Sichuan: El tesoro del Oeste de China
La provincia de Sichuan se encuentra dividida en dos por el río Yangtzé y es sin duda una de las regiones con mayor atractivo paisajístico y riqueza cultural de toda China. Alberga casi toda la población de oso panda de el país, y cuenta con una gastronomía cada vez más conocida en todo el mundo.
SSituada en el suroeste del país, Sichuan limita con Gansu, Yunan, Qinghai y otras provincias y municipalidades. Tiene una superficie de 487.000 kilómetros cuadrados y una población cercana a los 90 millones de personas.
La provincia de Sichuan se encuentra dividida en dos por el río Yangtzé. La parte este es una depresión con unas tierras muy fértiles y un clima muy benigno, dando lugar al desarrollo agrícola a una abundante vida animal y vegetal. La parte oeste es mucho más abrupta y montañosa, con un clima más frío y menos propicio para la agricultura.
Para los turistas extranjeros, Sichuan, es quizás, mucho más desconocida que otras provincias o municipalidades chinas, pero es sin duda una de las regiones con mayor atractivo paisajístico y riqueza cultural de toda China. La famosa gastronomía de Sichuan es también cada vez más conocida en todo el mundo.
Uno de los motores económicos del país
Sichuan ha sido tradicionalmente una provincia clave en la economía de China. Ya en la antigüedad, era conocida como la “provincia de la abundancia”, debido al gran desarrollo de su agricultura, gracias a su geografía y clima. Ha sido y es uno de los grandes centros productores de arroz y trigo del país, así como de cítricos, caña de azúcar o uva.
La agricultura ha sido tradicionalmente tan importante en la región que ya en el siglo III a.C. se proyectó la construcción de una de las mayores obras de ingeniería de la antigüedad: el sistema de irrigación de Dujiangyan (都江堰), una gran construcción que evita los efectos dañinos de las crecidas del río Min.
Sin embargo, esta zona no sólo es rica por su abundante producción agrícola, sino por los recursos mineros que posee puesto que son clave para el desarrollo de China. En el subsuelo de Sichuan se localizan más del 13% de las reservas de hierro, el 93% de las de titanio y más del 80% de las de cobalto de todo el país, además de poseer las mayores reservas probadas de gas natural.
Desde la segunda mitad del siglo XX en Sichuan se han desarrollado grandes centros industriales. Coincidiendo con el proceso de reforma económica y apertura al exterior de China, en la provincia, pero sobre todo en su capital,Chengdu, se han establecido y desarrollado numerosas industrias de alta tecnología, que han atraído a multitud de compañías e inversores extranjeros. En Chengdu, a principios del presente siglo, se establecieron varias zonas especiales de desarrollo económico, tecnológico e industrial en las que se han implantado empresas de diversos sectores.
Los orígenes: antiguos reinos de Ba y Shu (巴蜀)
Los orígenes de los primeros asentamientos en la región datan de una época cercana al siglo XV a.C., coincidiendo con los últimos años de la dinastía Shang. De ellos, surgieron dos civilizaciones o reinos tecnológicamente avanzados: el reino de Shu, correspondiente a la actual ciudad de Chengdu; y el de Ba, que correspondería a la ciudad de Chongqing, que hasta 1997 perteneció a la provincia de Sichuan. En ambos reinos, debido a su aislamiento del resto de China, se desarrolló una cultura peculiar que heredaron la actual provincia de Sichuan y la municipalidad de Chongqing.
De los reinos Ba y Shu existen pocas referencias escritas en las fuentes antiguas de China, y muchas de ellas son en forma de relatos mitológicos, como las llamadas Crónicas de Huayang (华阳国志), que datan de la época de la dinastía Jin (265-420).
Ambos reinos fueron derrotados y conquistados, en el año 313 a.C, por las tropas de la dinastía Qin, que buscaban unificar toda China. Desde ese momento hasta la desintegración de la dinastía Han en 221 d.C., la región fue gobernada por reyes dependientes del poder imperial central.
Al dividirse el territorio chino controlado por la dinastía Han, que dio origen a la famosa era de los Tres Reinos (三国时期), el gran emperador Liu Bei, fundó el reino de Shu en parte de la actual Sichuan, con Chengdu como capital, que adquirió definitivamente la gran importancia en China.
La ciudad de brocado
La capital tiene todos los elementos posibles para ser considerada una de las ciudades que todo el mundo debería visitar en China. Por todas sus cualidades recibió en 2006 el título de “Mejor ciudad turística de China”, junto con Hangzhou y Dalian. Además, como capital de la región, Chengdu ha experimentado en los últimos años un gran desarrollo y se ha convertido en uno de los motores económicos de China.
Durante el Período de los Tres Reinos (220-280), el brocado de Chengdu fue muy reconocido, por lo que era conocida como “la ciudad del brocado”. Esta ciudad fue, además, la primera del mundo en la que se empezó a utilizar el papel moneda, ya en la época de la Dinastía Song del Norte, hacia el año 960. De aquel floreciente momento histórico quedan multitud de lugares de interés en los que se puede sentir el ambiente de la China antigua. Uno de ellos es el Templo Qingyang (青羊宫), una magnífica construcción taoísta realizada en época de la dinastía Tang y formado por un complejo de edificios rodeados de bellos jardines. Su famoso Pabellón de los Ocho Trigramas es, sin duda, el lugar más hermoso de todo el complejo.
