En febrero de 1971, Cindy Nemser preguntó a Louise Bourgeois en un artículo publicado en Arts Magazine: «¿Cómo percibes el lugar de la mujer en el mundo artístico actual?». Bourgeois respondió: «Una mujer no tiene un lugar como artista hasta que demuestra, una y otra vez, que no se la puede eliminar».
El 11 de diciembre de 2010, tres años después de emigrar e instalarme en Francia, visité en la Maison de Balzac de París la exposición Louise Bourgeois : Moi, Eugénie Grandet, de la artista francesa. Los dieciséis paños de cocina y pañuelos sobre los que bordó las piezas de la última colección que preparó antes de fallecer, sus dibujos y el poema «Ode à Eugénie Grandet» me dejaron paralizada.
Durante más de diez años he buscado los límites entre la escritura y el bordado en la obra de Louise Bourgeois, las fronteras, el silencio, el posible diálogo entre estas dos disciplinas artísticas. Inevitablemente, la vida atravesó el proceso (la investigación y la escritura) y solo casi al final encontré una de las principales razones de mi empeño. Fue el día en que falleció mi abuela materna: sus manos eran muy similares a las manos de Louise Bourgeois.
https://www.maisondebalzac.paris.fr/expositions/louise-bourgeois-moi-eugenie-grandet
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