CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 2© [8]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
De repente, surge la pregunta… ¿y qué es la dignidad?... Google dice que se trata del derecho de cada ser humano a ser respetado y valorado como ser individual, primero, y social, después, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona… indudablemente, la dignidad es algo equivalente a la consciencia… son pocos los que logran ubicarla con precisión… la dignidad es parte de la esencia… la dignidad es el “sí mismo” o si se quiere el “uno mismo” sublimado… la dignidad es el yo prescindente del ego… es eso que eres y no puedes dejar de ser… la dignidad es parte de la consciencia y esta es parte de la dignidad… no existen una sin la otra… de alguna manera, la dignidad es aquello que te hace sentir “persona”, para lo cual siempre hace falta otro, un tercero, alguien que reconozca lo que eres… lo que sos… ese extraño algo que te identifica como esencia… ese extraño algo que te identifica como existencia… un rol que intercambias para reconocer la dignidad del otro, su capacidad de “ser”, de existir…
Mucho se habla sobre la dignidad humana, a veces como término absoluto, otros como expresión relativa… algunos dicen que la dignidad es consecuencia del ámbito cultural, proporcionando espacio entre vínculos libres y el respeto entre los individuos… otros aseguran que la dignidad es algo que está por fuera del ser humano… a la dignidad se la recita en los discursos políticos… a la dignidad se la ejemplifica en los debates de bioética… a la dignidad se la expone como una zanahoria a alcanzar, sin poder ubicarla ni como zanahoria, ni como objetivo necesario… finalmente, la dignidad como palabra se desgasta como algo repetido, maravilloso, y de tanto, impracticable, está en el horizonte y por lo tanto es inalcanzable, impracticable… es un término que no tiene ni explicación, ni traducción, aseveran no pocos… es un diente de un engranaje que no existe y que forma parte de las utopías propias del ser humano, esto es que no hay diente ni hay engranaje… si no los hay, entonces tampoco hay ser humano, por consiguiente, la dignidad es un término inaplicable… eso dicen… eso aseguran…
Cicerón, según la historia oficial, fue el primero en citarla… seguramente, la historia oficial es tan falsa como siempre, pero concediéndole el beneficio de la duda, es necesario agregar que el mismo autor introdujo los términos “religión” y “cultura”… desde entonces, los términos se repiten una y otra vez… no hallando definición que les encaje y que satisfaga a todo el mundo… cada uno de dichos términos, para unos significa una cosa, y para otros, otra distinta… de allí que algunos la comparen con libertad, otros con igualdad, y no falte quien diga que es algo inherente al pensamiento… asimismo, hay quien determina que la dignidad es lo que alguien cede cuando se le compra el alma, seguramente haciendo referencia a la presencia del lado oscuro y sus demonios, donde se entrega el alma a cambio de un poder finito, un poder que demanda sacrificios, entre los cuales está entregar la esperanza… sin embargo, hay visiones filosóficas de la dignidad y una de ellas es que se trata de una entidad que define la presencia a partir del momento en que un “ser” es “engendrado”… ello significa que la dignidad comienza con el “ser”… cuando se comienza a tener entidad de persona, el preciso instante en que un óvulo es fecundado… el preciso instante en que el destello de luz ingresa al óvulo y estalla en un rastro del “humanismo necesario”… he aquí un ser que dispondrá de un tiempo y se le concederá un espacio… es un don encarnado… es un talento en estado potencial… viene a la Tierra para algo que nadie conoce…
La dignidad como término absoluto es el instante preciso en que se concede el don y el talento para transitar la vida… algo que ocurre cuando el espermatozoide fecunda al óvulo… he allí un rastro de luz… no hay vida humana sin luz, como no hay vida humana, sin la mediación de una madre… la dignidad está fuera del ser humano y se consubstancia con él en el instante en que se inicia la gestación… es un momento divino en el que nada tiene precio, simplemente ocurre, simplemente se produce, simplemente se transita durante siete, ocho, o nueve meses… pero la incorporación al don es un acto de dignidad, intrínseca, la gratitud del orden de la existencia… estaba ahí aguardando el instante justo… cuando aparece el ser, se despliega al modo de un velamen… comienza a regular los vientos del destino… algo que parece abstracto, no lo es… es parte de la esencia de cada ser humano en el tránsito esperable de su propia vida… el designio de cada vida es algo sólo conocido por Dios y su plan universal…
Seguramente, la dignidad forma parte de todo lo que existe… hay una dignidad del árbol como la hay del bosque… hay una dignidad de la flor, como la hay del color que no es otra cosa que la traducción de la esencia misma… hay una dignidad del fruto, el hecho que ocupa un espacio y un tiempo, para ofrecer un resultado consecuente con el paso que sigue… del mismo modo, hay una dignidad del águila, como la hay del oso, de la ballena, del delfín, del pingüino, del cóndor, del tigre, repitiéndose para todos y cada uno de los mal llamados animales, que no son otra cosa que especies que comparten un mismo espacio y un mismo tiempo, con los humanos, en el mismo planeta, la Tierra… algo que se produce acá, pero que no sucede allá… algo que ocurre con simultaneidad para una realidad y una circunstancia que excede largamente el sentido humano, del mismo modo que lo hace con el mundo vegetal y el otro animal… léase, es parte de un orden supremo que confiere sentido al presente…
