Hiroshima, ‘mon amour’
Ángel Rupérez escribe en ‘Morir en Hiroshima’ una posible respuesta a la pregunta de cómo escribir poesía después de los horrores del siglo XX
Portada de 'Morir en Hiroshima'.
El señor Watanabe, protagonista de la novela más reciente de Andrés Neuman (Fractura), recordaba con precisión fotográfica los efectos que siguieron a la explosión atómica en Hiroshima. El cine tampoco ha permanecido ajeno al asunto, desde el filme-emblema de Alain Resnais que da título a esta reseña hasta la estremecedora crónica que rodó Shohei Imamura en Lluvia negra. Incluso la banda pop OMD se marcó un hit antibelicista a comienzos de los ochenta con Enola Gay, que aludía al nombre del avión encargado de lanzar la bomba sobre suelo nipón.
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