La cabaña de paja de Du Fu, un santuario de la cultura china
Du Fu (712-770) fue un célebre poeta realista de la dinastía Tang (618-907) muy apegado a la gente común, y comprometido con la sociedad de su época, que vivió una existencia errabunda sin morada fija. Entre sus numerosas y transitorias estancias hubo sin embargo un lugar en el que, a pesar de su humilde naturaleza, tuvo una vida relativamente estable durante cuatro años. Se trata de un santuario de la cultura china en la ciudad de Chengdú que todos los admiradores de Du Fu deben visitar: su cabaña con techo de paja.
Du Fu escribió en un poema que su cabaña de paja se encontraba al oeste del puente Wanli (“de los diez mil li”) y al norte del estanque Baihua (“de las cien flores”), cuyas aguas eran las del Canglang: esa era la morada donde residió durante aproximadamente cuatro años. Allí “nadie acude a visitarme, pero me acompaña el estanque y tomo las cosas como vienen”. La humilde morada de Du Fu está en Chengdú, capital de la provincia de Sichuan; y fue el lugar escogido por el poeta para escapar de los estragos causados por la rebelión de An Lushan, al que llegó después de recorrer numerosos rincones de China.
En el segundo año de estancia, comenzó a construir su cabaña a la vera del arroyo de Huanhua, al oeste de la ciudad. Se trataba de un remoto emplazamiento, lejos del mundanal ruido, rodeado de agua y en un hermoso y sereno entorno natural, un paraje en el que su alma inquieta, tras una vida errática de lugar en lugar, consiguió alcanzar el sosiego. Allí vivió en torno a cuatro años y tras su marcha la cabaña comenzó a deteriorarse. En los primeros años del periodo de las Cinco Dinastías (907-960), el literato Wei Zhuang buscó el lugar donde se hallaba la morada de Du Fu y encontró su ubicación original.
Wei reconstruyó allí la choza de paja, con la idea de honrar la memoria del insigne poeta. Durante los siglos posteriores, con las dinastías Song, Yuan, Ming y Qing, la cabaña fue destruida y vuelta a levantar en numerosas ocasiones, y el lugar acabó por convertirse en una especie de memorial ancestral dedicado a Du Fu. Los sucesivos gobiernos municipales de Chengdú han considerado su protección y restauración como una de las importantes tareas de sus respectivos mandatos, y se han ocupado meticulosamente de su conservación.
La cabaña del poeta es un exponente del estilo constructivo tradicional de Sichuan y del sur de China conocido con el nombre de chuan-dou, según el cual los techos eran realizados con paja seca y las paredes se embadurnaban de barro amarillo. Sobre la puerta de entrada al complejo se hallan escritos los dos caracteres relativos a la construcción de paja (草堂), en la cual Du Fu compuso muchos versos célebres durante su breve estancia. A lo largo de su azarosa existencia, la choza se ha convertido en lugar de imprescindible visita para impregnarse del espíritu de la dinastía Tang y rastrear las huellas del inmortal poeta. Lo que podemos contemplar hoy en día es el fruto de las reparaciones y ampliaciones sufridas a través del tiempo: una cabaña de primitiva sencillez rodeada de un jardín de sigilosa belleza.
Apacible escenario
A ambos lados de esa puerta principal cuelga un dístico que reza: “Al oeste del puente Wanli, al norte del estanque Baihua”; unos versos que proceden del segundo de los dos poemas del título Rememorando la cabaña de paja, y ubican con exactitud el lugar en el que se hallaba situada. Bambúes y árboles dan sombra al patio interior y las aguas cristalinas lo circundan todo en un apacible escenario que recuerda la estrofa: “Las aguas del arroyo Huanhua fluyen desde el oeste, el maestro encuentra un hogar en la quietud del bosque y el estanque”.
Ya dentro del edificio, se encuentran un muro-pantalla, una sala oficial, el memorial del poeta-historiador, un acceso de madera, un santuario conmemorativo, y otras estancias. El mencionado “memorial del poeta-historiador” es el eje central de todo el complejo, y debe su nombre a las cualidades de la poesía de Du Fu, que resultaba útil “para verificar y complementar la historia”. En su centro se alza la estatua de medio cuerpo del escritor, realizada por el famoso artista Liu Kaiqu, y a ambos lados de la figura se puede leer el dístico compuesto por el líder revolucionario sichuanés Zhu De: “La cabaña de paja permanece para la posteridad, al igual que los versos del poeta inmortal”. Estas palabras expresan claramente el lugar que Du Fu y su morada ocupan en los corazones del pueblo chino.
Esta cabaña en Chengdú era muy sencilla y modesta, poco apta para soportar los vientos y aguaceros del otoño que padecía el escritor y su familia como verdaderos desastres naturales. Tras uno de aquellos violentos temporales, el tejado choza, levantado con tanto esfuerzo, fue arrasado casi completamente. Al ver a su mujer y sus hijos en tales condiciones, ateridos por el frío e incapaces de conciliar el sueño, el poeta se sintió profundamente apesadumbrado. Por ello, cuando leemos Mi cabaña de paja destruida por el vendaval de otoño: “Poder habitar una enorme mansión de diez mil habitaciones, con un gran techo para los caballeros desposeídos de este mundo […], un edificio inmune al viento y a la lluvia, tan sólido como una montaña… ¡Ay! ¿Cuándo verán mis ojos una mansión tan prominente como esa? Entonces aceptaría satisfecho la ruina de mi pequeña cabaña, y la muerte por congelamiento”; el poema nos transmite no solo los sentimientos de Du Fu hacia su cabaña destrozada, sino también el amor y el afán por su país y sus conciudadanos. Durante los años vividos allí el poeta escribió otras muchas obras célebres, como por ejemplo Odiosa separación o Los naranjos enfermos, todos ellos conmovedores ejemplos de poesía realista.
Du Fu no solo lega a la posteridad poemas inmortales sino también una impronta indeleble en la historia de la literatura. A día de hoy su cabaña de paja constituye una importante reliquia cultural, que se halla bajo protección nacional y también un museo estatal de primer nivel, así como una unidad clave de protección de libros antiguos. En su interior se custodian numerosos ejemplares centenarios, incluidas antologías de poemas de Du Fu, impresos o manuscritos originales de las dinastías Song, Yuan, Ming y Qing; además de todo tipo de ediciones de época más reciente. Alberga, asimismo, libros traducidos a más de una decena de sistemas de escritura y hay unos 120 de diferentes ejemplares con caracteres chinos editados en Corea y Japón. En total se conservan en este complejo más de 2.000 vestigios culturales que convierten al lugar en el memorial más célebre, de mayor tamaño y mejor conservado de todos los dedicados a Du Fu en China.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 51. Volumen VI. Noviembre de 2018.
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