Al ser engendrado comienzan a sonar la música de las esferas… al ser engendrado comienza a funcionar un engranaje individual, incluido en otro superior, mucho mayor, que confiere sentido a la Tierra… donde hay presencia de todas las especies simultáneamente… la música de las esferas vale para todos… la música de las esferas rige para el todo… nadie escapa a ellas… funciona mientras la vida atraviesa al “ser”… se escucha mientras la vida atraviesa al “ser”… “ser” es la dignidad misma… “ser” es la expresión de la trilogía “alma, espíritu, consciencia” en conjunción en una misma persona… siendo que cada persona guarda la propia trilogía… aquello que lo identifica, que define su esencia… el don del “ser” “x” sólo pertenece a él, no es compartido, y responde a un tono de la música de las esferas que lo identifica… del mismo modo que encaja en un número que es único… del mismo modo que encaja en un instante de luz en el universo… pueden nacer simultáneamente, pero responden a distintos zodíacos… donde la diferencia está en el sitio y en el instante… entonces, dignidad es sinónimo de “no entregar el alma”… entonces, dignidad es sinónimo de “no ceder el espíritu”… entonces, dignidad es ser consciente de la consciencia y su valor individual… entonces, dignidad es vivir y morir sin ceder la esencia… sin ceder lo esencial de cada ser… uno se “indigna” ante la humillación propia, como también lo hace, se indigna, ante la humillación de un tercero, de más de un prójimo, de muchos prójimos… te indignas cuando algo toca tu fibra, tu esencia… cuando algo toca tu ser y te indica que “esto es inadmisible”… te indignas ante el holocausto… te indignas ante la muerte no natural… te indignas ante la injusticia… te indignas ante la palabra inoportuna… te indignas ante la actitud inadecuada… te indignas ante la inconducta… te indignas ante el yo imprudente… te indignas ante el atropello…
La dignidad humana es propiedad de cada ser… no es judía, como no es cristiana, como no es musulmana, ni de ninguna otra religión… entonces, está claro que es inherente al ser en “sí mismo” … viene con él… se va con él… la dignidad humana es el cordón umbilical entre la vida de un “ser” y la entidad divina que lo envió… ángel o Dios… la dignidad humana es intangible, pero de tanto, se vuelve tangible… el ser humano no puede existir sin ella… cuando se entrega la dignidad, se puede vivir, se puede respirar, se puede comer, pero se produce un extraño fenómeno donde está el cuerpo, pero la vida no sucede… de allí que se diga que se ha entregado el alma, y al hacerlo, se ha entregado la dignidad… es decir, se ha entregado el sentido de la propia vida…
Argentina tiene su propia Machu-Pichu… aunque está totalmente abandonada, la ciudadela acogió a miles de nativos de dichas tierras… se ubica en Salta, en Santa Rosa de Tastil, a unos ciento diez kilómetros de la ciudad capital, por la ruta 51, ascendiendo… la visión de la extensión de las ruinas apabulla el alma… la visión de distancia entre las ruinas, produce una sensación indescriptible de zozobra… allí… a cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, vivían gentes por cientos, vivían gentes por miles… disponían de fuentes de agua y de recursos para transitar la vida… eran mucho más que una tribu… podría decirse que eran un exponente civilizador… no se trataba de recolectores sino de agricultores… que reconocían los ciclos así como las geometrías… que sabían de las estaciones tanto como de las distancias… los dos miradores de los que disponen las ruinas son un exponente a la sabiduría humana… la dimensión de distancias desde uno al otro extremo habilita a ver por kilómetros qué sucede debajo, mil metros por debajo, ofreciendo una perspectiva que nutre el espíritu… ¿qué significa Tastil?... piedra sonora… a esa altura y a esas distancias los llamadores eran piedras que operaban al modo de un gigantesco xilofón… y su sonido atraviesa kilómetros… alguien que quisiera replicarlo hoy se sentiría atrapado por una música que supera la imaginación… nadie sabe cuánta gente vivió allí, pero fue mucha, mucha más de mil, tal vez cinco mil, entre aposentos de piedra, plazas, sembradíos, corrales, y tantos etcéteras como puedas suponer…
Las callecillas de Santa Rosa de Tastil huelen a dignidad… la dignidad de la presencia… la dignidad de los cultivos… la dignidad del uso racional del agua… la dignidad de la vida cotidiana… en los registros dicen que se habían ocupado doce hectáreas, la realidad indica que el poblado es de más de cien hectáreas… como sea, la desidia de la civilización occidental muestra la dejadez y el olvido, la omisión y la ignorancia… el predio está totalmente abandonado a la suerte de los vientos… aun cuando alguna vez fue espacio de estudios arqueológicos de la Universidad Nacional de La Plata… las urgencias que reinan en la Argentina, hace que el pasado sea memoria peligrosa, utópica, innecesaria… de allí la omisión constante… de allí la negación y la consecuente burla…
Las ruinas vestidas de silencio están repletas de dignidad… nadie sabe qué ocurrió allí ni cuando dejó de ocurrir… nadie sabe cómo llegaron ni por qué se fueron… nadie recuerda qué fue del meteorito que cayó allí indicando la tierra elegida… no obstante ello, la soledad da testimonio de la dignidad de un pueblo, y por lo tanto de sus habitantes… la dignidad es lo único que tienes para decir “quién eres” ante la creación… la que te concedió la vida… eso fue antes, así como lo es ahora…
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