CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 2© [9]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
De repente, surge la pregunta… otra pregunta… ¿y qué es la felicidad?... tanto que se la declama… tanto que se la reclama… tanto que se habla de ella como algo intangible… aparecen entonces las definiciones… según la Wikipedia, la felicidad es una emoción que se produce en un ser vivo cuando este cree haber alcanzado una meta deseada… definición de una pobreza estructural si las hay… inmediatamente amplía que algunos psicólogos han caracterizado el grado de felicidad como una medida de bienestar subjetivo que influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos… agregando que las personas felices tienen un enfoque positivo (medio) que los impulsa a conquistar nuevas metas… determinando que por el contrario, aquellas personas que no sienten ningún grado de felicidad, enseñan un enfoque negativo de su realidad, quedando enmarcadas por una fuerte frustración… una vez más, se observan sesgos profundos en la consideración… estas definiciones, tanto la primera como la segunda, asocian la felicidad con la satisfacción de una conveniencia, si no hay interés, no hay satisfacción, y por consiguiente, no hay felicidad… si eso representa la felicidad, la Tierra humana está consumida por la frustración, y ello explica el estatus quo que atraviesa la humanidad sin rumbo… más tarde, en otra entrada, links más arriba, aparece la gran definición de Google… indicando que la felicidad es la medida de la capacidad que hay en cada persona para dar soluciones a variados aspectos que conforman su vida cotidiana, ampliando que aquellas personas que tienen cubiertas sus necesidades, deberían ser más felices… adquiriendo la autorrealización y por lo tanto, la plenitud… un vez más prima el pensamiento occidental de la conveniencia… si tengo, soy feliz… si no tengo, soy infeliz… si dispongo, soy feliz… si no dispongo, soy infeliz… si acumulo, soy feliz… si no acumulo, soy infeliz… lo cual implica que son felices aquellos que construyen a partir de la justificación de los medios que emplean para alcanzar objetivos, dejando en claro que sin ellos, sin objetivos, la felicidad es imposible de alcanzar… sin metas, la felicidad no se logra jamás… lo cual demuestra una prescindencia de los sentidos y otra más de los sentimientos… no hay un sentido de felicidad, como tampoco hay un sentimiento de felicidad… es decir, la felicidad es parte del triunfo, de la gloria, de la supremacía, de la ventaja, de la comodidad, del bienestar, del yo adelante del otro yo… pobres observaciones para algo tan delicado en la consideración del “sí mismo”…
Las versiones son tan diversas como las apreciaciones, pero según lo dicho, la visión occidental de la “felicidad” está en relación directa con la economía, con la conveniencia, con el interés, con esa imperiosa necesidad de “ser” por sobre el otro… así son felices los que más tienen… propiedades, automóviles, lanchas, aviones, oro, en definitiva, poder… el poder, según esta visión, proporciona felicidad… algo que se contrapone con la realidad, ya que aquellos que disponen de propiedades, de automóviles variados, de una lancha o más de una embarcación, de un avión o más de uno, de kilos de oro o miles de onzas de él, suelen tener vidas miserables, rimbombantes, llenas de placeres, ostentaciones por doquier, fiestas, lujos y más lujos, pero aun así no logran desentrañar de qué se trata la felicidad y viven debatiéndose en permanentes estados de zozobra… asimismo, los jugadores de Wall Street, con todo el poder a su disposición, suelen ser personas miserables que se envuelven en sus idas y vueltas, para no salir nunca más, quedando atrapados en la necesidad continua de jugar a la ruleta rusa con no menos de dos balas… es decir, la probabilidad de morir en el intento, se duplica… se triplica… se cuadruplica… se quintuplica… se sextuplica… hasta que con todo el cargador completo, el disparo asegura una muerte tan miserable como la vida… como se ve, semejante paisaje no produce felicidad… el sentido americano de la competencia y la destrucción de los prójimos, no proporciona felicidad… sino una intensa necesidad de ir siempre por más… más de esto… más de aquello… más de lo otro… el mejor seguro es aquel por el que se paga un fortuna, sin intuir que en una de esas, el destino guarda un giro raro, y todo aquello que se tenía, que se disponía, no evitará una muerte repentina, temprana… teniéndolo todo, murió igual, se escucha en algún pasillo… como si tenerlo todo pudiese evitar la muerte anunciada por el sólo hecho de haber nacido… no falta quien dice que alcanzar la felicidad es dejar de ser y sentirse humano… bajo estas visiones el ser humano está condenado a ser infeliz, por naturaleza…
