domingo, 28 de noviembre de 2021

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 6© [4] By Víctor Norberto Cerasale Morteo®

Para algunos humanos, los ángeles no se equivocan… para algunos humanos los ángeles sí se equivocan, y no cumplen con sus mandatos… del mismo modo, para algunos humanos, Dios no se equivoca, y todo lo que ocurre responde a un plan divino… mientras que para otros humanos, Dios comete errores, permanentemente, al permitir que sucedan cosas que ellos no están dispuestos a admitir, aceptar, tolerar, digerir, asumir, o dilucidar… a veces los ángeles parecieran no ver, no oír, no entender… a veces, Dios, pareciera no ver, no oír, no entender… sucede que el destino tiene entidad propia, y una vez escrito, simplemente “sucede” … ocurre que hay personas que entienden que el destino no tiene entidad de tal, y que cada quien decide qué sucede, cuándo sucede, y cómo se produce… una vez más, la diferencia nunca está por fuera, sino que reside en el sí mismo… qué se entiende de cada circunstancia… cómo se entiende cada circunstancia… qué se hace con lo que se entiende de cada circunstancia, o bien, qué no se hace con lo que no se entiende de cada circunstancia… como siempre, ello refiere a una cuestión de perspectiva… ¿dónde estabas parado cuando esto o aquello sucedió?... ¿qué viste y qué no viste?... ¿qué discerniste y que no de dicho suceso?... luego, más temprano que tarde, se necesita abordar qué hay en la esencia de cada quien, qué hay al momento de la circunstancia… si la esencia está negada de sí misma, todo lo que ocurra en derredor será un error de la creación… si la consciencia está sometida al ego, todo lo que tenga lugar alrededor y que no beneficie al sujeto, será un error de “alguien” situado siempre por fuera del sí mismo extraviado… si el espíritu está negado por el uno mismo, cualquier cosa que vaya por fuera y que no se ajuste a los intereses del sujeto en cuestión, será para él un error del destino, ejecutado por Dios mismo, o por un ángel, o alguien que se cruzó en el camino… finalmente, si el alma está desplazada de su espacio en el ser humano, cualquier cosa que afecte los intereses de éste, se verán como una agresión generada desde el más allá, por orden divina, o bien, por alguien que se atravesó en el camino… todo ello desvirtúa el paisaje y confunde al involucrado en el suceso… entonces, su esencia percibe que el daño es un error de los demás, nunca propio… se trata de un daño generado por los demás, nunca por los propios actos… esto produce una paradoja atemporal… mientras el resto del mundo sigue circulando en sus temáticas, alguien se asume como víctima de una circunstancia, y lejos de repararla a partir del sí mismo, se ensaña con un tercero que justifique su incomodidad, que sirva para explicar lo que no tiene explicación… sea que se trate de Dios… sea que se trate de un ángel… sea que se trate de un tercero… cualquiera de ellos serán la excusa exacta a la necesidad de quien se entiende víctima… esto es que, aun cuando la solución esté delante de sus ojos, él no la verá, no la percibirá, ni siquiera la verá como tal… de hecho, el problema adquirirá una dimensión dramática y devorará cualquier revelación posible… dicho de otra forma, cuando no estás dispuesto a entender, sencillamente no entiendes, y las cosas te pasan de largo… La pintura no es sólo obra del pintor, su autor, su mentor, su creador, su diseñador… la pintura es lo que el ojo ajeno ve en ella… algunos ven una simple pintura… algunos otros ven algo más, algo que los llama, algo que los convoca a mirar a través de ella, algo que los convoca a mirar más allá de lo que expresa… la diferencia no está en la pintura, sino en quien la observa… dependiendo ello de qué hay dentro de esa alma… qué hay dentro de ese espíritu… qué se despliega dentro de esa consciencia… la pintura puede ser buena para unos e intrascendente para otros, la diferencia reside en aquel que la aprecia… para algunos la pintura habla por sí misma, mientras que para otros dice mucho más de lo que muestra… la conexión con el alma se da en el interior de la persona, en el uno mismo como observador, en sí mismo apreciando algo que está más allá de su propia consciencia… seguramente, la inspiración del pintor ni se acerca a lo que los terceros ven en su pintura… entonces, la sensación, una vez más, está dentro del que observa… mientras que la pintura, sigue siendo ella misma, “pintura” … Curiosamente, ocurre lo mismo con quien escribe… al hacerlo, siento algo que no puede describirse con palabras, más aún, no las hay para poder explicar qué es lo que siento mientras estoy escribiendo… es una mezcla de satisfacción y regocijo… algo así como un placer sublimado… pero mientras te escribo, atiendo a mi voz interior que me va guiando, por una parte, y escucho otras voces que se llegan hasta mi consciencia y me indican que escriba esto o lo otro, que corrija aquí o allá, que revise esto o lo otro, y eso sucede en mi interior, no aquí y ahora, sino siempre… siempre desde que escribo, y ya te dije que lo hago desde mi niñez, así es que el ejercicio es amplio y sostenido, la experiencia repetida es algo habitual… sucede desde los albores de los años cincuenta del siglo pasado, esto es que ha sucedido durante setenta años, lo cual me permite reconocer las voces… su presencia… su distancia… y sobre todo, su vigencia… nunca dejaron de acompañarme… y asumo mi locura sin pretender ocultarlo… si lo entiendes, y te suena parecido, bien… si no lo entiendes, y te suena disonante, también… tú interpretas mis escritos según lo que sientes en tu alma, o bien, cómo se reflejan los escritos en tu espíritu… o bien, cómo percibes cada oración, cada frase, en tu consciencia… evidentemente, lo que escribo te toca la