Erigido en memoria de Zhuge Liang entre los años 304 y 334, el templo Wuhou cuenta con elementos de varias dinastías, como la Tang y la Ming, así como la tumba del famoso emperador Liu Bei del reino Shu.
Al lado del templo se encuentra la famosa calle peatonal: calle Jinli (锦里古街). Considerada desde 2005 entre las “10 calles peatonales comerciales urbanas de fama nacional”, está al nivel de calles tan famosas como Wangfujing (Beijing), y se trata, sin duda, del centro de ocio más importante de la ciudad. Aquí el visitante puede encontrar la esencia de Chengdu y de la provincia en general: salones de té, multitud de restaurantes donde probar la rica gastronomía local, teatros, tiendas de antigüedades y objetos de artesanía típicos, talleres de artistas y un sinfín de lugares que descubrir en los que empaparse de las peculiaridades culturales y gastronómicas de la región.
Paseando por las calles de Chengdu, es posible ver a su gente tomando té, paseando o jugando a mahjong con mucha parsimonia. Los residentes de esta ciudad llevan una vida mucho más tranquila que los que viven en ciudades como Beijing o Shanghái.
La gastronomía de Sichuan
La gastronomía de Sichuan es muy rica en ingredientes y tiene como sello de identidad su gusto por los sabores picantes, con la pimienta, el chile y el jengibre como sus elementos más típicos. El ingrediente más representativo es la llamada “pimienta de Sichuan”, llamada en chino “huajiao” (花椒) o “shanjiao” (山椒). Esta pimienta no tiene relación con la que se usa normalmente en Occidente y tiene un sabor característico picante que recuerda también al limón.
Muchos platos de Sichuan son mundialmente conocidos, como el Mapo Doufu (麻婆豆腐), un guiso realizado con tofu cortado en dados acompañado de salsa picante con chiles y carne de cerdo o de ternera picada, entre otros ingredientes; el Pollo Gong Bao o Kung Pao (宫保鸡丁) , elaborado con pollo marinado con un sofrito de guindillas y pimienta de Sichuan al que se le añaden cacahuetes y vegetales; el famoso “Cerdo cocinado dos veces” (回锅肉); o el espectacular Hotpot o Huoguo especial de Sichuan (四川火锅), con el caldo base mucho más picante que el típico de otros lugares de China, uno de los rasgos característicos de la gastronomía del lugar.
El Panda: Tesoro Nacional de China”
El gigante y encantador oso panda, animal emblemático del país, vive casi en su totalidad en Sichuan, una provincia que cuenta con el 80% de los 2.000 pandas que se estima existen en la actualidad. Para el cuidado y protección de este animal tan especial, se abrieron en los años 80 dos lugares de especial interés: el Centro de Investigación de la Crianza de Pandas Gigantes de Chengdu (成都大熊猫繁育研究基地), –único del mundo situado en un área metropolitana–; y la Reserva Natural Nacional de Wolong (卧龙自然保护区), la mayor del mundo, con 200.000 hectáreas, y que se encuentra a 130 kilómetros de la ciudad.
Los dos lugares reciben multitud de visitas cada año, y son otro de los grandes atractivos de la provincia. En ambos, además de poder ver de cerca a ejemplares de panda gigante se puede, incluso, interactuar y tocar algunos ejemplares.
La reserva de Wolong forma parte de los denominados “Santuarios del Panda Gigante de Sichuan” (四川大熊猫栖息地), una red de siete reservas naturales y nueve parques paisajísticos declarados en 2006 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El Monte Emei (峨眉山): su lugar sagrado de budismo
A 150 kilómetros al sur de Chengdu, y con una altura de 3.099 metros, encontramos el monte Emei, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Se trata de una de las cuatro montañas sagradas del budismo en China y, sin discusión, uno de los lugares más impresionantes que el viajero puede visitar en Sichuan.
Por todo el monte Emei, se encuentran diseminados hasta 76 monasterios adscritos al budismo tibetano que datan de las dinastías Ming y Qing, así como el primer templo budista construido en China en el siglo I. Se disfruta aquí de una gran variedad de muestras de la arquitectura tibetana en un lugar de excepción, con un entorno natural y paisajístico de una gran belleza. En ellos, según fuentes de los siglos XVI y XVII, se practicaron en el pasado las artes marciales chinas o “wushu” (武术), llegando a convertirse la del monte Emei en una de las tres escuelas más importantes de artes marciales de toda China.
Además se encuentran el monasterio del Trueno (雷音寺), asentado sobre una serie de altos pilares; el monasterio de la Ofrenda Nacional (报国寺), construido sobre terrazas de varios niveles; o los edificios de las Sílabas Nítidas (清音阁), un conjunto construido sobre una estrecha porción de tierra situada entre los ríos del Dragón Negro y del Dragón Blanco. Aunque hay varias rutas para recorrerlo, la más espectacular y difícil consiste en hacerlo a pie, –desde sus alrededores hasta la cima–, por una senda con una longitud de más de 50 kilómetros. De esta manera se tarda unos dos días en completar el recorrido, pudiéndose alojar el visitante en alguno de los albergues y templos de la zonadonde poder disfrutar del paraje natural en toda su plenitud, recorriendo –como los antiguos peregrinos budistas– todos los rincones de la montaña.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 24. Volumen III. Mayo de 2014.Leer este reportaje en la edición impresa
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