Luego aparece otra figura… si es feliz, no es pesimista… si es pesimista, no es feliz… replicando las versiones de la tragedia griega, donde todo en la vida es sinónimo de dolor… la torpeza es un acto de infelicidad… los excesos representan actos de infelicidad… los castigos son una fiel descripción consecuente con sentimientos de infelicidad, donde el victimario se regocija en el dolor de la víctima, algo propio de amos y esclavos, algo propio de amos y sirvientes, algo propio del pensamiento violento que demanda descargar las furias, algo afín a la necesidad de humillar para adquirir una dosis de sentido del poder… la desgracia resta felicidad y agrega zozobra, genera dudas y nubla cualquier posibilidad de un mañana cierto, de allí que se considere que la desgracia carcome la expresión del humanismo… aparece entonces la catarsis, como algo directamente vinculado con la necesidad de los castigos, la necesidad del grito, la necesidad de la descarga… sin perder de vista la funcionalidad del terror, esa imperiosa necesidad de imponer los miedos, para que el otro se someta por decisión propia, y si no lo hace, establecer las bases para ejercer el conflicto, desplegar una guerra, la necesidad de la lucha, como elemento de prevalencia… donde las figuras contraponen la felicidad a evitar los sentimientos de conflicto… si gana es feliz… si no lo hace se frustra y su visión será pesimista… felicidad en latín es sinónimo de fértil, fecundo… no se debe omitir que las mayores opulencias han sido testigo de los peores estados de infelicidad…
Nacer implica ser atravesado por la vida… uno cree que anda tras las cosas, pero en realidad son las cosas las que lo atraviesan uno… si se la analiza desde un punto de vista temporal, la vida es un flash que en los términos universales, es mucho menos que un suspiro… de hecho el ser humano vive entre apuros y urgencias, con tanta velocidad en el “sí mismo”, que casi no tiene “tiempo” de registrar (ser consciente) de todas y cada una de las emociones… esa velocidad impide la consciencia del “sí mismo” por ende no hay capacidad para reconocerse en el “uno mismo”, ante semejante realidad, el ser humano pierde la oportunidad de encarar su vida con humor y plenitud, rara vez recuerda la importancia de la risa, rara vez tiene presente ese raro sentimiento de sentirse “completo”… rara vez, es consciente de lo que significa contemplar el cielo estrellado y unirse sentimentalmente con el universo tangible… rara vez, se es consciente de que la Tierra está girando debajo de los pies, creando una sucesión de días y noches que no son otra cosa que estados de un presente que se escurre de entre los dedos vertiginosamente… rara vez, se es consciente del sentido de la respiración, sólo se vive si se respira, y enseguida se pasa a otro tema, asumiendo que la respiración es natural y que nada se puede hacer para evitarla, porque evitar significa morir… más allá, en otro estado de consciencia, reconocer las emociones demandan un ejercicio de menor a mayor, podría decirse, casi un entrenamiento… cuánto más reconocemos nuestras propias emociones, más nos acercamos a nosotros mismos, esto es al “sí mismo”… esto es al “uno mismo”… expresado de otra forma, reconocer la importancia de reír y sentirse pleno por hacerlo… reconocer la importancia del llanto y sentirse pleno por hacerlo… entonces, ¿qué es la emoción?... ¿qué significa una emoción?... por definición etimológica emoción es movimiento o impulso… algo te mueve a que hagas algo… algo te impulsa a que hagas una u otra cosa… algo te mueve a modificar el presente continuo… el pasado ya ha sucedido y es inmodificable, pero el presente es maleable y admite ser cambiado… las emociones tienen, entonces, una función adaptativa con todo lo que nos rodea, habilitando ello a cambiar la perspectiva… entiendes, lentamente, que todo es pasajero, que aquello que era ya no es, que pudo ser pero no lo fue… aceptas… a veces con rabia… a veces simplemente admites que así son las cosas y que la realidad es inmodificable… intocable… sin embargo, algo se puede aportar… no obstante, algo se puede agregar… algo de lo aportado sirve, algo de lo agregado es útil, aun cuando se trate de una pizca… adquiere mayor sustancia si dicho aporte alcanza a un tercero… adquiere mayor sustancia si dicho agregado incluye a otros…
Dicen que las emociones son expresiones biológicas, fisiológicas, y hasta mentales que dependen de los estímulos que devienen de las mismas circunstancias… dicen que los sentimientos son consecuencia de las emociones… en el sentimiento está el afecto, en cambio en la emoción está la reacción… las emociones se categorizan del mismo modo que el ser humano establece “capas” de aflicción… está el miedo… está la sorpresa… está la aversión… está la ira… está la alegría… y está la tristeza… está el peligro adherido a la ansiedad… está la incertidumbre… está la inseguridad… pero también está el desconcierto… el asombro… el sobresalto… el disgusto… el asco… o está aquello que nos produce rabia, enojo, resentimiento, rencor, furia, irritabilidad… o puede pasarse a la euforia, la pena, la soledad, el aislamiento, o al pesimismo… pareciera que en ningún lugar encaja la felicidad… en verdad, las emociones disponen a los aprendizajes… en verdad, esas mismas emociones, se relacionan con la experiencia… de cada emoción aprendemos a ser mejores, a perfeccionarnos, a reconocernos… no podemos evitar ser lo que somos, por lo tanto, debemos reconocernos a nosotros mismos… cuál es la esencia del “sí mismo” ante tal o cual realidad, ante tal o cual estímulo… qué obtenemos de ello… qué nos enseña… cada aspecto negativo tiene su lado positivo, y descubrirlo significa “encontrarse”…
