martes, 16 de junio de 2020

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Muertos en vida, por Buda.

Todos sabemos que la momificación ha sido una práctica habitual en numerosas culturas desde hace miles de años. Para ello, se han usado técnicas diversas de conservación con la base común de que eran aplicadas una vez fallecida la persona.

Pero en Japón, durante buena parte del pasado milenio, un grupo de monjes budistas desarrollaron su propia técnica, con un largo y doloroso proceso que los llevaba a convertirse en auténticas momias vivientes.

El término Sokushinbutsu significa literalmente “conseguir la budeidad en vida”, o por lo menos ese era el propósito de los monjes que decidían seguir ese camino para morir convertidos en lo más cercano para ellos a la divinidad o a su venerado Buda. El proceso no era practicado por todos y de los que lo realizaban, solo unos pocos llegaban a conseguirlo.

En la actualidad se conservan en el norte de Japón, principalmente en la provincia de Yamagata, unos 24 cuerpos momificados de monjes, aunque se sabe que fueron cientos los que lo intentaron, muchos no llegaron a conseguirlo y de otros se han perdido los restos.

El proceso de auto momificación

No se sabe a ciencia cierta en qué momento y quien inventó el ritual que se aplicó durante casi nueve siglos con ligeras variaciones y que podía llegar a durar hasta 10 años. El proceso se dividía en tres periodos de unos 1000 días cada uno.

Días 1 a 1000

En la primera fase, el monje comenzaba a practicar una austera dieta a base de frutos secos, harina de trigo y nuez moscada. Los frutos secos se limitaban a los que se podían encontrar en los bosques de los aledaños del monasterio. Esta fase tenía como propósito eliminar la grasa corporal de forma drástica ya que es la grasa lo primero que se descompone tras la muerte. La dieta se acompañaba de un ejercicio físico constante y al terminar la etapa, los monjes con índices de grasa corporal prácticamente inexistentes, eran tan solo hueso y fibra.

Días 1001 a 2000

En la segunda fase, la dieta se hacía todavía más austera y ascética, consumiendo solo ciertas raíces y corteza de pico. La dieta se combina con la ingesta de un té venenoso elaborado a partir del árbol Urushi.(árbol de la laca (Toxicodendron vernicifluum). La savia se utiliza generalmente para lacar vajilla, muebles, joyas, instrumentos musicales, etc, por lo general deja un duradero y brillante acabado.)

Este veneno tenía el efecto de matar a los gusanos que habitaban el cuerpo, aparte de envenenar gradualmente el organismo para evitar que tras la muerte los gusanos corrompieran el cuerpo. El veneno también provocaba vómitos y el lógico descenso de los fluidos corporales.

No hay que olvidar que todo el proceso es realizado de forma voluntaria por el monje, que acompaña y mitiga su dolor con la continua oración y los mantras cantados. Finalizado este proceso, el monje ya parece un muerto en vida, con un cuerpo venoso y débil que apenas puede realizar tarea alguna.

Días 2001 a 3000

Este es el último trayecto hacia el camino sagrado del monje que es enterrado en vida a unos metros bajo el suelo en una caja de madera con las medidas justas para que pueda colocarse en posición de loto. En el ataúd se introduce cierta cantidad de raíces y corteza para que pueda seguir alimentándose y se introduce desde el exterior una caña de bambú para que pueda respirar.

El monje hace sonar una campana todos los días para que el resto sepan que continúa con vida, el día que la campana ya no suena, se retira la caña de bambú y se sella la tumba durante mil días. Pasado ese periodo, los monjes abren la tumba para comprobar si el proceso de auto momificación ha funcionado. Si pese a todos los esfuerzos el cuerpo se ha corrompido, el monje es enterrado con honores especiales. Si se ha momificado de forma natural es colocado en el templo y venerado a partir de entonces como a Buda.

A mediados del siglo XIX el Sokushinbutsu fue prohibido en Japón, pese a ello, estos monjes que todavía se conservan en algunos templos son venerados como auténticos budas, quizás como recompensa a todo lo que sacrificaron para conseguirlo.

Dead in life , by Buddha

We all know that mummification has been a common practice in numerous cultures for thousands of years. For this, various conservation techniques have been used with the common basis that they were applied once the person died.

But in Japan, for much of the past millennium, a group of Buddhist monks developed their own technique, with a long and painful process that led them to become true living mummies.

The term Sokushinbutsu literally means "to attain Buddhahood in life", or at least that was the purpose of the monks who decided to follow that path to die, becoming the closest thing to them to the divinity or to their revered Buddha. The process was not practiced by all and of those who carried it out, only a few managed to do it.

Currently, some 24 mummified bodies of monks are preserved in northern Japan, mainly in the province of Yamagata, although it is known that hundreds tried it, many did not succeed and others have lost the remains.

The process of self mummification

It is not known for sure when and who invented the ritual that was applied for almost nine centuries with slight variations and that could last up to 10 years. The process was divided into three periods of about 1000 days each.

Days 1 to 1000

In the first phase, the monk began to practice an austere diet based on nuts, wheat flour and nutmeg. The nuts were limited to those that could be found in the forests around the monastery. The purpose of this phase was to eliminate body fat drastically since fat is the first thing to decompose after death. The diet was accompanied by constant physical exercise and at the end of the stage, the monks with practically nonexistent body fat indexes were just bone and fiber.

Days 1001 to 2000

In the second phase, the diet became even more austere and ascetic, consuming only certain roots and beak bark. The diet is combined with the intake of a poisonous tea made from the Urushi tree. (Lacquer tree (Toxicodendron vernicifluum). The sap is generally used to lacquer tableware, furniture, jewelry, musical instruments, etc., generally leaving a durable and glossy finish.)

This poison had the effect of killing the worms that inhabited the body, apart from gradually poisoning the organism to prevent the worms from corrupting the body after death. The poison also caused vomiting and the logical decrease in body fluids.

It should not be forgotten that the whole process is carried out voluntarily by the monk, who accompanies and mitigates his pain with continuous prayer and chanted mantras. After this process, the monk already looks like a dead person in life, with a veiny and weak body that can hardly carry out any task.

Days 2001 to 3000

This is the last journey to the monk's sacred path, which is buried alive a few meters below the ground in a wooden box with the right measurements so that it can be placed in the lotus position. A certain amount of roots and bark are inserted into the coffin so that it can continue feeding and a bamboo cane is introduced from the outside so that it can breathe.

The monk rings a bell every day so that the rest know that he is still alive, the day the bell no longer rings, the bamboo cane is removed and the grave is sealed for a thousand days. After that period, the monks open the tomb to check if the self-mummification process has worked. If the body has been corrupted despite all efforts, the monk is buried with special honors. If it has been mummified naturally, it is placed in the temple and worshiped thereafter as the Buddha.

In the mid-19th century, Sokushinbutsu was banned in Japan, despite this, these monks that are still preserved in some temples are revered as authentic Buddhas, perhaps as a reward for everything they sacrificed to achieve it.

Thuk Je Che Tibet 

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