martes, 1 de febrero de 2011

SINTONÍAS EN VERDE - Los árboles hablan - lanacion.com  

OM / Por Luis Aubele
Los árboles hablan
Alamos, robles, eucaliptos, arrayanes... todos tienen mucho que enseñar si se les presta atención
Martes 01 de febrero de 2011 | Publicado en edición impresa.



Escritora e investigadora, Katja Löhner estudia lo que muy pocos estudian. / GRUPO44.

Katja Löhner estaba en un vivero en la costa buscando un arbusto para su jardín cuando de pronto divisó un árbol chico que la impresionó profundamente. "Estas cosas me habían pasado con personas, pero nunca con plantas. Era un olmo. Después de trasplantarlo en mi jardín estudié su significado simbólico y descubrí que era la comunicación", recuerda la escritora e investigadora, autora de La sabiduría de los árboles, claves para el crecimiento personal .

Arboles chamanes. "A través de esa experiencia empecé a afinar mi percepción con las distintas especies, pude comenzar a percibir los diferentes campos vibratorios de los árboles y sentir que con algunos resonaba más que con otros. Sus propiedades curativas son bien conocidas para los chamanes y sanadores de distintas culturas. La homeopatía, la medicina antroposófica, las flores de Bach y de Raff, la medicina china y muchas otras disciplinas usan el potencial sanador de flores y frutos", sigue.

En todas partes. Löhner indica que el árbol es un símbolo que acompañó al hombre desde su origen, aparece en las pinturas rupestres y está presente en las religiones del mundo: el Buda se ilumina debajo de un árbol Bodhi; la historia de la cristiandad está ligada al árbol del conocimiento del bien y del mal; la escuela iniciática de los sufíes porta el nombre tarika ( palmera ), y la menora, el candelabro de siete brazos de la religión judía, no es otra cosa que un árbol estilizado.

Sabiduría de la lentitud. "Entre las cualidades que nos regalan los árboles longevos está el sosiego, el volvernos más lentos, restablecer el equilibrio y a percibir la calma regeneradora. Nos enseñan que la quietud y el silencio son el mejor abono para un desarrollo pleno. También nos recuerdan que se crece desde el propio centro, lo que implica vivir atentos a nuestros pensamientos, nuestras acciones, y verificar que sean congruentes con nuestro ser más íntimo." El árbol es un arquetipo de generosidad, explica; da frutos, flores, sombra, leña... Vale decir que nutre, abriga y sana. No se jacta de su capacidad de dar ni se queja, da de un modo natural.

Pies en la tierra. "Un árbol nos recuerda que para crecer hacia lo alto, hacia lo espiritual, lo abstracto, es necesario estar bien arraigado en la tierra, en lo concreto, en la materia. Es, al igual que el ser humano, un ser que une cielo y tierra. Es el portador del fruto acabado, y al mismo tiempo esta en pleno proceso de desarrollo. Nosotros, como seres humanos, somos la máxima expresión de la creación y al mismo tiempo estamos aún en proceso de crecimiento." Por otra parte, el árbol es un gran ejemplo del paso del tiempo y del sentido cíclico de la existencia: hay etapas en que brotan fuerzas nuevas; otras en que se expanden y manifiestan, luego dan su fruto, para finalmente soltar todo lo que ya no se necesita y disponerse desnudo a comenzar de nuevo.

Nacer, crecer. "También aprendemos que cualquier espacio es habitable, que naturalmente, aunque uno no sea consciente, se crece hacia la luz, que toda existencia siempre da algún fruto. La sabiduría de los árboles es el producto de esta larga búsqueda y el intento de acercar una herramienta de autoconocimiento simple y clara, mediante un símbolo universal accesible, el árbol. La propia existencia humana se refleja en este símbolo: nacer, crecer, dar frutos, atravesar las distintas estaciones, brindar belleza, verdad e iluminación", apunta.

Nietzsche. "Existe una sabiduría inherente en el árbol que enseña a vivir, a abrir la percepción hacia lo otro y hacia uno mismo. Nietzsche decía: "El hombre que no se asombra cuando ve un árbol está muerto". Vamos muchas veces ciegos por la vida, tanto para ver la belleza que nos rodea como para ver y reconocer nuestro propio ser. Observé que cuanto más profunda era la vida espiritual de una persona, más felicidad y libertad transmitía".

