Doctora Lin Qiaozhi, una vida dedicada a la mujer y a la infancia
Lin Qiaozhi ( 林巧稚, 1901-1983) fue una afamada ginecóloga del Hospital de Beijing y una de los fundadores de la obstetricia y la ginecología moderna china. Asistió en más de 50.000 partos, por esta razón, consiguió el sobrenombre de “la madre de los diez mil bebés”; absorbió esencias culturales tanto orientales como occidentales y poseyó magníficos conocimientos médicos y éticos.
Lin Qiaozhi (林巧稚, 1901-1983) es una mujer muy conocida en China. Fue ginecóloga del Hospital Clínico de la Unión Médica de Beijing y una de los fundadores de la obstetricia y la ginecología moderna china. Aunque jamás se casó ni tuvo hijos, asistió a los partos de más de 50.000 bebés. Por esta razón, consiguió el sobrenombre de “la madre de los diez mil bebés”; absorbió esencias culturales tanto orientales como occidentales y poseyó magníficos conocimientos médicos y éticos. En ojos de los pacientes, era como la Diosa de la Misericordia, la Virgen María o el ángel de la bondad y el amor, mientras que ella siempre dijo que todos los pacientes eran iguales, sin importar su procedencia o condición económica.
Lin Qiaozhi nació en una familia cristiana el 31 de diciembre de 1901, en la isla de Gulangyu, Xiamen. Su padre, Lin Liangying, se graduó en la Universidad de Singapur y se dedicó a la enseñanza y a la traducción. A los cinco años de edad, su madre murió de cáncer de útero. Quizá esa fuera la razón por la que Lin Qiaozhi se dedicara a la obstetricia y a la ginecología. Cuando tenía siete años, se familiarizó con el estilo occidental de educación y adoptó el cristianismo en 1914.
En el verano de 1921, Lin Qiaozhi fue a Shanghái para asistir al examen de admisión del Hospital Clínico de la Unión Médica de Beijing. Durante las puebas, una compañera se desmayó de repente, Lin dejó de escribir y fue a cuidarla inmediatamente, por lo que no terminó el examen de inglés. Debido a su excelente comportamiento y a su espíritu de sacrificio, el examinador hizo una excepción y la admitió. En 1929, consiguió su título de doctor e ingresó en ese hospital como la primera mujer china que ejercía en ese centro como médico titular.
En aquel entonces, el Hospital Clínico de la Unión Médica de Beijing era el mejor centro especializado en medicina occidental de toda China. Por ello, muchos mandatarios y personalidades como el último emperador chino Pu Yi, Sun Yat-sen, Chiang Kai-shek, Liang Qichao y las tres hermanas Song (Song Qingling, Song Meiling, Song Ailing) acudieron a ese hospital para ser atendidos. Este centro creció a partir de la Escuela de la Unión Medica, fundada por las iglesias cristianas estadounidenses e inglesas en 1906. En 1915, John Rockefeller, el hombre más rico del mundo en ese momento, tomó la decisión de construir una escuela de medicina con su propio hospital en Beijing. Así, destinó 200.000 dólares para este proyecto y nombró a su hijo director de las obras. Según el registro de la revista estadounidense Time hasta 1951 la fundación Rockefeller invirtió un total de 48 millones de dólares en dicho hospital. Desde su establecimiento, se aplicó el modo de gestión de la Universidad Johns Hopkins, la más avanzada en el ámbito médico a escala mundial. En aquel entonces, el hospital no solo contaba con un gran capital económico, edificios de estilo mitad chino mitad occidental y salarios muy bien pagados, entre otras condiciones favorables, sino que también era el único centro científico y metodológico para la enseñanza de la medicina, con rigurosos criterios de valoración y un sistema eliminatorio tanto para los estudiantes como para los profesores. De este modo, el hospital preparó a centenares de médicos con talento y realizó importantes contribuciones a la salud y a la medicina.
Al principio, los dirigentes del Hospital Clínico de la Unión Médica de Beijing estaban firmemente convencidos de que una mujer no podía ser a la vez una buena esposa y madre y una buena profesional en su trabajo, por lo que debía elegir entre uno de los dos. De este modo, la mayoría de sus empleadas eran solteras y procedían de las escuelas eclesiásticas, por lo que poseían un gran espíritu de sacrificio. En el contrato que firmó Lin Qiaozhi con este hospital se podía leer claramente: “durante el período que dure el contrato, si la contratada contrae matrimonio o se queda embarazada, dicho contrato laboral quedará automáticamente anulado”. Lo que no sabemos es exactamente lo que sintió Lin Qiaozhi cuando lo leyó, pero sí que parecía de alguna forma sentirse atada. Frente a este dilema, la joven apostó por su carrera profesional y nunca se casó ni tuvo hijos. Dicen que más tarde tuvo una relación amorosa ambigua, pero debido a su rendimiento excepcional en el hospital y a sus continuos viajes a Europa y a Estados Unidos para profundizar en sus estudios, la dejó sin ningún resultado.
