Tres mujeres en la encrucijada
Una profesora universitaria, una prostituta y una joven fotógrafa desvelan sus secretos y sus respectivos mundos en las páginas de 'Mujeres en la oscuridad', de Ginés Sánchez
Un canal de Ámsterdam. GETTY
Mujeres en la oscuridad, de Ginés Sánchez, parece responder a la idea de que todas las historias han sido ya contadas y al novelista que pretenda ser original, o siquiera singular, sólo le caben forjar personajes complejos que rehuyan lo previsible y contar la intriga y sus peripecias mediante un lenguaje muy trabajado. Lo cual se percibe nada más empezar a leer esta novela, cuya estructura rompe desde el principio la linealidad y se organiza a partir del rescate del pasado de las tres protagonistas y los distintos sucesos que explican la crítica situación en que se encuentran. La historia arranca, pues, a punto de iniciarse su desenlace, cuyo relato se dosifica convenientemente, dilatando la resolución, pues no es tanto la intriga lo que importa, una historia de corrupción entre distintos representantes del poder, con crimen incluido, historia que queda deliberadamente desdibujada. Otra muestra del desplazamiento del foco de interés por parte del autor lo constituye el hecho de que cada capítulo anticipa en su largo título un resumen de lo que se va a contar. Lo que importa son los múltiples incidentes que la fueron tramando y propiciaron que tres mujeres, de perfil muy contrastado y cuyas vidas antes apenas se habían rozado, lleguen a coincidir en semejante situación y además acaben reconociéndose y aliándose.
La microscopia con la que Ginés Sánchez muestra y disecciona las vidas de estas tres mujeres y sobre todo su mundo interior es uno de los logros de su novela, protagonizada por Julia, una profesora universitaria ya algo mayor y adicta al sexo; Miranda, una prostituta de extracción humilde y procedencia rural, y Tiff, una joven de 20 años, lesbiana y amante de la fotografía. Ellas y sus respectivos mundos van abriéndose en estas páginas enracimados a los de quienes las rodean hasta conformar un vasto retablo resuelto al modo de una polifonía existencial, pues la narración es ante todo una plural cascada de voces que se alternan y en ocasiones se simultanean, donde priman los soliloquios y monólogos, algunos fronterizos con la ensoñación, el desdoblamiento traducido en pugilismo verbal —con la imagen reflejada en el espejo, con un Genio inspirador, con un Fantasma—, que se añaden a los numerosos diálogos que brotan en el sucederse de los días, y que llegan a través de las llamadas telefónicas o en las escenas donde se reconstruyen tramos del pasado. Y en medio de ese cotidiano trajinar afloran, a ratos, reflexiones o ideas formuladas con la brevedad de una sentencia clásica: “La vida no es más que una cuestión de intersección de conjuntos”; “Los sueños, le decía al muchacho esposado, son entrecruzamientos de la línea del tiempo”.
La densidad textual de Mujeres en la oscuridad es más que notable. Por momentos rozando el barroquismo, si bien mantenido dentro de los límites de la oralidad. Novela repleta de aconteceres cotidianos y revelaciones oníricas y fantasías de todo tipo, su lectura es de una exigencia poco común en nuestro panorama narrativo.
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Autor: Ginés Sánchez.
Editorial: Tusquets (2018).
Formato: tapa blanda y versión Kindle (592 páginas).
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