Encontrarse es reconocerse… no siempre, pero casi siempre… la autoestima es el descubrimiento de la importancia del quererse uno mismo, sin que el ego tenga la supremacía… dicho reconocimiento produce, en general, visiones positivas, todo tiene un por qué, y no todo lo que se atraviesa guarda una respuesta, muchas veces es necesario vivir con la pregunta a cuestas… reconocer la importancia del dar sin esperar nada a cambio, abre un sinfín de alternativas que hacen a la satisfacción… del mismo modo, reconocer la importancia del recibir sin que el otro espere nada a cambio, enseña a que la equidad es parte de un equilibrio que estrecha manos en momentos precisos, nunca antes, nunca después… ello conlleva valorar el sentimiento del otro para que, a su vez, el otro valore el nuestro… es un camino al reconocer los propios sentimientos, donde eres sensible a esto, pero no a esto otro, donde sientes qué alcanza tu alma y qué no le hace mella, se dice del corazón, pero hace referencia al alma… mucho tiene que ver el ejercicio de la voluntad y el esfuerzo, esto el motivo de cada quien, esto es la motivación de ir siempre hacia un adelante invisible, donde se supone que está el “uno mismo” aguardando por el “sí mismo” en sus búsquedas… la dificultad es entonces parte de la ecuación que es necesario despejar… puede que el resultado no refleje lo que dicta el interés, pero la capacidad de adaptación habilita a comprender la dimensión de las cosas que están por fuera de uno… conocerse es no reprimirse… tal vez, la felicidad comienza cuando se dice “no”… y ese “no” se justifica en la esencia de cada uno… el “no” determina que no haya conflicto… o bien, genera un conflicto en el que uno no participa… quieres esto pero no quieres esto otro… acepto la diferencia, no la humillación… acepto la diferencia, no la agresión… acepto la diversidad, no la violencia… las personas son semejantes y equivalentes, no hay uno que sea más que su prójimo… por más bienes que tenga, o por más poder que ostente… todos despiertan… todos desayunan… todos van al baño… todos hacen o no hacen… todos duermen… todos descansan o no lo hacen… y todos repiten los ciclos inevitablemente… abren los ojos… cierran los ojos… sueñan o no sueñan… el rey vive como cualquier ser humano… el príncipe vive como cualquier ser humano… el presidente vive como cualquier ser humano… el ministro no es más que un ser humano común… todos nacen, todos mueren, indefectiblemente… mal que les pese…
Entonces, después de todo, ¿dónde está la felicidad?... cada alma guarda su paraíso así como cada alma guarda su infierno… cada alma tiene el potencial de la felicidad, de la plenitud en una comida, de la plenitud en un sueño, de la plenitud en la contemplación de un cielo, de la plenitud en la admiración de un paisaje, de la plenitud de los instantes o bien de la plenitud de los momentos… ese extraño sabor a realización en cada acto de la vida… esa identificación plena con encontrarse a “sí mismo” después de haberse descubierto el “uno mismo”… la felicidad no está en el otro, sino en el intrínseco del “sí mismo”, esto es en la propia esencia… puede ser alegría como puede ser llanto, lo importante es el sentimiento de felicidad… porque esta (felicidad) no existe por fuera del “uno mismo”, es algo que pertenece a la fibra… tener produce satisfacción, no felicidad… la felicidad es parte de la esencia…
Así como hay almas que conservan sus paraísos, del mismo modo hay almas que tienen sus propios infiernos y se ven sometidas a ellos… nada los conforma… hogueras que no se apagan nunca… fuegos que son parte del karma y que deforman cualquier realidad… tergiversándola… personas que atraviesan tragedias aun en la paz más reveladora… entonces, al no existir el problema, es necesario crearlo para que se justifique la presencia… para que se explique la ausencia… para que haya espacio para la excusa… para que haya lugar para la mentira… para que se justifique la traición… explicando la violencia extrema en la palabra… explicando la humillación del otro como satisfacción del “sí mismo”… esas personas transitan una tragedia en continuado… no pueden salir de la hoguera y demandan estar en ella, siempre, porque eso explica sus conductas… se dicen a sí mismo “positivos” pero son el exponente del pesimismo, porque están creando instancias negativas para poder permanecer en el estado que les conviene, esto es una singular oscuridad que los retroalimenta…
Una vez más, la felicidad reside en el alma… sólo allí… si no está allí, no está en ninguna parte… y ser feliz no es un simple estado de ánimo, sino una actitud ante la vida misma… es la esencia hecha luz… sin una dosis de luz, la felicidad es sencillamente imposible, porque la luz reside en el alma… y el alma forma parte de un karma que es la eternidad misma…
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