sábado, 25 de marzo de 2017

VOLVER A CASA | “Tanto el sueño como la pesadilla pueden ser ciertos en EE UU” | Cultura | EL PAÍS

“Tanto el sueño como la pesadilla pueden ser ciertos en EE UU” | Cultura | EL PAÍS

“Tanto el sueño como la pesadilla pueden ser ciertos en EE UU”

A los 26 años, Yaa Gyasi ha triunfado con 'Volver a casa', una novela que reconstruye la historia íntima de afromericanos y africanos

La escritora Yaa Gyasi.

La escritora Yaa Gyasi. 



Del Castillo de Costa del Cabo en Ghana donde se hacinaban miles de africanos antes de ser vendidos como esclavos, hasta las minas en las que tras la Guerra de Secesión en Estados Unidos los negros cumplían condenas (por delitos inventados) y mantenían en marcha la economía del sur; de las calles de Harlem a las aldeas subsaharianas; de la epidemia del crack en el Nueva York de los ochenta, al nacimiento del movimiento de independencia en la Costa del Oro; la escritora Yaa Gyasi recorre casi tres siglos de historia y miles de kilómetros en su primera novela en Volver a casa(Salamandra). Esta semana se ha alzado con el premio PEN al mejor debut de ficción.
Inmigrante de primera generación, Gyasi nació en Ghana en 1989 y emigró a EE UU con su familia a los dos años. En 2009 obtuvo una beca para viajar al país africano e investigar para un libro. Estaba a punto de cumplir 20 años y la visita que hizo a un viejo castillo determinó el rumbo de su novela. Allí le contaron que los ingleses, que controlaban el tráfico de esclavos, a menudo se casaban con lugareñas. “Vi las mazmorras y comprendí que debía contar una historia que mezclase a dos mujeres: una que estaba con un británico y vivía en la parte alta del castillo, y una que estaba en las mazmorras”, recueda Gyasi por teléfono.
Los siete años que Gyasi pasó escribiendo esta novela, de 2009 a 2016, coincidieron con la presidencia de Barack de Obama en EE UU, y la publicación de Volver a casa ha coincidido con un momento brillante para la cultura afroamericana.
La maldición que recorre la saga familiar que ha construido en Volver a casa tiene por momentos un eco lejano a Cien años de soledad. “Aprendí mucho de ese libro”, admite. “García Márquez se permite jugar, su novela es enorme, parece no tener límites”. En su libro la historia de la descendencia de las dos mujeres ghanesas, fatalmente unidsas, se estructura en torno a una docena de personajes. Cada uno protagoniza un capítulo con un telón de fondo histórico distinto, arrastrando la maldición original y empujando la novela hasta el año 2000. “Armé un árbol de familia, e incluí fechas y un acontecimiento de cada periodo, como las leyes Jim Crow de segregación o la etapa de la reconstrucción tras la Guerra”, explica. Fuera quedaron trágicos hitos como el asesinato de Martin Luther King. Una decisión plenamente consciente. “Quería que tratar la vida íntima, hablar de dos familias distintas, y no ofrecer una lección de historia de los afroamericanos”, aclara.
En Volver a casa se mueve entre Ghana y EE UU, en un vaivén que conecta dos mundos, dos culturas. “Pensaba mucho en esto de niña. Veía que mis padres tenían una relación muy distinta con EE UU de la que yo tenía. La inmigración en este país es más complicada si eres negro porque hay normas sobre la raza, hay una herencia. Vivir en un lugar que arrastra un legado de trata de esclavos define una cultura. Yo no podía realmente identificarme con aquello, resultaba complicado construirse una identidad”, recuerda.
Los siete años que pasó escribiendo su libro, de 2009 a 2016, coincidieron con la presidencia de Obama, y la publicación de Volver a casa ha llegado en un momento de brillante para los creadores afroamericanos. Ensayistas como Ta-Nehesi Coates, novelistas como Colson Whitehead, artistas como Kerry James Marshall o cineastas como Barry Jenkins han saltado a primera línea. ¿Hay un renacimiento? “Muchos artistas afroamericanos han entrado en el mainstream. El público finalmente se ha enterado de que hay artistas negros han estado creando obra excelente, pero lo venían haciendo desde hace mucho tiempo. ¿Qué ha provocado el éxito? No lo sé, quizá los negros están de moda, o por algún motivo se ha logrado llamar atención hacia un trabajo excelente”.
Ahora, en pleno auge de los creadores afroamericanos ha llegado a la Casa Blanca Trump. ¿Están ellos mejor preparados ellos para afrontar este gobierno? “Los negros en EE UU están siempre alerta, conocen el profundo racismo. Nada te sorprende en ese plano. La idea de que el país es excepcional, no es algo que te creas, de hecho creces pensando en la lucha contra las limitaciones que te son impuestas”, opina Gyasi. “Tras las elecciones alguna gente blanca está en shock, no pueden que su país sea así. Pero muchos afroamericanos son perfectamente conscientes de que sí, así es. Sabes que aquí el sueño y la pesadilla pueden ser ciertos”.
El premiado debut literario de esta alumna del prestigioso taller de escritores de Iowa, vino precedido de una millonaria puja entre casas editoriales y fue saludado con muy buenas críticas. Yaa Gyasi también fue seleccionada como uno de los cinco autores menores de 35 por el National Book Award y recibió el premio de la crítica. “Las pujas tan altas crean una situación peculiar que puede funcionar en tu contra. Llama mucha la atención, pero esto puede ser negativo. Yo estoy agradecida”, apunta.

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