domingo, 3 de noviembre de 2024

Seguir siendo bárbaro Louisa Yousfi Una hija de la inmigración argelina en Francia explora la posibilidad de una tercera vía frente a la asimilación a la sociedad de acogida y la radicalización islamista.

https://www.anagrama-ed.es/libro/nuevos-cuadernos-anagrama/seguir-siendo-barbaro/9788433927637/NCA_77 Louisa Yousfi recurre a la reapropiación del término «bárbaro» como punto de partida de Seguir siendo bárbaro, ensayo en el que la periodista francesa, de ascendencia argelina, pone en cuestión el concepto de integración en los países occidentales. Se trata de un contundente relato sobre las consecuencias de las políticas coloniales, que comienza con una cita de Kateb Yacine, considerado el Rimbaud argelino por la élite intelectual francesa: «Siento que tengo tantas cosas que decir que me alegro de no ser más culto. Tengo que conservar una especie de barbarie, tengo que seguir siendo bárbaro». ¿Qué es este «bárbaro» al que hace referencia Yacine? Contrapuesto a «civilizado», «bárbaro» es un anatema impuesto por la sociedad occidental, una mancha de nacimiento que designa a un ser irrecuperable, distanciado del «salvaje» –alguien todavía por desarrollar, de manera que, «cuando comete algún error, no se le puede echar toda la culpa»–. Sobre la reapropiación, Yousfi escribe: «Es una estrategia tan antigua como la opresión: la inversión del estigma. Uno atrapa el insulto, lo devuelve y lo obliga a decir lo contrario. Parece fácil, pero el método es peligroso. Son muchos los pueblos alquimistas que han logrado el milagro: transformar la deshonra en orgullo, la infamia en nobleza. Si la estrategia tuviese un lema, seria este: "Sí, ¿y qué?"». Así, a través de este nuevo significado de la idea de barbarie, Yousfi hace un llamamiento a los hijos y nietos de la inmigración para preguntarse por la naturaleza de unas identidades complejas –mucho más de lo que desearían sus países de acogida–, y explora una tercera vía entre esta pregonada integración, tan reclamada por las políticas liberales, y la radicalización islamista. A la vez, la autora reclama también algo muy básico y sencillo: su derecho a la humanidad. «Por eso no se trata de convertirse en bárbaro, sino de seguir siéndolo, asumiendo la verdad política que contiene el término: lo que se teme, en el fondo, no es nuestra potencial falta de humanidad, de cultura o de sentido moral. Es exactamente lo contrario. Es lo que tenemos de inasimilable, es decir, nuestra historia, nuestra cultura, nuestra alma. Porque entonces, ¿qué es ese tipo de bárbaro que se hace preguntas sobre su personalidad profunda, sus valores, su belleza?»

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