El amor es un punto de vista
En 'La otra parte del mundo' Juan Trejo narra la vida de Mario, un arquitecto divorciado que decide dejar Francia y regresar a Barcelona para retomar el contacto con su hijo adolescente
Un día me confesó un escritor argentino que tenía una novela en la cabeza. Protagonistas, historia, trama, principio y final. El problema era que le faltaba un “detallito”, agregó remarcando el diminutivo. Tenía que encontrar quién iba a narrar y desde dónde. Se escribieron tratados sobre el punto de vista y la focalización de la narración. Maestros como Henry James sentaron sus bases y las convirtieron en ley ineludible de la ficción moderna. A quien esto escribe le apasiona ese capítulo de la construcción novelística y la tercera novela de Juan Trejo, La otra parte del mundo, hace precisamente del punto de vista su protagonista más atractivo, si no el más importante para entender cabalmente lo que se nos relata.
De Juan Trejo debo decir que solo leí su primera novela, no la que logró el Premio Tusquets en 2014, La máquina del porvenir. Aquella primera obra, El fin de la Guerra Fría, nada tiene que ver con esta que reseño ahora, salvo por un personaje que reaparece (el arquitecto Slavoj Apeyron), pero les recomiendo la lúcida interpretación que hace Vicente Luis Mora en su Diario de lectura. “Esta es una historia de amor”, reza su primera oración. Vale, pero es una historia de amor que teoriza sobre el amor absoluto. Mario, el protagonista, un arquitecto de prestigio, se ha separado de su esposa y de su hijo adolescente. Desde entonces su vida transcurre entre la provisionalidad y un rutinario desasosiego. Vivió como invitado en casa de un amigo en Francia hasta que un día decide regresar a Barcelona a retomar el contacto con su hijo. Mario se ve obligado a ver y hablar con su exesposa. Ésta se muestra distante y le dice, entre algunos reproches de cuando era su marido, que se volverá a casar.
Hablé antes sobre el punto de vista. No se puede decir que sea omnipresente, ni libre indirecto, ni nada que se le parezca. Es una voz que nos acompaña, tal vez con esa estudiada frialdad de las voces del noveau roman, que obliga a que nuestra mirada y nuestro raciocinio, junto al comentario de El mago de Oz, vayan entendiendo por qué Mario ha conseguido venir como de otra parte del mundo a instalarse en el lugar exacto de la felicidad. Sin esta voz iluminadora, la historia de amor entre Mario y Marta sería un cuento irrelevante.
La otra parte del mundo. Juan Trejo. Tusquets, 2017 256 páginas. 18 euros
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