La cárcel. "Muchas veces somos nuestros peores carceleros. Armamos una personalidad que nos permite circular por nuestra existencia, pero a veces esta misma estructura defensiva, que construimos inconscientemente, es la que no nos deja desplegar todo nuestro ser. En mis talleres intento ayudar a tomar conciencia de estos sistemas de creencias restrictivos. Vamos quitando velos que opacan nuestro ser luminoso. Claro que este trabajo debe ser acompañado con la práctica del silencio, la atención, meditación y visualizaciones. No basta el conocimiento conceptual."

El lago de la mente. "Cuanto más atención y presencia se pueda experimentar mientras se está frente a un árbol, y cuanto más sereno esté el lago de la mente, más clara y nítida se volverán la percepción, el amor y el profundo respeto por el propio ser y por el de los demás."


LICENCIAS

Katja Löhner es licenciada en Letras (UCA) y se especializó en Metodología y Pedagogía en universidades de Munich y Göttingen. Tiene una maestría en Antropología Vincular y Pensamiento Jungiano y coordina talleres de autoconocimiento y grupos de visualización, de práctica del silencio y de atención. Es miembro de la International Enneagram Association. Otra de sus tareas es acompañar al monje benedictino Anselm Grün como intérprete en sus visitas a la Argentina.

Más datos, www.katjalohner.com.ar .

UNA PRUEBA
Lo primero es caminar por el bosque con los cinco sentidos abiertos. Son interesantes los sonidos que el viento produce en los árboles; el movimiento de las agujas de las casuarinas se parece al del mar; el golpeteo de las hojas del álamo producirá un sonido casi metálico.

Acariciar las cortezas puede revelar aspectos inesperados: hay unas lisas y luminosas, como la del eucalipto, y otras que parecen un finísimo terciopelo canela, como la del arrayán. Es útil reconocer la forma total del árbol: si su copa es globosa será un árbol más yin, nutritivo, femenino, como el roble; si sus ramas son ascendentes tendrá más características yang, del espíritu, como la tuya o el tejo.

LECTURAS
- La magia de los árboles (Ignacio Abella) .

- Las energías curativas de los árboles (Patrice Bouchardon) .

- La diosa blanca (Robert Graves) .

- Arboles y arbustos nativos de la Patagonia andina (Fund. Península Raulí) .

DIXIT

NIETZSCHE DECIA: "EL HOMBRE QUE NO SE ASOMBRA CUANDO VE UN ARBOL ESTA MUERTO "
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el dispensador dice: siguiendo el sentido de los impares, cuando de verdes se trata, ciertas personas sensibles contienen el don de poder conversar con las plantas, grandes o pequeñas, robustas o enclenques, sintonizando la canción de las savias y sus fibras, convergiendo hacia el mundo de las giberelinas y sus inconmensurables capacidades de comunicación. Las charlas pueden ser profundas o apenas comunicativas, pero siempre dejarán un residuo de "amplitudes". Luego, las plantas sienten, sienten las intenciones tanto como los latires, pero además perciben los contenidos de las auras humanas u otras... y tienen la propiedad de consubstanciarse con aquello que captan e introyectan. El mundo humano de hoy, atrapado en las densidades de rutinas intrascendentes, no logra alcanzar el verde, debatiéndose entre rojos e infrarrojos propios del inframundo. El no poder pasar por la sintonía del verde, inhabilita a alcanzar los azules y luego los violáceos, de allí que esté retenido en sus propios desiertos, donde los árboles sólo pertenecen a las entelequias dimensionales. Cuando el hombre desprecia al árbol, se desprecia a sí mismo, enseñando el síntoma de la soberbia... Cuando el hombre lastima al árbol, se lastima a sí mismo, enseñando su avaricia... Pero mucho más allá, sin el árbol... el hombre no existe, debiendo regresar al ideario para dar lugar a la necesidad de un nuevo verbo... y el verbo, por caso, no es patrimonio de ningún hombre. Febrero 01, 2011.-

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