Los animales lo devoraron sin saber que este príncipe renacería en otra vida como el Buda.

Estos métodos de generosidad más avanzados sólo pueden practicarse por bodisatvas que han alcanzado el octavo, noveno, o décimo bhumi. Aún cuando a los seres comunes no nos esté permitido ejecutar tales actos, podemos usar otros métodos mentales para acercarnos a esta práctica. Por ejemplo, existe una práctica llamada Chöd, que quiere decir “cortar el apego a sí mismo,” y consiste en invitar a los demonios, deidades, fantasmas, y cualquier otro ser que se alimenta de la carne y toma la vida ajena.

Comprendiendo su confusión e ignorancia tratamos de sentir gran compasión por ellos imaginando que nuestros propios cuerpos sirven de alimento a estos seres. Algunos de ellos son monstruos y a otros les gusta matar y al ofrecerles nuestro cuerpo los apaciguamos para que así puedan ellos escuchar las enseñanzas del Dharma.

La práctica del Chöd es muy especial y complicada y al ejecutarla acumulamos gran mérito y sabiduría. Dijo Jigten Sumgön: “La práctica del Chöd es un gran método para obtener las dos acumulaciones.” También podemos usar el cuerpo como una ofrenda para los seres ya iluminados.

Para aquellos que no tienen ni amigos ni protectores, en especial para los que se encuentran en grave peligro, tratamos de impartir valentía. Buda dijo que no existe mayor mérito que ofrecer nuestra vida en el servicio de otros. La mejor forma de la generosidad consiste en proteger a animales, a enfermos, o a los que se encuentran a merced de criminales o sufren por desastres de la naturaleza.

Además de ofrecerles ayuda material, medicinas, o abrigo, ofrezcámosles también valentía, compasión, consuelo, y enseñanzas. Hay miles de seres que se sienten solos y aislados y que ansían recibir bondad y compasión. Con este método de generosidad aliviaremos la depresión y la soledad y seremos los portadores de un gran beneficio.

Impartir las enseñanzas del Dharma quiere decir que compartimos la sabiduría con los que viven en la ignorancia, la confusión y el sufrimiento. Podemos ayudarlos por medio de la inspiración, enseñándoles a meditar y explicando el significado de la virtud, la no virtud, la iluminación y el samsara. Las enseñanzas deben ser impartidas por Budas y bodisatvas, que son los seres que poseen intenciones puras y no se dejan llevar por impresiones falsas o experiencias personales.

Para poder enseñar a otros es muy importante antes que nada que hayamos establecido nuestra propia espiritualidad en el Dharma, estudiando con devoción, practicando con energía y deseando siempre la iluminación. Enseñar el Dharma no es como contar cuentos o analizar novelas, es un método para demostrar la verdadera esencia del samsara y de la iluminación y ésto no es una tarea fácil.

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