lunes, 15 de julio de 2019

Dandis de barrio pobre | Babelia | EL PAÍS

Dandis de barrio pobre | Babelia | EL PAÍS

NARRATIVA

Dandis de barrio pobre

El colombiano Luis Miguel Rivas narra en 'Era más grande el muerto' los años de las bombas del narcotráfico en Medellín en el filo de los noventa

Un edificio dañado por una bomba en Medellín.
Un edificio dañado por una bomba en Medellín.
A pesar del éxito de una especie de estilo internacional, fácilmente traducible y algo insípido, algunos escritores extraen su fuerza de la insistencia en un territorio local. El poeta Seamus Heaney solía compararlos al gigante Anteo, que perdía su fuerza al despegarse de la tierra. De la misma manera el colombiano Luis Miguel Rivas (1969) se ha hecho fuerte en un mapa que puede imaginar con los ojos cerrados: el departamento de Antioquia, sus microhistorias locales. En cualquiera de sus obras (por ejemplo¿Nos vamos a ir como estamos pasando de bueno?, uno de los más sutiles y satisfactorios libros de relatos en español de la última década) asombra la autenticidad de su estilo y una imaginación que trabaja a rienda suelta en lo pequeño. Como dice uno de los personajes de Era más grande el muerto, su primera novela (y también su primer libro publicado en España): “Cuento esta historia con base a lo que he vivido, visto, leído y escuchado. Lo que no sé me lo invento”. Ahora bien, esto es una obra de ficción, y es en el margen de la invención de personajes mediadores de verdades donde Rivas brilla: tan vulnerables como brutos, ingenuos y humorísticos, espejo de las sutiles contradicciones de una sociedad.
Dandis de barrio pobre
Aunque transcurre en una ciudad ficticia y en un tiempo indeterminado, es fácil presuponer que Era más grande el muerto narra los años de las bombas del narcotráfico en Medellín en el filo de los noventa. Pero no es exactamente una novela sobre el narcotráfico (aunque su particular perspectiva aúpe el género). Rivas proyecta un alcance universal gracias a la profundidad y flexibilidad de la comedia (personajes populares, ascenso social frustrado, humor y lenguaje plebeyo) en un conflicto que tantas veces es tratado con estereotipada forma de tragedia (desde el lugar de los pocos héroes y las élites sociales). Por eso, Era más grande el muerto es una novela picaresca narrada por Manuel, moderno Tom Jones antes que Lázaro, cuya ausencia de atributos (y candidez) le permite fluctuar en un submundo de clases pobres, jóvenes compañeros de barrio reconvertidos en sicarios y familias-bien venidas a menos. Y formular un retrato de una sociedad que asume la violencia como una realidad abrumadora donde también cabe lo sobrante, lo gratuito: la vida en todas sus manifestaciones, también las sentimentales.
Manuel y su amigo Yovani son dos jóvenes sin dureza para convertirse en sicarios ni virtudes para estudiar una carrera. Para ascender socialmente compran a un mafioso local ropa de marca venida de la morgue: sus madres les zurcen los agujeros de bala, limpian las sangre de las ríbok. Como contrapunto, al deambular de estos dandis de barrio pobre, otros dos desclasados: Lorena, hija de buena familia, caída en desgracia, y don Efrem, capo de la mafia local que recibe imposibles lecciones de educación general para conquistar a Lorena… Todos parecen “ser de otro mundo estando en este”; y ser de este mundo viviendo mentalmente en otro.
Era más grande el muerto. Luis Miguel Rivas. Seix Barral, 2019. 400 páginas. 20 euros.

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