fibra… te toca la esencia y esto llama tu atención… entonces, lo escrito ya no me pertenece… porque tú estás sintiendo algo diferente a lo que he escrito… estás cursando tu propia sublimación… estás sintiendo algo distinto a lo que he sentido, pero eso distinto, ha mejorado el contenido de los renglones y te ha hecho reflexionar, te ha hecho pensar en algo que yo no pensé… porque cada uno de nosotros estamos atados a nuestros recuerdos y nuestras circunstancias, y ello representa un valor agregado “invisible”, que es sólo perceptible por quien lo transita… en dicho punto, lo escrito ya ha sido superado mediante la lectura de un prójimo mayormente desconocido que siente afinidad por ciertas palabras, por ciertos giros, por el despliegue literario, o simplemente porque una sola palabra te movió el alma y te obligó a abrir la mente, no sólo los ojos, sino la mente, eso que empuja a la consciencia a ser ella misma… mientras lees te escuchas a ti mismo resonando en tu interior… dicho de otra forma, tu elaboración al sumarte al texto, genera una diferencia que agrega valor al texto original… tu recreación mental como lector, conlleva lo que contienes en tu esencia y en tu karma, y yendo más lejos, dicha recreación mental es tan íntima, que se mezcla con los recuerdos y con los movimientos percibidos de las propias circunstancias… entonces, lo que lees ya no tiene nada que ver con lo que he escrito… lo supera… es algo semejante a una receta de la abuela a la que se te ha ocurrido agregarle otros ingredientes… contiene algo fundacional, pero ya no responde al original… de allí que, cuando se relee un mismo texto por segunda o tercera vez, se descubren nuevos aspectos no detectados en la lectura original, esto es que mientras algo suena conocido, hay detalles que se incorporan como si no hubiesen sido leídos en el primer encuentro… tal vez, el ejemplo más notable de lo dicho es la lectura de “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry, cada vez que abordas su lectura, sientes que estás leyendo algo nuevo… una sensación única e irrepetible… te toca la esencia y te la da vuelta… hace impacto en el karma y lo revuelca… y cuando llegas a la última página, al último párrafo, sientes que es la primera vez que lo lees… esto es que, las veces anteriores aun habiendo existido, son parte de un pasado que te comprende, pero que ya no está y te alienta reiterar la lectura… de allí que cada libro sea fundacional… de allí que cada lectura sea recreacional… Sucede lo propio con la música… el autor quiso expresar algo con sus letras… el compositor quiso expresar algo semejante o diferente con sus acordes… la mezcla dio un resultado, pero todos los que oyen dicha música se sienten atraídos por ella y la adoptan como algo propio de su espíritu… o simplemente no les encaja y es lo mismo que oír llover… la diferencia no está en la música, en los sonidos, en los acordes, sino en el interior de quien oye… allí se produce la combinación magistral y esa música se incorpora como algo propio, esto es que ya no pertenece a sus autores… el pentagrama, aun no entendiendo de notas, bemoles, sostenidos, es inherente al ser en sí mismo, y una vez que ha sido incorporado, se recurre a él como una especie de salvación donde el alma encuentra la paz que andaba buscando… se repetirá tantas veces como sea necesario a las demandas espirituales… el alma se deja llevar, y en algún momento coincide consigo misma, se encuentra, se abraza, se despide y sigue con su camino… más lejos aún, cuando no la oyes (la música) esta sigue sonando en el interior, rebotando contra las paredes mentales, evidenciando que no se puede desprender de ella… La historia se repite con cualquier obra de arte… pero también se repite con los talabarteros… con los tejedores… con los alfareros… con los carpinteros… el que toma la obra de arte, es el que le confiere un valor que está más allá del inherente a la propia pieza… está más allá de la idea de su autor… está más allá de lo que el autor sintió cuando la ejecutó… está más allá de las sensaciones que tuvo aquel que pensó la obra y la convirtió en algo “tocable” … una vez más, la diferencia se produce en el uno mismo… algo, adentro, siente afinidad por la obra y la suma a la circunstancia de la propia vida, asumiéndola como algo propio… se habla de que el ángel te condujo a sintonizar con la obra… o bien, que Dios la señaló para que la tomaras… o bien, las circunstancias te acercaron a ella y te hicieron sentir la necesidad de poseerla… como sea, la obra excede a su autor, y para a ser tuya… por un tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo… hasta que se rompa, hasta que se la lleve el viento, hasta que el giro de la vida te la haga perder, o hasta que alguien te la quite… cuando la idea coincide con el motivo inherente al uno mismo, la obra indivisible se consubstancia en la propia alma y la toma como algo propio… de esto, está lleno el mundo… de esto, está repleta la historia humana desde que el primer humano pisó la Tierra… Luego, la realización viene a través del boca a boca… él me dijo qué… tal dijo qué… aquel otro dijo qué… y se forma una cadena de sensaciones que unen a los espíritus creando una cadena que no tiene eslabones, sino algo que está más allá de la comprensión humana… las sintonías del espíritu tienen una consonancia en el más allá, y, asimismo, tienen una resonancia en el más acá… todo ello conforma una sinfonía que suena en la eternidad… ¿la oyes?... ¿no?... pues es necesario afinar los sentidos… https://www.facebook.com/sedemiuqse ► La pintura pertenece a María del Carmen Conde Quintela (Sedemiuqse) | ESPAÑA, Galicia http://carmenmolins1.blogspot.com/ https://sinaclaraciones.blogspot.com/

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