sábado, 3 de febrero de 2018

METÁFORAS || Andreas Gursky: metáforas de nuestros días | Babelia | EL PAÍS

Andreas Gursky: metáforas de nuestros días | Babelia | EL PAÍS



FOTOGRAFÍA

Andreas Gursky: metáforas de nuestros días

Los monumentales paisajes del cotizado artista alemán cuelgan en las paredes de la renovada Hayward Gallery



El Ejido, 2017

El Ejido, 2017 








Reconocido como uno de los fotógrafos más relevantes de nuestro tiempo, Andreas Gursky (1955, Leipzig, Alemania) ha alterado el concepto de la fotografía a través de monumentales paisajes que resueltos en una asombrosa infinidad de detalles se erigen como metáforas de la vida contemporánea. Utilizando técnicas de manipulación digital, no con el propósito de crear una ficción sino de ensalzar aquello que existe en nuestro entorno, sus imágenes se presentan como un puente entre la fotografía tradicional y la fotografía tecnológica. Su obra nos recuerda, tanto en lo temático como en lo formal, que el mundo ya no es el mismo y que en su naturaleza está seguir cambiando.
“Como artistas, es nuestra labor liberar a las imágenes de los estándares estéticos existentes, conocidos o adquiridos”, recuerda el fotógrafo alemán a su colega Jeff Wall, en una conversación recogida en el monográfico Andreas Gursky. El libro sirve como catálogo a la retrospectiva que bajo el mismo titulo se exhibe en la renovada Hayward Gallery de Londres. La muestra agrupa sesenta de las fotografías más representativas de la trayectoria de más de cuatro décadas de este cotizado artista que bate récords en las subastas  (en 2007, 99 Cent II Dyptich se convirtió en la fotografía más cara de la historia cuando alcanzó los 2,3 millones de euros por su venta en Sotheby´s, récord superado por los 3,7 millones de euros que alcanzó la venta de Rhein II en 2011).
Utah (2017)ver fotogalería
Utah (2017) ANDREAS GURSKY/DACS, 2017.CORTESÍA: SPRÜTH MAGERS
La percepción que el público tenía de la fotografía, como una imagen adecuada para ser impresa en papel y reproducida en grandes ediciones, cambió a aquella imagen de gran formato con una edición muy limitada y que realmente solo puede ser admirada en las paredes de una galería, gracias a obras como las del Gursky. Este cambio concedió a la fotografía un valor como objeto comparable al de la pintura. Los tamaños de su obra a veces sobrepasan los cinco metros e impactan al espectador con su monumentalidad, quien nuevamente se ve sorprendido por la infinidad de detalles de los que disfruta al acercarse a la obra. Pero nada es lo que parece; mediante una cuidadosa combinación digital que enlaza muchas imágenes similares el artista consigue una riqueza de detalles imposible de alcanzar desde una perspectiva única. Crea “un tipo de imágenes que desafían nuestras expectativas sobre cómo debe ser un fotografía, y ha demostrado convincentemente que existe más de un acercamiento válido o uso 'auténtico' del medio”, escribe Ralph Rugoff, director de la Hayward Gallery, en el prólogo del libro.
Gursky nos sumerge en “un mundo sin jerarquía, en donde todos los elementos pictóricos tienen la misma importancia”, tal y como apunta él mismo en una reciente entrevista a la que se hace referencia en el libro. Así, consigue situar en nuestro campo de visión temas cuya complejidad y magnitud no podríamos abarcar de otra forma. Calificado como un astuto cronista del capitalismo global ha viajado por todo el mundo documentando aquellos lugares que definen nuestra era: los deshumanizados bloques de viviendas en Paris Montparnasse, (1993), la uniformación estética de las modelos en la pasarela en V&R, (2011), el frenético pulso de los parqués bursátiles en Tokyo, Stock Exchange, (1990), los atosigantes pasillos de los supermercados en 99 Cent, (1999), las desconcertantes naves de distribución de libros en Amazon, en Amazon, 2016 yel desolador mar de plástico que dibuja el paisaje almeriense en El Ejido (2017),entre otros. Sin embargo, la desapasionada y distanciada mirada del autor permite que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones.
Amazon, 2016ver fotogalería
Amazon, 2016 ANDREAS GURSKY/DACS, 2017.CORTESÍA: SPRÜTH MAGERS
Realismo, precisión y objetividad eran tres de los preceptos acuñados por Bernd Becher, quien fue maestro de Gursky en la Kunstakademie, Academia de Bellas Artes de Düsseldorf (donde en la actualidad imparte clases). Allí conoció a Candida Höffer, Axel Hütte,Thomas Struth y Thomas Ruff; juntos forman la denominada escuela de Düsseldorf y son conocidos en el mercado del arte como la 'clase Becher', alcanzando altos niveles de cotización. Pero entre las influencias fotográficas del artista alemán no podemos olvidar la de su padre; fotógrafo comercial de éxito que instaló el estudio en su domicilio. “Su forma de iluminar, lo aprendió de mí”, diría su progenitor.
La exposición comienza con las obras de los años ochenta e incluye Klausen Pass (1984), donde el artista fotografió el rocoso paisaje desde un punto de vista bastante alejado (algo que es habitual en su obra). Gursky dice no haberse percatado de la presencia de las figuras dispersas al pie de la montaña hasta que amplió el negativo (hecho bastante improbable incluso para un aficionado de la fotografía).  Pero su descubrimiento le abrió camino para comenzar a indagar sobre la relación del individuo con el espacio que habita. “Nunca me intereso por el individuo”, reconocía el artista en una reciente entrevista con The Finantial Times, " sino en la especie humana y en su entorno. Mis imágenes tratan de la forma en la que nos desplazamos en el espacio. El universo es enorme y estamos muy limitados en nuestra percepción”.
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Pyongyang VII 2007/2017 ANDREAS GURSKY/DACS, 2017.CORTESÍA: SPRÜTH MAGERS
Sus obras en ocasiones alcanzan unas calidades abstractas, con la intención de establecer ambiguamente una conexión con las también monumentales obras del expresionismo abstracto. De ahí, que son frecuentes las comparaciones con la obra del pintor Barnett Newman. Tal es el caso de Rhein II, la pintoresca visión del Rin donde el fotógrafo no solo tuvo que esperar a que la luz, la dirección del viento y el nivel del agua fuesen los adecuados sino que eliminó varias de las construcciones que originalmente aparecían en la imagen para realzar su poder visual. Sin embargo, a Gursky le gusta subrayar por encima de todo su condición de fotógrafo. “Mis fotografías no son abstractas”, declaraba con motivo de una de sus exposiciones en la Gagosian Gallery. “En último caso son siempre identificables. La fotografía no se puede desvincular de su sujeto”.
Andreas Gursky, Hayward Gallery. Londres. Hasta el 22 de abril.

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