Lin Qiaozhi empezó su carrera médica como empleada en prácticas, cosa que no impidió que se dedicara plenamente a su trabajo. Cada vez que usaba el estetoscopio, lo calentaba primero con las palmas de sus manos y cuando un paciente la buscaba, siempre lo atendía con prontitud. A las parturientas que no podían soportar el dolor, las calmaba y consolaba con sus propias manos. A veces, debido a los dolores uterinos, la parturienta las apretaba y las agarraba tanto que le causaban moratones e hinchazones, aunque ella nunca se quejó. Para convertirse en médico titular, cualquier aspirante tiene que hacer prácticas durante cinco años, sin embargo, Lin Qiaozhi lo consiguió tanto solo en seis meses, impresionando a muchos de sus compañeros y superiores. En 1932, fue enviada a la Facultad de Medicina de Londres y a la de Manchester para profundizar en sus estudios. En 1933, viajó a Viena para realizar unas visitas médicas. En 1939, visitó la Facultad de Medicina de Chicago y un año después fue nombrada miembro del Comité de Honor de las Ciencias Naturales en Estados Unidos. Ese mismo año volvió a China y fue ascendida al cargo de directora de obstetricia y ginecología, convirtiéndose en la primera directora de nacionalidad china del Hospital Clínico de la Unión Médica de Beijing.
A finales de 1941 estalló la Guerra del Pacífico, con lo que el Hospital Clínico de la Unión Médica de Beijing se vio obligado a cerrar. Así pues, Lin Qiaozhi abrió una clínica privada en la capital china. Para permitir que los ciudadanos más pobres también tuvieran asistencia médica bajó el precio de la consulta a tres jiǎo, mientras que el resto de clínicas cobraban más de cinco jiǎo. Además, siempre solía tener dinero en metálico en la consulta por si acudían a ella personas enfermas muy pobres. A ellas, no solo no les cobraba nada, sino que además les solía dar una limosna.
Tras la Guerra de Resistencia contra Japón, Lin Qiaozhi volvió al hospital a trabajar. En 1949, poco antes de la liberación de Beijing por parte de los comunistas, los dignatarios nacionalistas de la ciudad se prepararon para huir o buscar un refugio seguro en algún otro sitio. La esposa de Fu Zuoyi, comandante de la guarnición de Beijing le envió un billete de tren a Lin Qiaozhi para que saliera de la ciudad. En lugar de irse, Lin asistió al parto de la señora Fu, la cual dio a luz a un varón, lo que fue considerado por el comandante Fu como una señal benefactora, pues tuvo su primer hijo a una edad ya avanzada. Al final, Lin rechazó el billete de tren al considerarse una profesional de la medicina dedicada a sus pacientes, por lo que sentía una gran responsabilidad hacia ellos. Un día a principios de otoño de 1949, recibió una invitación para asistir a la ceremonia de la fundación de la República Popular China. Sin embargo, el 1 de octubre, en lugar de eso, trabajó todo el día en el hospital como siempre. Cuando le preguntaron por qué no había ido, dijo: “soy una médica, ¿qué hago allá?” Parecía que sólo el trabajo de la obstetricia y la ginecología era el verdadero canal que le conectaba con la república recién nacida.
Después de la fundación de la Nueva China, Lin Qiaozhi comenzó a mostrar su talento y ambición. A menudo solicitó al personal médico acudir a las zonas tanto rurales como urbanas para investigar las enfermedades de las mujeres y de los niños. Para reducir la mortalidad infantil y prevenir el cáncer de útero en las mujeres, escribió diversos libros de fácil lectura como El asesor familiar de la salud. A pesar de que más tarde se convirtió en uno de los principales expertos de China en obstetricia y ginecología, ella seguía considerándose a sí misma como “un médico de guardia”. Siempre pedía que si algún paciente tenía un problema, se le avisara inmediatamente, sin importar la hora ni el momento. Ayudó a dar a luz a más de 50.000 bebés y firmó en inglés en sus certificados de nacimiento con las palabras Lin Qiaozhi´s baby (bebé de Lin Qiaozhi). También ayudó en el parto de diversas personalidades, tales como la famosa escritora Xie Bingxin, el célebre pensador Liang Sicheng y Lin Huiyin, etc. Además del nacimiento de Yuan Longping, el padre del arroz híbrido de China. En una ocasión manifestó que el sonido que más le gustaba era “el grito de los bebés después de su nacimiento”. Esta mujer, que nunca tuvo hijos propios, era conocida en todo el país como “la madre de los diez mil bebés”.
En 1959, Lin Qiaozhi fue elegida como miembro -hoy académica- de la Academia China de Ciencias, por aquel entonces la única mujer. También ocupó el cargo de vicepresidenta de la Academia de las Ciencias Médicas de China, directora del departamento de obstetricia y ginecología del Hospital Clínico de la Unión Médica de Beijing, rectora del Hospital de Obstetricia y Ginecología de Beijing, miembro del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, vicepresidenta de la Federación Nacional de Mujeres de China, etc. En 1972, encabezó la delegación de la Asociación Médica de China en un viaje a Estados Unidos y Canadá. Fue recibida por el presidente Richard Nixon, con el que conversó sobre temas de la medicina china y occidental. En 1973, fue contratada como asesora por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y un año después viajó a Ginebra por trabajo. En diciembre de 1978, digirió una delegación china en un viaje a cuatro países europeos junto con Chu Tunan. Cuando se encontraba en el Reino Unido, sufrió una trombosis cerebral y al volver a China guardó cama mucho tiempo. Falleció el 22 de abril de 1983 a los 82 años de edad.
El médico estadounidense John Bowers escribió en su obra maestra La medicina occidental en el palacio chino- el Hospital Clínico de la Unión Médica de Beijing las siguientes palabras sobre Lin Qiaozhi: “empezó su excelente carrera médica con el Partido Nacionalista de China y alcanzó su punto más álgido con la República Popular China. En la actualidad, se la considera como una heroína de la medicina”. El 14 de septiembre de 2009, Lin Qiaozhi fue nombrada como una de las cien figuras chinas más influyentes.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 20. Volumen IV. Septiembre de 2013.Leer este reportaje en la edición impresa
No hay comentarios:
Publicar un comentario