martes, 26 de diciembre de 2017

Sun Simiao y la montaña Yaowang - ConfucioMag

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Revista Instituto Confucio – ConfucioMag

Sum Simiao


Sun Simiao y la montaña Yaowang

Sun Simiao (孙思邈) fue un famoso herbolario de la dinastía Tang, apodado como “rey de la medicina” (药王Yào Wáng). La leyenda dice que vivió más de cien años, y que a los setenta estaba mentalmente tan sano como un hombre de edad media. Sun Simiao se aisló en la montaña Yaowang, cuyo paisaje abarrotado de cumbres y decorado con árboles esmeralda exuda encanto.

Reportaje de 
Peng Yirui
彭伊睿



Sun Simiao (孙思邈) fue un famoso herbolario de la dinastía Tang (, 618-907). Escribió muchos libros de medicina, de los cuales el más famoso es Qianjin Fang (千金方), que incluye los clásicos Qianjin Yaofang (千金要方) y Qianjin Yifang (千金翼方). El primero resume su experiencia clínica antes de la dinastía Tang y explica todo tipo de remedios medicinales. Fruto de su práctica, la obra estableció una importante base en la medicina china y fue muy apreciada por las generaciones de facultativos posteriores. Al mismo tiempo, debido al auge médico y al creciente número de personas que recibían su ayuda, fue apodado como “rey de la medicina” (药王Yào Wáng).
Sum Simiao



Qianjin Fang
La salud de Sun Simiao fue muy frágil durante su niñez y el dolor que le causaba la enfermedad le empujó a buscar un remedio. Al mismo tiempo, debido a la carga económica que esta afección suponía para su familia, se propuso reducir los gastos del tratamiento sanitario hasta alcanzar un remedio perfecto sin coste. En numerosas ocasiones rechazó la invitación del gobierno y prefirió trabajar con el pueblo durante años, recogiendo una amplia variedad de remedios medicinales y adquiriendo una valiosa experiencia que benefició a los más humildes. Su ética era admirable y siempre puso al paciente por encima de todo; no le importaba su estatus social, pues trataba a todos de forma equitativa, salvando enfermos de día y de noche, costase lo que costase. Daba mucha importancia a las patologías relacionadas con la pediatría y la ginecología, y se podría decir que fue la primera persona en dedicarse a ambas especialidades médicas. Con su aportación, las generaciones posteriores empezaron a dar mayor importancia a estas ramas. No solo eso, sino que también se dedicó a prevenir y tratar dolencias comunes y recurrentes, anotando en un libro de medicina su valiosa experiencia. Digno de admiración, se rumorea que este doctor vivió más de cien años, y que a los setenta estaba mentalmente tan sano como un hombre de edad media. Durante sus últimos años vivió recluido en su ciudad natal dedicando el tiempo a la escritura.


Sum Simiao





Sun Simiao se aisló en la montaña Yaowang, en la ciudad de Tongchuan, en la provincia de Shaanxi, cuyo paisaje abarrotado de cumbres y decorado con árboles esmeralda exuda encanto. Tras su muerte se construyó aquí un templo dedicado a su figura y una estela con la que conmemorarle y expresar el sentimiento que el pueblo tenía por él. Hasta hoy, todavía se conservan aquí muchos vestigios históricos relacionados con su figura, y este lugar entró en 1961 en la lista del patrimonio monumental de la República Popular China.





Sum Simiao

Montaña Yaowang



La montaña Yaowang posee muchos paifang (牌坊); una especie de arco conmemorativo tradicional que era construido antiguamente para conmemorar a figuras de éxito. En todas las intersecciones principales de la montaña Yaowang hay un paifang que despierta la admiración de la gente. Aquí hay aproximadamente 13 de ellos dedicados a Sun Simiao que alaban sus logros y virtudes. En un paifangconstruido durante la dinastía Ming (, 1368-1644) aparece escrito: “Aislado en los bosques de las montañas, la benevolencia del doctor siempre benefició al pueblo”.



Sum Simiao

Montaña Yaowang





Además de estos recuerdos, también hay centenares de estelas en este lugar. En algunas de ellas aparece la imagen de Sun Simiao atendiendo a un paciente y, en otras, se aprecian fragmentos de sus libros de medicina. Pero de todas ellas, las más famosas son las del Palacio Yaowang (药王殿), el edificio central de la montaña homónima, construido a medio camino de la cima. Los 141 escalones que conducen hasta él simbolizan los rumoreados 141 años que, según se cuenta, llegó a vivir. En dicho palacio se encuentra una estatua sedente de Sun Simiao con semblante sereno. Todos los años acude mucha gente hasta aquí a hacer un calco de las estelas, en las cuales se dice que está grabado el secreto de su longevidad, y que copian muchos de los visitantes para poder vivir tantos años como él. Se cree que estas seis estelas contienen recetas médicas, cuatro de las cuales son llamadas Qianjin Baobei  (千金宝碑), sobre las que el pintor Guo Si (郭思) de la dinastía Song (, 960-1279) grabó los más de 900 remedios para enfermedades comunes que aparecen en la obra Qianjin Fang (千金方).


Sum Simiao

Montaña Yaowang





La más famosa de estas seis estelas es la llamada “Haishang Fang” (海上方), sobre la cual aparecen escritos varios remedios para enfermedades comunes y el secreto de Sun Simiao para llevar una vida saludable. El lenguaje de la inscripción de la estela es de fácil comprensión, algo que el pueblo valora mucho, por ejemplo: “Después de comer, pasea un poco y frótate la barriga”. ¿Por qué se grabaron estos consejos en las estelas? Resulta que, debido a su excelente destreza médica, cada vez más gente acudía a la consulta del doctor. Para facilitar el tratamiento de las diferentes enfermedades, escribía sus prescripciones de forma sencilla. Entonces, un día un cantero las grabó en una piedra para colocarla en la calle y que todo el mundo pudiera acceder a ellas y prevenir y curar numerosas dolencias. Esto tuvo una gran influencia en las generaciones posteriores, que grabaron más remedios en rocas para que la gente los pudiera copiar.
Sun Simiao se atrevió a romper con la convención de que no se debían transmitir esos conocimientos y dedicó toda su vida al pueblo, compartiendo con gente humilde su sabiduría. El apodo de “rey de la medicina” es, sin duda, más que merecido.

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pdfPublicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 42. Volumen III. Mayo de 2017.
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