EVANGELIO
Jn 3, 13-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él".
el dispensador dice: el milagro concedido como gracia da forma a los dobleces del destino de cada quien, uno o muchos, concediendo visiones que más allá de los sueños, son señales que guían al espíritu hacia su esencia, conjugando pensamientos con sentimientos, confiriendo sentido a aquello que parecía ser diferente o que parecía no tenerlo... al producirse el milagro, el libro de la vida incorpora una página sobre aquella otra escrita antes de la luz y provee un horizonte donde no lo había antes, abre un arco iris donde éste no hubiese tenido lugar, descubre una fuente y su manantial justo donde había arenas y soledades... al producirse el milagro, el árbol de la vida ve emerger nuevos brotes con renovadas savias que más allá de traducirse como oportunidades en la vida, despejan sendas que existían allí mismo, sin ser apreciadas, sin ser vistas, sin ser detectadas por los remolinos comunes a las rutinas. Las personas que superan "el milagro" sienten que algo les ha sido aportado a sus mochilas reconocidas como "almas" y desde allí en adelante sus visiones de las circunstancias serán diferentes, un poco, mucho, diametrales. El milagro descubre el sentido esencial de la vida, concediendo al alma acercarse a su umbral reconociendo los matices de la luz en el manto. Cuando el milagro involucra a muchos, su lluvia fina derrama sensaciones distintas, encontradas, que se abren como senderos en la selva dispersándose hacia las eternidades que cada ser humano debe transitar según sus consignas... "nada fue igual después de aquel día"... frase que sale de bocas agradecidas por gracias concedidas para permanecer en los tiempos respirables... pero cuando una misma gracia se derrama sobre muchos, los sentimientos brotan a medida que las almas se entregan con resignación a la gracia misma, sin razonar aquello que las excede, sin pretender descifrar aquello que está más allá de las capacidades de las personas... y así como así, se hace luz y los "merecedores" son tocados. Si la oración se sostiene, el milagro trascenderá los tiempos humanos... replicándose al modo de ecos, por generaciones que mantengan viva la tradición. De no ser así, su llama se extinguirá y no volverá a arder hasta que su esencia se vea nutrida con "almas" buscadoras y sensibles... no hace falta pronunciar el milagro... asumirlo implica silencio, silencios y la mitad de un silencio. Si su huella permanece en la piedra, allí y sólo allí deberá estar... del mismo modo en cada lugar donde al ser concedido se manifieste y tome entidad, incluyendo en ello al propio espíritu. El mundo está repleto de milagros que descienden diariamente hacia una humanidad que simplemente "vive"... a veces atenta... a veces consumida por tribulaciones... pero esos mismos milagros envuelven la Tierra para enseñar los caminos... una humanidad que no siempre reza, que no siempre ora, que no siempre está alerta a sus propios pedidos. Las esencias unen al milagro con el alma y lo hacen "uno", luego de ello, atesorarlo cultiva el corazón y sostiene a las cuerdas umbilicales vibrando. Pero las esencias son justamente eso, piedras fundamentales que deben permanecer allí, justo donde están, sin ser movidas, ya que unen al hombre con su línea de ancestros, con los que aún no son y esperan llegar a través de la gracia eterna... Septiembre 14, 2011.-"... la esencia del milagro reside en la resignación del alma y en la FE que anida en el espíritu".
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