viernes, 30 de abril de 2010

el viaje de la botella



el dispensador dice: Muchas veces he reflexionado sobre la factibilidad de la vida extraterrestre y de hecho, estoy convencido tanto de su existencia como de su potencial capacidad para estar entre nosotros sin ser diferenciados. He asumido que una comunidad de inteligencias no necesitaría de escalas jerárquicas para constituirse en civilización ya que el orden social integrador no necesita de poderes... alcanza con abordar la vida de las hormigas (tengo millones a mis alrededores) para comprender que cada una sabe qué debe hacer, cómo, cuándo y dónde... siendo consideradas inferiores (insectos) porque no hablan, sin embargo tienen una distintiva cualidad para comunicarse en su mundo. Compartimos el mismo suelo y mayormente viven sin molestarnos, siendo nosotros los que invadimos su medio. Lo mismo ocurre con avispas, abejas, y otros tantos miembros del mundo minúsculo que nos rodea y que existe con sus equilibrios más allá de nosotros y nuestras miserias y limitaciones. Indudablemente las posibilidades extraterrestres no sólo se manifiestan en distancias en el universo conocido, sino además en la potencial existencia de dimensiones diferentes que convergen sobre un mismo lugar, habilitando entonces a que otras entidades compartan un mismo espacio pero en expresiones temporales diferentes, con espectros distintos, diferentes longitudes de onda y por ende, distintas intensidades y vibraciones moleculares. Así, un extraterrestre dimensional no se sorprendería de nuestras actitudes y conductas, esencialmente contradictorias y conflictivas... lo suficiente como para atemorizar a sabios, justos, y observadores que recorren la dimensión de los tiempos, o bien las dimensiones temporales. No obstante, de tratarse de extraterrestres provenientes de distancias universales medidas en años luz o en parsecs, seguramente tratarían de llegar aquí empleando métodos distintos a los usados por los humanos... no utilizando naves espaciales sino algo mucho más sofisticado llamado "mente", desarrollando capacidades desconocidas pero posibles. Así, simplemente podrían nacer y estar, pasando desapercibidos al ojo humano. Entre tanto conflicto, ante tanta autodestrucción, ante tanta lapidación de potenciales talentos, ante tanta soberbia inútil, ante tanto hambre establecido por desprecio, estas entidades indudablemente con capacidades diferentes a las nuestras, se asombrarían primero para luego entender que deben mantener distancia de tanta locura paradójica ya que un encuentro explícito podría desencadenar un cataclismo cultural, mucho peor que el padecido por los amerindios... quizás, hasta podrían experimentar enviándonos una botella espacial conteniendo un mensaje que detectado por nuestras potencias militares rápidamente habilitarían a un intenso lobby anticipatorio a la obtención de más poder, esto es más tecnología para someter al prójimo, muy lejano a un pensamiento estructurado de extraterrestres que priorizan la responsabilidad y compromiso por la comunidad antes que por los individuos. Ante la mínima percepción de exposición a una fuente de atropellos y segundas intenciones, estos extraterrestres huirían a recogerse en sus mundos, sean estos dimensionales o lejanos. Escaparían de una anticultura que propicia la extinción antes que la misericordia y el equilibrio equitativo de las sociedades de su raza. La mente humana, invadida por limitaciones, pretende un universo conquistable, usable, destruible, sometible, a poderes e instintos. Curiosamente, una cultura estructurada en un pensamiento colectivo jamás se expondría a semejante desatino ya que el encuentro sería nefasto, inconmensurablemente dañino no tanto para las miserias humanas, aunque sí para los visitantes. Stephen Hawking lo ha expresado desde su óptica humana... y desde luego su opinión ha movido al mundo científico a exacerbar sus respuestas, explorando soberbias, engreimientos académicos, justificando la descalificación de lo desconocido... sin embargo, este mismo hecho, observado por capacidades extraterrestres, sería motivo suficiente como comprender que no hay vínculo potencialmente posible, salvo con una civilización con conocimientos depredatorios mucho más sofisticados que los contenidos por los seres humanos. Una botella espacial alcanzando este suelo sería suficiente para alertar a nuestras mentes peligrosas, siempre dispuestas a negociar el alma perjudicando al otro... El universo contiene equilibrios que no atendemos y tampoco entendemos. Indudablemente son muchas las civilizaciones que sí los atienden y además los entienden, por ende los respetan antes de sorprenderse ante cataclismos inducidos por la avaricia, la angurria, y la ausencia de valores genuinos. Abril 30, 2010.-

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